1º de febrero de 1850
Valga la franqueza de mi carater, amigo mío. Me ha parecido tan
fuera de propósito cuanto Ud. me dice en su contestación
á la mía de ayer, que de pronto me pareció que lo
mejor que podía hacer era no contestarla; pero como esto me haría
pasar por desatento, sin meterme en argumentos de ninguna especie con Ud.
sobre los particulares que toca, lo diré solo esplicita y terminantemente
lo que yo, Narciso López, pienso sobre ellos. Los sellos, banderas
y proclamas á que Ud. alude, pertenecían a la espedicion
libertadora, así como también las armas, vapores, vestuarios,
etc. En la desunión y diferencias que se han levantado entre Ud.
y sus amigos, conmigo y los míos, aquellas primeras cositas, de
valor insignificante, quedaron en mis manos por casualidad y solo representan
una pequeñísima proporción de los fondos con que los
que piensan como yo contribuyeron para ayudar aquella espedición,
la primera que emprendía liberar a Cuba, mientras que Ud., no por
casualidad, sino preparándolo todo calculadamente, y abusando de
una manera sorprendente de la condición reservada del negocio y
de mi confianza, está en posesión de todos los objetos importantes
y de valor como vapores, armamentos, municiones, etc. Pues que yo llevo
una espedición libertadora a Cuba, tal vez mucho antes de que Uds.
tengan la idea de hacerlo, apoyado unicamente en la fuerza moral que reconocen
los hombres honrados, me he creido con el derecho y el deber de reclamar
aquellos objetos, y Ud. sabe que estoy todavía esperando me conteste
Ud. o resuelva la cuestión que le dirigí sobre el particular.
Cualquiera que sea esa resolución yo no reconoceré jamás
en los cubanos que se han separado de mí y de la espedición
que he estado y estoy determinado á llevar a cabo sin demoras innecesarias
y perjudiciales, el menor derecho para reclamar de mí aquellas cosillas.
Ellas se emplearán en el servicio de la espedición y del
gobierno provisional que instalaré a mi llegada á Cuba, según
mi plan ya esplicado; y sin embargo, si por una estraña y gran felicidad
para mí y para la paciente Cuba, se presentase cualquier hombre
o genio benéfico adelantándose a mi espedición con
otra, sin necesidad de reclamo alguno aquellas cositas y la sangre mía
y de la de mis amigos serían
elementos que yo me
apresuraría á poner a su disposición, no solo como
un deber, sino reconociendo desde luego el derecho que tendría para
exigirlo.
Con respecto á los documentos que yo, junto con cuantos hombres
existan en su entero juicio, considerarán de mi individualisima
propiedad y que Ud. ha querido convertir en una especie del rehenes, del
modo más desusado y arbitrario, puede Ud. hacer lo que guste con
ellos. El uno, la autorización, ya Ud. está en cuenta, según
me lo hacen ver sus cartas, que yo retiro mi acción en el, así
como D. J.[osé] S.[ánchez] Iznaga, y esto basta á
mi intento; y el otro es muy fácil lo reemplace su estimable cuanto
honrado y activo redactor.
Narciso López