Cardenal desata un escándalo en Perú
Agence France Presse
LIMA
Un escándalo político-eclesiástico estalló en Perú luego que el cardenal Juan Luis Cipriani denunció ayer que un allegado al gobierno del presidente Alejandro Toledo hizo llegar hace poco tres cartas a El Vaticano para indisponerlo con la cúpula de la Iglesia Católica.
Cipriani dijo a la prensa que dos semanas después de ser informado sobre ese hecho, el mandatario --en presencia del primer ministro, Roberto Dañino--, le "extendió disculpas con hidalguía y franqueza''.
"Entendí que fue una reacción cordial del gobierno y espero que su entorno reaccione del mismo modo'', declaró el cardenal a la prensa, pero evitó identificar a quien habría remitido los documentos a El Vaticano, ``con firmas y contenido falsificados'', según precisó.
Las cartas llegaron a la Santa Sede cuando él se hallaba participando del sínodo de obispos, dijo Cipriani.
El primado de la Iglesia Católica, calificado de ``profujimorista'' por los opositores al antiguo régimen del destituido presidente Alberto Fujimori, dijo en la homilía que sería bueno "que los lobos se quiten la piel de oveja'', y señaló que una televisora iba a emitir un informe involucrándolo en hechos falsos.
Cipriani, quien fue nombrado cardenal en enero pasado, dijo también que hablará con los representantes de la comunidad judía en Perú luego de la emisión en la noche del domingo de un informe en Frecuencia Latina TV, de propiedad del empresario peruano-israelí Baruch Ivcher.
El programa Periodistas de Canal 2 (Frecuencia Latina) hizo público el contenido epistolar entre Cipriani y su predecesor, el fallecido obispo Augusto Vargas Alzamora, respecto a la situación de la comunidad benefactora Hogar de Cristo, que, según se afirma, Cipriani quiso liquidar.
``Ahora se demuestra que quieres destruir la obra y te vales de tu influjo político. Que Dios te perdone, pero ya no puedo creerte de palabra'', le decía Vargas Alzamora en una de las misivas a Cipriani, sobre quien el programa recoge opiniones del sacerdote jesuita Juan Julio Wicht.
© 2001 El Nuevo Herald