"Marcelo" no pudo usar sus armas porque lo sorprendieron en el baño
Por Jorge Choy, enviado especial, y Manuel Tovar, corresponsal.-
Huancayo, 08. Un fusil de guerra AKM, una pistola ametralladora
Uzi y
abundante munición escondía en su domicilio el
líder terrorista Florentino
Cerrón Cardozo, camarada "Marcelo", quien aparentaba ser
un apacible
vendedor de flores ornamentales que hablaba poco y sonreía
menos.
La policía asestó el golpe justo cuando el prontuariado
senderista estaba en los
servicios higiénicos, por lo que no pudo alcanzar el armamento
para intentar una
respuesta a los efectivos.
También guardaba en cajas de cartón documentos
partidarios de Sendero
Luminoso, manuscritos con instrucciones que debía comunicar
a sus
cómplices, panfletos terroristas y libros de Carlos Marx,
Vladimir Lenin y Mao
Zedong.
La detención hace veinte días en Satipo del camarada
"Jairo" habría
permitido la obtención de los indicios sobre la ubicación
de "Marcelo",
fundador y miembro histórico del Comité Central
de Sendero Luminoso,
quien tuvo a su cargo la conducción del Comité
Regional Centro (CRC).
La operación fue ejecutada por un equipo especial de inteligencia
de la
Jefatura contra el Terrorismo (Jecote-Huancayo), al mando del
comandante
PNP Juvenal Villar Quispe, acompañado del capitán
PNP de apellido
Salazar, un teniente integrante de la Dircote de Lima y cuatro
subalternos
más.
Provistos de chalecos antibalas y una escalera, los efectivos
rodearon la
vivienda de "Marcelo" al promediar las 8 y 45 de la mañana,
pero al ingresar
un terrorista conocido como "Chino" salió por la parte
posterior y alcanzó
los techos por donde logró fugarse, a pesar de la lluvia
de balas.
MILITANTE INFANTIL
Los policías que participaron de la "Operación Wanka"
dijeron que cuando
ingresaron a la vivienda de "Marcelo", en la Urbanización
Carlos Salas del
distrito huancaíno de El Tambo, su hija levantó
el puño y gritó ante los
sorprendidos efectivos: "¡Viva el Partido Comunista que
salvará al Perú!".
"Marcelo" aparentaba ser un honorable padre de familia, hogareño
y
trabajador ante sus vecinos. Sus ingresos y salidas, desde que
apareció en el
referido barrio, no generaban ninguna sospecha, pues siempre
lo hacía de la
mano de su única hija, de siete años.
Siempre se limitaba a responder los saludos, a diferencia de
su conviviente,
Lidia Barrueto Gallardo (35), quien evitaba participar en las
reuniones
vecinales y sólo daba muestras de vida cuando cada viernes
sacaban los
maceteros con las plantas y flores ornamentales que negociaban
en la Feria
Huancavelicana de Huancayo.
Ambos ocupaban el primer piso del predio de sólo dos plantas,
en cuyo
jardín interior saltan a la vista los palmares y flores
que adornan la primera
cuadra del Pasaje Los Quinuales, asentado a la altura de la sexta
calle de la
avenida Los Andes.
"Nunca hablaba con nadie, pero demostraba ser una persona decente
y
hogareña", refirió una vecina que prefirió
mantener su identidad en reserva
por temor a alguna represalia.
MUJER CLAVE
Florentino Cerrón, a quien la policía antiterrorista
le atribuye haber cometido
122 asesinatos, se caracterizaba por usar siempre una gorra tipo
jockey,
seguramente para que la visera le ocultara parte del rostro.
No contaba con vehículo particular. Siempre se movilizaba
en taxi. Su
misteriosa estadía en Huancayo se registra a inicios de
mayo último, aunque
en enero el inmueble lo alquiló la senderista conocida
como "Olga" o "Rosa".
La mujer es madre de la niña de un año que fue encontrada
por la policía en
el momento de la intervención a "Marcelo".
Durante la incautación de las pertenencias de Florentino
Cerrón, también se
encontraron boletas de consumo que revelan que el camarada Marcelo
solía
viajar a la selva por la ruta de la provincia de Concepción,
a altas horas de
la noche, y que confirmaría que coordinaba con el camarada
"Artemio", jefe
del Comité Regional del Huallaga, con quien dirigía
el Comité Central
Transitorio (CCT), para buscar una "negociación política"
con el gobierno.
.
"No toquen a mi familia"
El amanecer del sábado último, el cántico
de los pájaros "Pichuza" fue
alterado por los movimientos estratégicos de los
efectivos policiales
que ejecutaban la "Operación Wanka" para capturar
a Florentino
Cerrón Cardozo. Ubicaron la vivienda después
de veinte días de
seguimiento, lo que incluso les permitió verificar
la hora en que
ingresaba al baño, para sorprenderlo en ese momento.
Las aves
huyeron espantadas ante los disparos disuasivos al aire
que efectuaron
los interventores.
En toda la confusión que se generó, un sujeto
identificado por el
apelativo de "El Chino", logró escalar las paredes
posteriores y
escapar en medio de una lluvia de balas. Los agentes se
sintieron
impotentes de no poder arrestar al lugarteniente del subversivo,
pero a
su vez satisfechos de haber dado caza a "Marcelo".
"Esta bien, asumo toda mi responsabilidad, pero dejen
a mi familia",
fueron las primeras palabras que dijo con el rostro pegado
al piso,
cuando le colocaban los grilletes en las muñecas.
Una vez que se controló la situación, el
comandante PNP Juvenal
Villar Quispe se comunicó rápidamente con
el jefe de la Dircote,
general PNP Marco Miyashiro Arashiro, a quien sólo
le dijo: "Ya
tenemos al pez gordo", expresión que originó
hurras entre los agentes
interventores.