Néstor Baguer
¿Quién se cree el
cuento del periodismo independiente?
PEDRO DE LA HOZ
"¿Periodismo? ¿Independiente?
Óyeme, ni una cosa ni la otra. Ese es un cuento insostenible". No
hay la menor sombra de duda en el rostro de Néstor Baguer, un antiguo
colega a quien los lectores de Juventud Rebelde allá por los ochenta
de la pasada centuria conocen por su columna En defensa del idioma.
Néstor
Baguer narra sus experiencias
como "periodista independiente".
Y no la hay porque quien se sabe mejor
ese "cuento", es él. Agente encubierto de los Órganos de
la Seguridad del Estado desde 1960, con 81 muy lúcidos años
de edad en la actualidad, recibió al inicio de los años noventa
la misión de tomar la iniciativa en este asunto, luego de que un
connotado cabecilla contrarrevolucionario le sugiriera la posibilidad de
fomentar un flujo de informaciones tendenciosas hacia medios de prensa
norteamericanos, como la radioemisora que ofende con su nombre a José
Martí, o de la lucrativa industria anticastrista radicada en la
Florida.
"Este hombre que habla conmigo —narra
de modo prolijo Baguer— lo hace uno de esos días en que yo caía
por su casa para enterarme de cómo andaban las interioridades de
los activistas de los derechos humanos. Yo iba con el pretexto de comer
y beber las copiosas provisiones con que un diplomático europeo,
alineado con la política subversiva norteamericana, surtía
al sujeto. Apenas se regó la noticia de la fundación de la
Asociación de Periodistas Independientes de Cuba, comenzaron a aparecer
los primeros voluntarios."
¿Eran periodistas?
"Mira, ese es uno de los tantos mitos
que permean la historia de la presunta oposición interna. Periodistas,
lo que se llaman periodistas, apenas cinco, incluyéndome. Los demás
eran unos advenedizos, muchos de ellos sin la más mínima
preparación cultural. Hasta conozco el caso de uno de ellos que
hablaba, si se pudiera calificar así, con faltas de ortografía."
¿Eran independientes?
"Veamos, un análisis serio,
al que no son capaces de someterse quienes proclaman la pretendida libertad
de expresión, saben perfectamente que no hay prensa alguna en el
mundo que no tome partido, sea por ideas o por imposición de los
imperativos comerciales. Saben que si un periodista se distancia de la
línea editorial de los dueños, queda fuera del juego, tiene
que irse con sus ideas a otra parte. Pero en el caso que nos ocupa, la
dependencia es manifiesta. Dependencia, subordinación, genuflexión
ante los intereses políticos norteamericanos o de la gente fuerte
de Miami, que es lo mismo: todo eso es así. Lo dije en mi testimonio
a los juicios: la Oficina de Intereses de Estados Unidos, tanto a la mía
como a las otras agencias y grupos, nos aconsejaban temas. Y puedo decirte
más: conozco a unos cuantos que antes de enviar sus trabajos afuera,
consultaban hasta los más mínimos aspectos de la redacción."
¿Por qué había
tantas "agencias"?
"Cuando cierta gente sin escrúpulos
ve la posibilidad de hacer dinero o méritos de manera fácil,
o la posibilidad de hallar una vía para marcharse del país,
se vuelven locos. Cualquiera fundaba una agencia, se multiplicaron como
hongos."
Con tanto dinero que corría,
¿hubo corrupción?
"Claro que sí. Tanto adentro
como afuera. Se dan la mala unos a otros. Una señora que inventó
el portal Cubanet, en Miami, comenzó recibiendo las informaciones
que le enviábamos, desde un teléfono ubicado en la cocina
de su casa en la sagüesera. Al cabo de menos de dos años, se
mudó para un barrio chic, se instaló en señor apartamento
y consiguió otro para la oficina. Y se agenció un auto de
90 000 dólares."
¿Quién ponía
la plata?
"Casi siempre la cadena partía
de la National Endowment for Democracy. De ahí para abajo comenzaban
las pérdidas."
¿Relaciones con la Oficina
de Intereses de EE.UU.?
Taller
de "periodistas
independientes" en la
Oficina
de Intereses de EE.UU.,
que
los cobija.
"De toda confianza. Yo tenía un
pase permanente. Llegué a intimar con jefes de la Oficina y responsables
de Prensa y Cultura. El más agresivo de todos lo está siendo
James Cason. Ese se cree un procónsul, un emperador. Tanto él
como el actual jefe de Prensa y Cultura, Gonzalo Gallegos, cuyo corazón
no quiere ser hispano, nos desprecian."
¿Cree que estos juicios contra
sujetos que se movían en la órbita de la Oficina de Intereses
están dirigidos contra la intelectualidad y el pensamiento cubanos?
"Esta gente nada tienen que ver con
las ideas ni la cultura cubana. Ya lo dije en el juicio: son mercenarios.
Por una paga hacen cualquier cosa y dicen cualquier disparate. Un caso
lamentable es el de Raúl Rivero, que sí era periodista y
tenía mucho talento en su poesía. Pero se arruinó
moralmente, se puso a la misma baja altura de los demás. Precisamente,
entre las cosas de que me siento orgulloso es de haber aportado algo a
la preservación de la cultura de mi Patria, porque de lo que se
ha tratado con estas acciones subversivas que se han juzgado es de suplantar
nuestra cultura, culminar el viejo proyecto anexionista de absorción
de Cuba por parte de Estados Unidos."
¿Qué va a ser de la
vida de Néstor Baguer ahora que se han revelado sus largos años
de trabajo en defensa de la seguridad de nuestra nación?
"Seguiré escribiendo, ahora
libre de ataduras derivadas de mi trabajo clandestino. Ya comencé
a escribir un libro que se llamará Octavio, memorias de mi
labor en las sombras. Y ver si puedo publicar una selección de poemas
de un tío mío que fue un personaje legendario de la bohemia
cubana, Gustavo Sánchez Galarraga." |