La calma marca los comicios nicaragüenses
G. GUILLEN / El Nuevo Herald
MANAGUA
Durante un día soleado los nicaragüenses concurrieron
masiva y pacíficamente ayer a las urnas con el propósito
de elegir al presidente
de la república que gobernará el país entre
2002 y 2007, en reemplazo del liberal de derecha Arnoldo Alemán.
A lo largo de 12 horas estuvieron abiertos 9,502 puestos de votación
en todo el país y se esperaba que los resultados oficiales
comenzaran a divulgarse en la madrugada de hoy, aunque organismos
neutrales como la Organización de Estados Americanos (OEA),
y la ONG internacional Etica y Transparencia (E y T), a las 8
p.m. de ayer ya conocían el nombre del ganador con base en sendos
conteos rápidos que practicaron en más de 30% de
las mesas de votación.
La información recaudada por los dos organismos fue entregada
en sobres cerrados a los seis magistrados que presiden el Consejo
Superior Electoral, CSE. Ambas muestras tienen un margen de error
de apenas 2.02%.
Conforme a las encuestas privadas preelectorales los nicaragüenses
acudieron a las urnas para tratar de dirimir un empate técnico,
con
una diferencia de 0.2%, entre el candidato del gobernante Partido
Liberal Constitucionalista, PLC, Enrique Bolaños, de 73 años
de
edad, y Daniel Ortega (55), del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN). Sin embargo, fuentes cercanas a los organismos
observadores dijeron que entre el ganador y el perdedor no habría
una diferencia superior a 5%.
Bolaños pronosticó que ganará las elecciones con ocho puntos de ventaja sobre Ortega.
Pero Ortega, candidato por tercera vez, también dijo que
``todos los indicios apuntan a favor de un triunfo'' de su partido. ``La
bola de 96 millas del ponche a Ortega ya va
llegando cerca del guante del catcher'', dijo Bolaños
utilizando los términos beisboleros que usó durante la campaña
electoral.
Ortega reiteró que si sucede una derrota del sandinismo, ``aceptaremos el resultado de los comicios y no vamos a recurrir a la violencia''.
Al cierre de esta edición los candidatos se preparaban
para conocer los resultados, y el gobierno mantenía la advertencia
de que implantaría el estado de emergencia en
caso de que la divulgación oficial de resultados provocara
hechos de violencia sobre los que han advertido las autoridades.
Sin embargo, hasta el cierre de las urnas la calma nacional había
sido absoluta, de acuerdo con Gabriel Solórzano, director de E y
T, quien en rueda de prensa destacó
el civismo y la alta participación ciudadana en las elecciones
(se calcula que el abstencionismo no superará el 20%) y un bajo
porcentaje de demoras en la apertura de
mesas de votación, atribuido a problemas técnicos.
Antes de abrirse las mesas ya se habían formado enormes filas de electores, y se creía que al mediodía ya había votado la mayor parte del electorado.
Los comicios fueron vigiladas por 12,500 observadores nacionales e internacionales autorizados por el Consejo Supremo Electoral.
La principal fuerza de observación internacional la trajo
la OEA, cuyo secretario general, César Gaviria, declaró que
tenía ``gran confianza'' en el sistema electoral. Los
resultados de los conteos rápidos de la OEA y E y T, que
le fueron entregados a las autoridades electorales serán una garantía
de que los resultados oficiales no
puedan ser adulterados, debido a la precisión garantizada
de aquellos.
Solórzano, de E y T, explicó que ``el conteo rápido
se basa en los votos contados en las mesas de sufragio, en presencia de
observadores de E y T, que los registra y
transmite antes del llenado y suscripción del acta oficial.
Se trata de los votos reales y no de la respuesta a una encuesta.
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