El Nuevo Herald
13 de mayo de 2001

Aumenta la tensión entre La Habana y Panamá

Retiran a embajador panameño en La Habana por presunta enfermedad

JAMES APARICIO /  AFP
PANAMA

La tensión en las relaciones entre Panamá y Cuba comenzó a aumentar en las
últimas tres semanas tras la decisión panameña de no extraditar al anticastrista
Luis Posada Carriles, sumada a una investigación sobre presuntos vínculos entre
un diplomático cubano y grupos opositores, y al retiro del embajador panameño
en La Habana por una repentina enfermedad.

Las diferencias entre los dos países se hicieron públicas tras el anuncio del
Gobierno de la presidenta Mireya Moscoso de no extraditar a Posada Carriles y
a los cubanos Gaspar Jiménez, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampol,
acusados por La Habana de preparar un atentado para asesinar al gobernante
Fidel Castro.

El presunto atentado iba a realizarse durante la X Cumbre Iberoamericana,
realizada en noviembre pasado en Panamá, donde los cubanos fueron detenidos
por las autoridades panameñas que los acusaron de posesión ilegal de
explosivos y asociación ilícita para delinquir.

Los cuatro cubanos y el pa-
nameño José Hurtado se encuentran detenidos en instalaciones de máxima
seguridad en la sede de la Policía Nacional, al suroeste de la capital.

No obstante, el pasado 17 de abril, el Gobierno panameño rechazó una solicitud
de extradición presentada por La Habana y argumentó la aplicación del principio
de reciprocidad internacional.

Tras conocer la decisión panameña, Cuba emitió un comunicado en el que
calificó de ``injusto'' el rechazo de la extradición y acusó al gobierno de Moscoso
de haberse esforzado ``por hacerle un regalo al gobierno del presidente George
Bush que obviamente fuese de su agrado''.

El ministro de Relaciones Exteriores, José Alemán, dijo a la AFP que las
expresiones del gobierno cubano son ``lamentables'', negó la existencia de
presiones norteamericanas y declaró como ``cerrado'' el caso Posada Carriles,
quien será juzgado en Panamá.

El estallido, la semana pasada, de violentas protestas callejeras en la capital
contra el alza de las tarifas de transporte urbano añadió un nuevo ingrediente en
la relaciones entre Panamá y La Habana, cuando el ministro de Gobierno y
Justicia, Winston Spadafora, dijo que una ``embajada extranjera'' organizaba y
patrocinaba los disturbios, lo que fue interpretado por la prensa local como una
clara alusión a Cuba.

Por su parte, el director del Servicio de Protección Institucional (SPI) de la
presidencia panameña, Alejandro Garuz, dijo el pasado viernes que los
organismos de seguridad investigaban presuntas reuniones realizadas entre el
diplomático cubano Félix Luna ``con grupos'' vinculados al Movimiento Nacional
por la Defensa de la Soberanía (MONADESO), responsable de las protestas.

Como un tercer ingrediente de tensión, Panamá retiró ayer a su embajador en La
Habana, Marcos Alarcón, bajo el argumento de que presenta una grave
``afección pulmonar''.

``Todo parece indicar que el regreso de Alarcón obedece más a las críticas que
ha hecho el gobierno cubano por la no extradición de Posada Carriles que a la
razón de la enfermedad que aduce el gobierno, ya que en diplomacia se utilizan
muchos recursos para reducir al mínimo la relaciones entre los dos países y
entre ellos está el recurso de la enfermedad'', declaró el ex asesor legal del
ministerio de Relaciones Exteriores Julio Berrios.

Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores, Harmodio Arias, descartó
el cierre de la delegación diplomática en La Habana.