No hay techos para las escuelas más pobres en Honduras
TEGUCIGALPA
NOE LEYVA / AFP
Cientos de alumnos están recibiendo clases a la intemperie, bajo
un inclemente sol, en la escuela de
una colonia marginal de Tegucigalpa, lo que no constituye el único
caso en el atrasado sistema
educativo hondureño.
Cerca de 250 alumnos de la escuela Moisés Starkman, de la marginal
colonia Villaueva, este de
Tegucigalpa, reciben sus lecciones desde el pasado 11 de febrero en un
espacio abierto, utilizando
sillas y otros enseres aportados por personal de otras escuelas y pobladores.
''El ministro nos prometió construirnos la escuela, pero sólo
vino el topógrafo una vez y después nadie
se volvió a asomar por este lugar'', lamentó la directora
de la escuela, Cándida Rosa Velásquez.
La escuela lleva el nombre del ministro del Fondo Hondureño de Inversión
Social (FHIS) del gobierno
anterior, que ''ni siquiera por eso se preocupó por ayudarmos'',
deploró la directora.
El personal de otras escuelas de la ciudad, como la República de
Nicaragua, donó los pupitres, y entre
los padres de familia compraron las pizarras y la tiza para el inicio de
las clases el 11 de febrero.
Velásquez y padres de familia del barrio, localizado en unos cerros
pelones de tierra rojiza, casi sin
vegetación, intentan levantar una rústica construcción
que sirva de albergue temporal a la escuela.
Ellos mismos compraron la madera, pero aún no tienen las láminas
para el techo.
''Hemos venido luchando en toda la comunidad por lograr que el FIHS o el
Ministerio de Educación
ayuden, pero ha sido imposible... y así, al aire libre, hemos tenido
que empezar las clases'', comentó la
maestra.
Cerca de dos millones de estudiantes y más de 63,000 maestros iniciaron
las clases el pasado 11 de
febrero en Honduras, incluyendo los ciclos pre-escolar, primaria, secundaria
y superior.
Oscar Recarte, secretario de Finanzas del Colegio de Profesores de Educación
Media de Honduras
(COPEMH), aseguró que alrededor de 80 escuelas están funcionando
en Tegucigalpa en las mismas
condiciones que la Moisés Starkman, algunas de ellas usando las
ramas de un árbol como techo.
Según el dirigente magisterial, en Honduras, donde el presupuesto
de educación equivale al cuatro por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB), alrededor de 400,000 niños
se quedan cada año fuera de las
aulas escolares, mientras que 4,000 docentes están sin empleo.
La Constitución de Honduras establece que la educación primaria,
de primero a sexto grado, es
obligatoria, pero el mandato no se cumple.
Al asumir el poder el 27 de enero pasado, el presidente Ricardo Maduro
prometió que la educación será
una de las prioridades de su gobierno.
Sin embargo, la administración anterior dejó en suspenso
el proyecto de la creación de 800 plazas
para maestros, y el Ministerio de Educación del nuevo gobierno reconoció
que carece del presupuesto
para hacerlo.