R. FABRICIO / El Nuevo Herald
FORT BENNING, Georgia
En el fragor de la lucha por cerrar la Escuela de las Américas,
sus enemigos
lanzan muchas acusaciones y sus defensores contrarrestan con la misma
intensidad.
En entrevistas con los tres líderes del movimiento School of
the Americas
Watch (Vigilancia de la Escuela de las Américas), así
como con el director
de la Escuela, con el secretario del Ejército y varios oficiales
de su facultad,
El Nuevo Herald examina a fondo las principales acusaciones.
Aquí se resumen esos ataques y contraataques para su mejor entendimiento:
`Una escuela de asesinos y dictadores'
Ataque: Casi 500 de los graduados de la Escuela han sido identificados
por varios
informes de derechos humanos de haber participado en diferentes actos
de violencia
desde Centroamérica hasta la Argentina. Además, ha habido
graduados como Roberto
D'Aubisson, de El Salvador; Manuel Antonio Noriega, de Panamá,
y Hugo Bánzer, de
Bolivia, que han sido dictadores y gente que se ha prestado para oprimir
a sus pueblos.
La Escuela ha fallado al reclutar gente de tal calaña, y después
se ha limpiado las
manos irresponsablemente.
Defensa: La Escuela ha reclutado y graduado a más de 60,000 militares
de 22
países latinoamericanos desde 1946, y menos de 1 por ciento
han sido
acusados por informes de derechos humanos de haber participado en actos
de
violencia indebida. Es imposible filtrar totalmente un programa de
entrenamiento.
Pensamos que nuestro programa ha ayudado de alguna forma a minimizar
esto
actos de violencia que condenamos.
`Se han enseñado cursos de tortura'
Ataque: Se ha demostrado que en la Escuela se llevaban a cabo cursos
en los
que se enseñaba a torturar, a intimidar y hasta a eliminar a
los enemigos de los
ejércitos que se entrenaban allí. Estos manuales de `tortura'
son de dominio
público.
Defensa: En 1993, el Departamento de Defensa ordenó la revisión
de los textos
y manuales de entrenamiento antes de comenzar un entreamiento especial
para
oficiales colombianos, y descubrió que dos manuales de un curso
en inteligencia
militar contenían 26 frases u oraciones que habían sido
declaradas inaceptables
en 1976 por los reglamentos del Ejército. Después de
varias investigaciones del
Pentágono, del Congreso y de la Casa Blanca, se determinó
que esos manuales
se proporcionaron a 48 estudiantes en dos cursos de inteligencia en
1990 y
1991. Ninguno de esos 48 oficiales ha sido vinculado con actos de violación
de
los derechos humanos. La Escuela retiró los manuales tres años
antes de que
su existencia se conociera.
Son `asesinos de religiosos'
Ataque: En el caso del asesinato en 1983 del arzobispo de San Salvador,
Oscar
Arnulfo Romero, tres de los cinco militares acusados de encubrir la
investigación
se graduaron de la escuela 16 y 17 años antes, respectivamente;
en el caso del
asesinato de los seis jesuítas, su criada y su hijo, el 19 de
noviembre de 1989,
19 de los 26 militares salvadoreños que han sido involucrados
fueron graduados
de la escuela; dos de los tres militares salvadoreños acusados
de encubrir el
asesinato de las tres religiosas norteamericanas en 1989 se graduaron
en la
escuela.
Defensa: En todos estos casos, por la gravedad de los hechos, llegaron
a
involucrarse los más altos oficiales del ejército de
El Salvador en la
investigación. Es normal que muchos de los oficiales que investigaron
estos
sucesos hayan sido graduados de la escuela, ya que entre los más
altos
oficiales de cualquier ejército latinoamericano se encuentran
graduados de la
escuela. No hay evidencia alguna que indique que los graduados de la
escuela
llevaron a cabo los asesinatos, o de que los culpables de los asesinatos
recibieron en la escuela instrucción que los indujera a cometer
tales crímenes.
Copyright 1999 El Nuevo Herald