GINEBRA.— En el Palacio de las Naciones, el mismo escenario donde cada año Estados Unidos organiza y financia el show anticubano en la Comisión de Derechos Humanos (CDH), se presentaron este lunes, durante más de una hora, "Los disidentes" y El Camaján, ante una nutrida representación de expertos y ONG invitadas.

La trascendencia del suceso en este contexto tiene que ver conque en esos libros "queda ampliamente demostrado que los llamados grupos opositores se fabrican en el exterior y que la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana es la encargada de implementar esa política contra Cuba", afirmó Luis Báez, uno de los autores de "Los disidentes".

"Nadie en Cuba está preso por sus ideas. Están condenados por servir de agentes a una potencia extranjera...", comentó el periodista y enseguida preguntó "¿qué ocurriría en esta nación o en los propios Estados Unidos si cualquier misión diplomática se dedicara a emplear ciudadanos del país en labores de desestabilización del Gobierno legalmente constituido?"

Tras advertir que los dos textos presentados son investigaciones periodísticas que prueban con abundantes documentos el vínculo entre la Administración norteamericana, la ultraderecha de origen cubano radicada en Miami y los "disidentes", llamó la atención de los participantes sobre la inaceptable presencia de Luis Zúñiga —asalariado de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y mezclado en los atentados terroristas contra hoteles cubanos en 1997— como miembro de la delegación oficial norteamericana.

Rosa Míriam Elizalde, coautora de "Los disidentes", explicó el origen de ese libro como la necesidad de responder a la conspiración de mentiras y distorsiones con que Estados Unidos adereza sus campañas anticubanas alrededor del mundo.

Por su parte, Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo, coautores de El Camaján se preguntaron cómo era posible que ninguna prensa acreditada ante la CDH se interesara por ese texto que es un virtual streep-tease de Elizardo Sánchez, el hombre que fabricaba los informes anticubanos para la Comisión y no ha podido desmentir ni una sola de las denuncias del libro porque están basadas en documentos de su puño y letra.

Un delegado saharaui presente, comentó que la guerra contra el ejemplo cubano que durante años ha tenido lugar en la CDH, se emprende al mismo tiempo contra otros pueblos del Tercer Mundo, cuyas representaciones van tomando conciencia de la profunda politización del tema a favor solo de los más poderosos. Agradeció la presentación a sus autores y propuso colaborar en la difusión de los textos.

En horas de la tarde y con el auspicio de grupos solidarios, se hizo otra presentación en la librería latinoamericana Nueva Utopía, donde se suscitó un intenso debate en relación con las campañas anticubanas, bajo el título: "¿La disidencia cubana, una fabricación norteamericana?".

Aquí intervinieron, además, Olga Salanueva, Adriana Pérez y Magali Llort, esposas y madre, respectivamente, de tres de los Cinco Cubanos Prisioneros en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo. Durante más de dos horas, un nutrido auditorio de diversas nacionalidades dialogó con los invitados cubanos sobre ambos temas.

Asistieron a las presentaciones los embajadores ante la Comisión de Derechos Humanos, Iván Mora, y en Suiza, Ana María Rovira. (SE)