Un sobreviviente de un crimen cometido por el régimen cubano
hace
exactamente cuatro años narra los hechos detalladamente.
Las embarcaciones del Servicio Cubano de Guardafronteras, que
habían
observado la tragedia sin impedirla, se percataron de la presencia
de un
barco griego que se dirigía a la bahía de La Habana.
Entonces, con la
intención de borrar la imagen de la masacre que se cometía,
iniciaron las
maniobras de rescate.
El remolcador 13 de Marzo, en el cual habíamos intentado
huir de Cuba
la madrugada del 13 de julio de 1994, estaba hundido. Los que
habíamos tenido la oportunidad de asirnos a una nevera
que permaneció
flotando en el agua, logramos salvar nuestras vidas. Cuando todo
terminó, habiamos sobrevivido 31 personas. Habían
muerto 41, entre
ellas 23 niños. Mi esposa Pilar y mi hijo Yasser, de 11
años, estaban
entre los muertos.
Desde mucho antes habíamos planeado la fuga. En un principio,
durante
mis vacaciones de ese año, hice contacto con un amigo
cercano. Con él
tuve la primera conversación sobre el tema. Ambos fuimos
a ver a Raul
Muñoz, ex capitán del remolcador 13 de Marzo que
en aquél momento
capitaneaba otra embarcación. Se produjo entonces otro
lazo importante
para nuestros planes. Después nos reunimos con Fidencio
Ramel Prieto,
jefe de operaciones del puerto de La Habana y secretario del
Partido
Comunista de Cuba en aquel lugar. Había confianza. Muñoz
y Ramel
Prieto tenían el mismo deseo que nosotros de huir de Cuba.
Asi, entre todos, planeamos los pormenores de la fuga. Antes del
13 de
julio hubo tres intentos de abandonar el país, pero por
diversas razones
tuvimos que suspenderlos. Finalmente, el día 13 logramos
abordar el
remolcador 13 de Marzo. Ramel Prieto tenia el barco bajo su control,
inclusive la llave del motor y el timón. Es costumbre
desactivar el timon
de estas embarcaciones cuando se encuentran en puerto. Y de sólo
poner proa rumbo al Estrecho de la Florida, aun dentro de la
bahía de
La Habana, supimos que la Direccion de Seguridad del Estado conocia
nuestros planes.
Zarpamos a unos 300 metros de la capitanía del puerto,
que está en
medio de la bahía. Bordeamos muy despacio el area de Regla,
alejándonos lo más posible de la capitanía.
Al pasar por el área de la
capitanía un remolcador, del tipo conocido como Polargo,
se nos vino
encima a unos 200 metros de la fortaleza de El Morro y nos lanzó
los
primeros chorros de agua con mangueras de alta presión.
En ese
momento supimos que las autoridades estaban al tanto de nuestros
planes.
Habia gente en el Malecon habanero, parejas de novios, y comenzaron
a
gritar al ver que el Polargo trataba de hundirnos. Las mujeres
y los niños
subieron a cubierta para que los tripulantes del otro barco se
percataran
de que iban a cometer un asesinato. No se detuvieron. En medio
de
varias maniobras, el 13 de Marzo chocó con el Polargo,
y en el incidente
logramos poner proa hacia afuera. Al salir de la bahía
a mar abierto, sin
embargo, había otras dos embarcaciones Polargo esperándonos
escondidas detrás de El Morro.
Entre los tres barcos hacen un cerco al 13 de Marzo, y dos de
ellos nos
lanzan potentes chorros de agua. Comienzan entonces a alejarnos
de la
costa. Nos embestían y golpeaban, una y otra vez tratando
de volcarnos.
La maniobra no surtió efecto porque el 13 de Marzo era
potente.
Entonces se colocó un Polargo delante de nosotros y otro
detrás, este
último era el que nos golpeaba. Asi lograron quebrar la
estructura del 13
de Marzo, el cual comenzó a hundirse por la popa. En ese
momento, el
Polargo de atrás nos ``escoreó'', es decir se montó
encima de nuestra
embarcación, la cual se hundió hasta la mitad.
Unas 30 personas
quedaron atrapadas en la bodega del 13 de Marzo. Los que logramos
salir a la superficie vimos que las tres naves Polargo giraban
a nuestro
alrededor a alta velocidad, tratando de hundirnos. Se mantuvieron
haciendo remolinos durante 40 minutos. Era evidente que tenían
el
propósito de no dejar sobreviviente alguno que luego se
convirtiera en un
peligroso testigo. Entre 15 y 18 personas que salimos a la superficie
nos
asimos a una nevera que flotaba. Asi pudimos salvarnos. Mi pequeño
hijo Sergio estaba aferrado a mi. No sabíamos nada del
resto de la
familia.
Para nuestra sorpresa, vimos que los tres Polargos quedaron quietos
y
una lancha torpedera de Guardafronteras entró hasta donde
flotabamos.
Nos recogieron. Al subir a la lancha nos percatamos de que un
barco de
bandera griega, que se encontraba a unos 800 o mil metros de
distancia,
trataba de entrar a la bahía de La Habana. Comprendimos
entonces por
qué habían detenido la masacre y nos habían
recogido. La lancha
torpedera sabía, desde el principio, lo que estaba ocurriendo.
Nos había
seguido y sus tripulantes habían sido testigos del hundimiento
del 13 de
Marzo. Nos recogieron a las 4 de la madrugada y nos mantuvieron
dando vueltas en el mar hasta las 11:30 a.m.Cuando llegamos a
una base
nava, nos encerraron en calabozos hasta las 6 de la tarde. A
esa hora,
seis niños y cinco mujeres que había entre los
sobrevivientes fueron
llevados a sus casas. A los hombres nos trasladaron a Villa Marista,
la
sede de la Dirección de Seguridad del Estado. Allí
permanecimos por
espacio de 20 días, tras los cuales nos impusieron prisión
domiciliaria.
Con mucho esfuerzo, en tan difícil situación, fabricamos
una balsa a
escondidas, y el 23 de agosto nos lanzamos de nuevo al mar. A
unas 50
millas de Cuba fuimos rescatados por embarcaciones del Servicio
de
Guardacostas de Estados Unidos y enviados a la Base Naval de
Guantánamo. Por razones humanitarias, especialmente por
mi hijo
Sergio, que huyó conmigo, el 24 de enero de 1995 cuatro
miembros de
nuestra familia, todos sobrevivientes del hundimiento del 13
de Marzo,
recibimos un permiso ``bajo palabra'' del gobierno de Estados
Unidos
para viajar a Miami.
Voy a luchar, hasta donde me alcancen mis fuerzas, para que el
crimen
que se cometió con el 13 de Marzo no quede impune.
Perodín narró la tragedia del 13 de Marzo ante un
comité del Congreso
de Estados Unidos, ante la Comisión de Derechos Humanos
de la ONU,
que volvió a condenar a Cuba ese año, y ante dos
subcomisiones del
Congreso de Venezuela.
http://www.intelinet.org/contacto/© Revista Contacto (Burbank,
California)