La Republica (Lima)
Martes, 8 de julio del 2003

"Marcelo" no pudo usar sus armas porque lo sorprendieron en el baño

 Por Jorge Choy, enviado especial, y Manuel Tovar, corresponsal.-

 Huancayo, 08. Un fusil de guerra AKM, una pistola ametralladora Uzi y
 abundante munición escondía en su domicilio el líder terrorista Florentino
 Cerrón Cardozo, camarada "Marcelo", quien aparentaba ser un apacible
 vendedor de flores ornamentales que hablaba poco y sonreía menos.
 La policía asestó el golpe justo cuando el prontuariado senderista estaba en los
 servicios higiénicos, por lo que no pudo alcanzar el armamento para intentar una
 respuesta a los efectivos.
 También guardaba en cajas de cartón documentos partidarios de Sendero
 Luminoso, manuscritos con instrucciones que debía comunicar a sus
 cómplices, panfletos terroristas y libros de Carlos Marx, Vladimir Lenin y Mao
 Zedong.
 La detención hace veinte días en Satipo del camarada "Jairo" habría
 permitido la obtención de los indicios sobre la ubicación de "Marcelo",
 fundador y miembro histórico del Comité Central de Sendero Luminoso,
 quien tuvo a su cargo la conducción del Comité Regional Centro (CRC).
 La operación fue ejecutada por un equipo especial de inteligencia de la
 Jefatura contra el Terrorismo (Jecote-Huancayo), al mando del comandante
 PNP Juvenal Villar Quispe, acompañado del capitán PNP de apellido
 Salazar, un teniente integrante de la Dircote de Lima y cuatro subalternos
 más.
 Provistos de chalecos antibalas y una escalera, los efectivos rodearon la
 vivienda de "Marcelo" al promediar las 8 y 45 de la mañana, pero al ingresar
 un terrorista conocido como "Chino" salió por la parte posterior y alcanzó
 los techos por donde logró fugarse, a pesar de la lluvia de balas.

 MILITANTE INFANTIL

 Los policías que participaron de la "Operación Wanka" dijeron que cuando
 ingresaron a la vivienda de "Marcelo", en la Urbanización Carlos Salas del
 distrito huancaíno de El Tambo, su hija levantó el puño y gritó ante los
 sorprendidos efectivos: "¡Viva el Partido Comunista que salvará al Perú!".
 "Marcelo" aparentaba ser un honorable padre de familia, hogareño y
 trabajador ante sus vecinos. Sus ingresos y salidas, desde que apareció en el
 referido barrio, no generaban ninguna sospecha, pues siempre lo hacía de la
 mano de su única hija, de siete años.
 Siempre se limitaba a responder los saludos, a diferencia de su conviviente,
 Lidia Barrueto Gallardo (35), quien evitaba participar en las reuniones
 vecinales y sólo daba muestras de vida cuando cada viernes sacaban los
 maceteros con las plantas y flores ornamentales que negociaban en la Feria
 Huancavelicana de Huancayo.
 Ambos ocupaban el primer piso del predio de sólo dos plantas, en cuyo
 jardín interior saltan a la vista los palmares y flores que adornan la primera
 cuadra del Pasaje Los Quinuales, asentado a la altura de la sexta calle de la
 avenida Los Andes.
 "Nunca hablaba con nadie, pero demostraba ser una persona decente y
 hogareña", refirió una vecina que prefirió mantener su identidad en reserva
 por temor a alguna represalia.

 MUJER CLAVE

 Florentino Cerrón, a quien la policía antiterrorista le atribuye haber cometido
 122 asesinatos, se caracterizaba por usar siempre una gorra tipo jockey,
 seguramente para que la visera le ocultara parte del rostro.
 No contaba con vehículo particular. Siempre se movilizaba en taxi. Su
 misteriosa estadía en Huancayo se registra a inicios de mayo último, aunque
 en enero el inmueble lo alquiló la senderista conocida como "Olga" o "Rosa".

 La mujer es madre de la niña de un año que fue encontrada por la policía en
 el momento de la intervención a "Marcelo".
 Durante la incautación de las pertenencias de Florentino Cerrón, también se
 encontraron boletas de consumo que revelan que el camarada Marcelo solía
 viajar a la selva por la ruta de la provincia de Concepción, a altas horas de
 la noche, y que confirmaría que coordinaba con el camarada "Artemio", jefe
 del Comité Regional del Huallaga, con quien dirigía el Comité Central
 Transitorio (CCT), para buscar una "negociación política" con el gobierno.                           .

                  "No toquen a mi familia"

   El amanecer del sábado último, el cántico de los pájaros "Pichuza" fue
   alterado por los movimientos estratégicos de los efectivos policiales
   que ejecutaban la "Operación Wanka" para capturar a Florentino
   Cerrón Cardozo. Ubicaron la vivienda después de veinte días de
   seguimiento, lo que incluso les permitió verificar la hora en que
   ingresaba al baño, para sorprenderlo en ese momento. Las aves
   huyeron espantadas ante los disparos disuasivos al aire que efectuaron
   los interventores.
   En toda la confusión que se generó, un sujeto identificado por el
   apelativo de "El Chino", logró escalar las paredes posteriores y
   escapar en medio de una lluvia de balas. Los agentes se sintieron
   impotentes de no poder arrestar al lugarteniente del subversivo, pero a
   su vez satisfechos de haber dado caza a "Marcelo".
   "Esta bien, asumo toda mi responsabilidad, pero dejen a mi familia",
   fueron las primeras palabras que dijo con el rostro pegado al piso,
   cuando le colocaban los grilletes en las muñecas.
   Una vez que se controló la situación, el comandante PNP Juvenal
   Villar Quispe se comunicó rápidamente con el jefe de la Dircote,
   general PNP Marco Miyashiro Arashiro, a quien sólo le dijo: "Ya
   tenemos al pez gordo", expresión que originó hurras entre los agentes
   interventores.