El Nuevo Herald
July 13, 1998
 
 
SERGIO PERODIN
 
Así viví el hundimiento del 13 de Marzo

 Un sobreviviente de un crimen cometido por el régimen cubano hace
 exactamente cuatro años narra los hechos detalladamente.

 Las embarcaciones del Servicio Cubano de Guardafronteras, que habían
 observado la tragedia sin impedirla, se percataron de la presencia de un
 barco griego que se dirigía a la bahía de La Habana. Entonces, con la
 intención de borrar la imagen de la masacre que se cometía, iniciaron las
 maniobras de rescate.

 El remolcador 13 de Marzo, en el cual habíamos intentado huir de Cuba
 la madrugada del 13 de julio de 1994, estaba hundido. Los que
 habíamos tenido la oportunidad de asirnos a una nevera que permaneció
 flotando en el agua, logramos salvar nuestras vidas. Cuando todo
 terminó, habiamos sobrevivido 31 personas. Habían muerto 41, entre
 ellas 23 niños. Mi esposa Pilar y mi hijo Yasser, de 11 años, estaban
 entre los muertos.

 Desde mucho antes habíamos planeado la fuga. En un principio, durante
 mis vacaciones de ese año, hice contacto con un amigo cercano. Con él
 tuve la primera conversación sobre el tema. Ambos fuimos a ver a Raul
 Muñoz, ex capitán del remolcador 13 de Marzo que en aquél momento
 capitaneaba otra embarcación. Se produjo entonces otro lazo importante
 para nuestros planes. Después nos reunimos con Fidencio Ramel Prieto,
 jefe de operaciones del puerto de La Habana y secretario del Partido
 Comunista de Cuba en aquel lugar. Había confianza. Muñoz y Ramel
 Prieto tenían el mismo deseo que nosotros de huir de Cuba.

 Asi, entre todos, planeamos los pormenores de la fuga. Antes del 13 de
 julio hubo tres intentos de abandonar el país, pero por diversas razones
 tuvimos que suspenderlos. Finalmente, el día 13 logramos abordar el
 remolcador 13 de Marzo. Ramel Prieto tenia el barco bajo su control,
 inclusive la llave del motor y el timón. Es costumbre desactivar el timon
 de estas embarcaciones cuando se encuentran en puerto. Y de sólo
 poner proa rumbo al Estrecho de la Florida, aun dentro de la bahía de
 La Habana, supimos que la Direccion de Seguridad del Estado conocia
 nuestros planes.

 Zarpamos a unos 300 metros de la capitanía del puerto, que está en
 medio de la bahía. Bordeamos muy despacio el area de Regla,
 alejándonos lo más posible de la capitanía. Al pasar por el área de la
 capitanía un remolcador, del tipo conocido como Polargo, se nos vino
 encima a unos 200 metros de la fortaleza de El Morro y nos lanzó los
 primeros chorros de agua con mangueras de alta presión. En ese
 momento supimos que las autoridades estaban al tanto de nuestros
 planes.

 Habia gente en el Malecon habanero, parejas de novios, y comenzaron a
 gritar al ver que el Polargo trataba de hundirnos. Las mujeres y los niños
 subieron a cubierta para que los tripulantes del otro barco se percataran
 de que iban a cometer un asesinato. No se detuvieron. En medio de
 varias maniobras, el 13 de Marzo chocó con el Polargo, y en el incidente
 logramos poner proa hacia afuera. Al salir de la bahía a mar abierto, sin
 embargo, había otras dos embarcaciones Polargo esperándonos
 escondidas detrás de El Morro.

 Entre los tres barcos hacen un cerco al 13 de Marzo, y dos de ellos nos
 lanzan potentes chorros de agua. Comienzan entonces a alejarnos de la
 costa. Nos embestían y golpeaban, una y otra vez tratando de volcarnos.
 La maniobra no surtió efecto porque el 13 de Marzo era potente.
 Entonces se colocó un Polargo delante de nosotros y otro detrás, este
 último era el que nos golpeaba. Asi lograron quebrar la estructura del 13
 de Marzo, el cual comenzó a hundirse por la popa. En ese momento, el
 Polargo de atrás nos ``escoreó'', es decir se montó encima de nuestra
 embarcación, la cual se hundió hasta la mitad. Unas 30 personas
 quedaron atrapadas en la bodega del 13 de Marzo. Los que logramos
 salir a la superficie vimos que las tres naves Polargo giraban a nuestro
 alrededor a alta velocidad, tratando de hundirnos. Se mantuvieron
 haciendo remolinos durante 40 minutos. Era evidente que tenían el
 propósito de no dejar sobreviviente alguno que luego se convirtiera en un
 peligroso testigo. Entre 15 y 18 personas que salimos a la superficie nos
 asimos a una nevera que flotaba. Asi pudimos salvarnos. Mi pequeño
 hijo Sergio estaba aferrado a mi. No sabíamos nada del resto de la
 familia.

 Para nuestra sorpresa, vimos que los tres Polargos quedaron quietos y
 una lancha torpedera de Guardafronteras entró hasta donde flotabamos.
 Nos recogieron. Al subir a la lancha nos percatamos de que un barco de
 bandera griega, que se encontraba a unos 800 o mil metros de distancia,
 trataba de entrar a la bahía de La Habana. Comprendimos entonces por
 qué habían detenido la masacre y nos habían recogido. La lancha
 torpedera sabía, desde el principio, lo que estaba ocurriendo. Nos había
 seguido y sus tripulantes habían sido testigos del hundimiento del 13 de
 Marzo. Nos recogieron a las 4 de la madrugada y nos mantuvieron
 dando vueltas en el mar hasta las 11:30 a.m.Cuando llegamos a una base
 nava, nos encerraron en calabozos hasta las 6 de la tarde. A esa hora,
 seis niños y cinco mujeres que había entre los sobrevivientes fueron
 llevados a sus casas. A los hombres nos trasladaron a Villa Marista, la
 sede de la Dirección de Seguridad del Estado. Allí permanecimos por
 espacio de 20 días, tras los cuales nos impusieron prisión domiciliaria.

 Con mucho esfuerzo, en tan difícil situación, fabricamos una balsa a
 escondidas, y el 23 de agosto nos lanzamos de nuevo al mar. A unas 50
 millas de Cuba fuimos rescatados por embarcaciones del Servicio de
 Guardacostas de Estados Unidos y enviados a la Base Naval de
 Guantánamo. Por razones humanitarias, especialmente por mi hijo
 Sergio, que huyó conmigo, el 24 de enero de 1995 cuatro miembros de
 nuestra familia, todos sobrevivientes del hundimiento del 13 de Marzo,
 recibimos un permiso ``bajo palabra'' del gobierno de Estados Unidos
 para viajar a Miami.

 Voy a luchar, hasta donde me alcancen mis fuerzas, para que el crimen
 que se cometió con el 13 de Marzo no quede impune.

 Perodín narró la tragedia del 13 de Marzo ante un comité del Congreso
 de Estados Unidos, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU,
 que volvió a condenar a Cuba ese año, y ante dos subcomisiones del
 Congreso de Venezuela.
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