ARY NEIL PANTOJA
--De la redacción de La Prensa
Managua -- Tres años sin empleo y
con cinco hijos que mantener, a doña
Gloria María Hernández no
le queda otro camino que dedicar trece horas
diarias a buscar el sustento de ella y
el de su familia, hurgando en los
desperdicios del basurero de Managua conocido
como ``La Chureca'',
ubicado en el Barrio Acahualinca.
Papel, metales como bronce, cobre y hierro,
así como botellas de vidrio son
entre otros, los artículos que recoge
doña Gloria junto a sus cinco hijos. El
saco de papel se lo pagan a 25 córdobas
(10.8 córdobas hacen un dólar) y
cuando consigue un buen precio le dan un
córdoba por cada cuatro
botellas, lo que no es gran cosa, expresa.
Cuando le va bien, dice, puede ganar hasta
150 córdobas semanales,
equivalentes a 600 córdobas mensuales.
Si tomamos en cuenta que doña Gloria
llega a ``La Chureca'' a las cinco de
la mañana y regresa a su casa a
las seis de la tarde, es una jornada de
trece horas, sin seguro de ningún
tipo, además que cuenta con la ayuda de
sus pequeños, es un salario ínfimo
que sólo alcanza para subsistir.
Ninguno de los menores estudia. Wilber,
de 18 años, es el que más trabaja
junto a sus dos hermanos, Verónica,
de 14 y José Luis, de trece años.
Mientras que Elizabeth, de diez y Ada Luz,
de tan sólo seis años, se
quedan junto a su madre ayudándole
en labores menores y a cocinar para
el almuerzo.
Como único refugio contra el inclemente
sol y los torrenciales aguaceros,
tienen un carretón de madera con
un plástico que sirve de techo mientras
dura la jornada.
Doña Gloria nos cuenta que existe
una pandilla de hombres que amedrenta
y hostiga a las mujeres que llegan a trabajar
al lugar. En una ocasión, dice,
intentaron pegarle a ella y a sus hijos;
el motivo de las agresiones es por la
obtención de los ``mejores productos''.
``Una vez llegaron hasta mi casa a apedreármela
y agredirme; además
estos hombres se dedican a fumar marihuana
y lo peor de todo es que la
Policía tiene meses de no venir
por estos lados'', se lamenta la señora.
Esta nueva modalidad de lucha por territorio
y por los desechos se viene
practicando hace unos dos meses, y las
mayores perjudicadas son las
mujeres por ser más débiles,
quienes no entienden el porqué de esta forma
de actuar de los hombres. Las pandillas
y las drogas son dos elementos de
peligro que se agregan a este trabajo,
aparte de la alta probabilidad de
contraer una enfermedad y se desate una
epidemia.
Mientras los niños comen, las moscas
y zancudos rondan sobre ellos. Los
zopilotes vuelan en círculos prestos
a disputar con los habitantes de esta
"ciudadela" cualquier tipo de alimento
para sobrevivir. Las cercanías de la
costa del Lago Xolotlán, totalmente
contaminado, aumenta las posibilidades
de enfermedades.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald