Cuba seguirá luchando, no se rendirá, no apagará nunca su voz
Discurso de Juan Antonio Fernández, jefe de la delegación cubana a la sesión de la CDH
Señor Presidente:
Estamos ante un nuevo episodio de la farsa que el Gobierno de Estados Unidos viene imponiendo a esta Comisión por más de una década. Embriagados por el poder hegemónico que hoy ejerce el grupo fascista que ha usurpado el poder fraudulentamente en ese país, ya no reparan en formas ni medidas para conseguir sus propósitos. Eso explica la manera chapucera e irrespetuosa con que actúan para doblegar y rendir voluntades.
¿Quién de los aquí presentes se ha tomado en serio el libelo que se nos ha presentado a nombre del Gobierno norteamericano? En realidad, nos indigna el vergonzoso papel del Gobierno de Honduras. Sentimos lástima por su ridículo. Se nos aprieta el corazón de tanta ira y coraje frente al imperio que siempre ha despreciado a los pueblos de Morazán, de Martí y de Bolívar.
Señor Presidente:
El Gobierno de Estados Unidos, luego de su fracasado intento de condenar a Cuba el pasado año, se dio a la tarea de recorrer la geografía latinoamericana, junto a sus lacayos de la República Checa, para chantajear, presionar y sumar complicidades. En esos trajines anduvo por allí recientemente un verdadero delincuente, que ostenta el título de "Enviado Especial" de la Casa Blanca para América Latina, el señor Otto Reich. Claro que ya la tarea no le resultaba tan fácil. Son otros los aires que hoy corren en la América Latina. A estos esfuerzos se sumaron en otras latitudes el Reino Unido y algún que otro miembro de la Unión Europea.
La historia verdadera de la génesis y presentación del proyecto L.13 la conocemos muy bien. El papel se gestó y se redactó en Washington, y con la ayuda del señor Aznar, se comprometió al Presidente hondureño Ricardo Maduro con su presentación. Correspondió al señor Aznar, quien antes había reclutado a jóvenes centroamericanos para ser usados como carne de cañón para la guerra en Iraq, llevar el recado en ocasión de la Cumbre de Presidentes Centroamericanos en Madrid el pasado 5 de marzo. Luego entró en escena el Secretario de Estado, quien introdujo una tentadora promesa: se consideraría la posibilidad de incluir a Honduras en la llamada iniciativa "Desafío del Milenio", a través de la cual Estados Unidos distribuiría 3 500 millones de dólares entre un grupo de más de 60 países. Para entonces, ya se había consumado la traición. De eso es de lo que estamos hablando: dinero contra principios, soborno contra dignidad.
El resto es de sobra conocido. Fue en el Departamento de Estado, el 24 de marzo, donde se dio a conocer la noticia y se entregó a un grupo de Embajadores el proyecto de resolución contra Cuba en inglés, con una versión en español para cubrir las apariencias. Ese y no otro es el texto que se presenta como una iniciativa de Honduras; el mismo que estuvo circulando en esta sala sin paternidad aparente hasta que fue registrado el 2 de abril.
No hay razón ni moral alguna que pueda esgrimir el Gobierno de Honduras para justificar una supuesta preocupación por los derechos humanos en Cuba. Actúan por encargo del Gobierno de Estados Unidos y eso bien lo saben todas las delegaciones aquí presentes.
Cuba no culpa al pueblo noble y generoso de Honduras, el de los irreductibles indígenas, el de piel negra y mestiza, el de los expoliados campesinos en las plantaciones bananeras, el de los trabajadores de las maquilas, el de los recios luchadores contra la globalización neoliberal. Es ese pueblo que ha alzado su voz y erguido la frente para rechazar el entreguismo y la traición. Y es con ese pueblo al que nos unen entrañables lazos de amistad y de cariño, con el que seguiremos adelante, luchando juntos para vencer la pobreza y el subdesarrollo, para alcanzar una vida digna donde se hagan realidad los anhelos de un mundo mejor para todos.
Allí seguirán nuestros médicos y colaboradores de la Salud, quienes con su pasión y sacrificio sin límites salvan vidas y curan el dolor en los más apartados rincones y parajes del país. En Cuba, seguirán junto a nosotros también, compartiendo nuestros éxitos y dificultades, los centenares de alumnos hondureños que hoy estudian becados en la Escuela Latinoamericana de Medicina y otras universidades cubanas.
Señor Presidente:
Nuestro heroico pueblo libra hoy una dura batalla por su derecho a la libre determinación y la independencia, bajo la amenaza permanente de una poderosa superpotencia, cuyos actuales gobernantes, una camarilla fascista que ha proclamado para sí el derecho de intervenir y hacer la "guerra preventiva" en 60 países o más, y de recurrir al asesinato de líderes extranjeros, no cejan en sus intentos de derrotar a la Revolución Cubana.
Esa y no otra ha sido la enfermiza obsesión de sucesivas administraciones estadounidenses y de los grupos extremistas y terroristas de origen cubano de Miami. El imperialismo norteamericano ha considerado legítimas todas las armas contra la Revolución Cubana: un bloqueo genocida y criminal que dura 45 años, invasiones mercenarias, guerra biológica y radioelectrónica, sabotajes y terrorismo, intentos de asesinato de los principales líderes cubanos y una hostilidad permanente que busca minar nuestra resistencia e impedir nuestro desarrollo.
Un elemento esencial de esa política ha sido el intento de Estados Unidos de fabricar en Cuba una quinta columna de mercenarios a su servicio. Quienes han elevado la práctica de la mentira a política de Estado no tienen tapujos en extenderles generosamente el calificativo de disidentes políticos, defensores de los derechos humanos y periodistas independientes. Mienten descaradamente y lo hacen para esconder y distraer la atención de las atrocidades que hoy cometen en todo el mundo. No renunciaremos a nuestra legítima defensa, y lo haremos recurriendo a la fuerza de la verdad y al amparo de nuestras leyes.
Todo un bien articulado plan de desestabilización y subversión contra Cuba está en marcha, al calor de las más recientes aventuras belicistas del Imperio. Proliferan las declaraciones amenazantes. La "democracia" de Bush para Cuba al amparo de la falaz doctrina de "cambio de régimen" está siendo fabricada en detalles por la llamada "Comisión de Ayuda a una Cuba Libre". La desvergüenza es absoluta. Pero, como ha sido hasta ahora, nuestro pueblo no podrá ser rendido ni engañado. Sabe, además, que cuenta con el apoyo creciente de los pueblos del mundo.
¿Por qué los que intentan condenar a Cuba no han dicho una sola palabra sobre el campo de concentración que se ha instalado en la Base Naval de Guantánamo, territorio cubano que usurpa Estados Unidos? ¿Por qué no se pronuncian sobre la situación de los cinco jóvenes cubanos luchadores contra el terrorismo y presos políticos en Estados Unidos, víctimas de un trato cruel e inhumano como han denunciado aquí sus familiares? ¿Por qué no se declaran escandalizados ante la brutalidad y violencia de que hacen gala las fuerzas de ocupación en Iraq?
Ante tanta doble moral, tanta hipocresía, miedos y complicidades, no se puede sentir más que desprecio.
Señor Presidente:
Cuba rechaza con toda firmeza el intento espurio de condenarla. Cuba sabe que defiende para sí y para todos los pueblos del mundo el derecho al respeto a su soberanía y autodeterminación. Cuba sabe que se le trata de condenar porque simboliza la resistencia, porque su voz es la de la disidencia frente al pensamiento único y la dominación, porque no claudica ante la superpotencia, porque ha luchado por ser libre. Y Cuba seguirá luchando, no se rendirá, no apagará nunca su voz en ninguna tribuna, y no renunciará jamás al sagrado deber de brindar solidaridad a los que más la necesitan.
Estaremos siempre al lado de los que no se resignan ni flaquean ante las dificultades, de los que apuestan por el valor de las ideas y los principios, de los que no renuncian al sueño posible de un mundo donde se hagan realidad todos los derechos humanos para todos.
Muchas gracias.