Asi volaron El Nogal
Dos semanas después del atentado contra El Nogal, los investigadores
ya lograron
establecer que un socio e instructor de squash fue la persona que entró
el carro
bomba al parqueadero del club. Se trata de John Freddy Arellán Zúñiga,
un joven
de 26 años, quien también murió en el atentado.
Las piezas que conforman el rompecabezas de la investigación que
adelantan los
expertos en antiterrorismo de la Fiscalía General de la Nación,
la Policía de Bogotá y la
Agencia para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de fuego (ATF) de Estados
Unidos, comienzan a encajar para establecer cómo se perpetró
el criminal atentado
contra el Club El Nogal, ocurrido el pasado viernes 7 de febrero y que
cobró la vida de 35
personas y dejó heridas a otras 200.
Un puñado de investigadores ha logrado en escasas dos semanas armar
la columna
vertebral de lo que ocurrió ese trágico día en uno
de los sectores más exclusivos de la
capital.
A lo largo de estos 15 días, los hombres que tienen a cargo el caso
del Club El Nogal
se dieron a la tarea de analizar cada uno de los videos del circuito cerrado
de
vigilancia del club, a través del cual se controlaba el ingreso
de los vehículos a los
parqueaderos, con el fin de determinar quién entró el carro
bomba.
Igualmente, han estudiado cada hoja de la bitácora que contiene
el registro de todas
las personas que ese día ingresaron a El Nogal, para establecer
si las Farc lograron
infiltrar algunos de sus hombres en las instalaciones del club.
Por su parte, los investigadores de la ATF, de Estados Unidos, que llegaron
a Colombia
al día siguiente del atentado, se dieron a la tarea de reconstruir
el carro bomba que
explotó ese día aproximadamente a las 8:15 de la noche, para
poder determinar la
cantidad y calidad del explosivo que utilizaron los terroristas.
Las autoridades también lograron atar cabos sueltos a través
de una serie de
testimonios que fueron recogidos de más de un centenar de informantes,
quienes han
entregado pistas claves para establecer cómo se diseñó
el plan terrorista de ese
viernes 7 de febrero.
El hombre clave
Con este material en la mano, los investigadores ya tienen una serie de
respuestas
concretas y contundentes de lo que ocurrió esa trágica noche.
Entre otras cosas, la
investigación ha permitido establecer cómo se ingresó
el carro bomba, qué tipos de
explosivos se utilizaron, qué cantidad de carga se acondicionó
en el carro, quiénes han
sido los terroristas que infiltraron las Farc entre el personal de trabajadores
del Club El
Nogal y cómo el cerebro de las Farc que montó la operación
estuvo ese día en las
instalaciones del club.
De acuerdo con los informes rendidos por los investigadores, el carro bomba
que
ingresó al club, un Renault Mégane rojo ámbar, modelo
2002, pertenecía a John
Freddy Arellán Zúñiga, uno de los instructores de
squash y socio del Club El Nogal y
quien murió como consecuencia del atentado.
Las investigaciones lograron determinar que el vehículo, que había
sido comprado de
contado por 38 millones de pesos y con una cédula falsa en septiembre
de 2002, en
las oficinas de Autonal, ingresó por la entrada del club ubicada
a la altura de la carrera
quinta.
Los investigadores, igualmente, han determinado que una de las personas
que
perdieron la vida esa noche en el Club El Nogal y que finalmente pudo ser
identificada
por los médicos forenses, era uno de los familiares de John Freddy
Arellán Zúñiga. Se
trataba de un tío de nombre Osvaldo y quien, de acuerdo con la investigación,
también
ingresó ese día a El Nogal en el vehículo del instructor
de squash y probablemente se
encontraba dentro del carro en el momento de la explosión. Por esa
razón fue muy
dispendiosa la labor de los médicos forenses para lograr su identificación.
Las pesquisas realizadas por los investigadores han cobijado una serie
de cuentas
bancarias a nombre de John Freddy Arellán Zúñiga,
donde se cree que los terroristas
realizaron depósitos de dinero, todavía no establecidos,
como posible pago por el
trabajo que realizó el instructor de squash para ingresar el vehículo
a las instalaciones
del club. Estas labores de verificación de los investigadores aún
no han finalizado,
pues las cuentas están cifradas.
Dentro del análisis realizado a los videos del circuito cerrado
de seguridad y vigilancia
del club, los investigadores pudieron establecer que los vigilantes conocían
el carro de
Arellán Zúñiga, pues además de ser instructor
de squash, se había convertido en socio
del club, pues no hacía mucho había adquirido una acción
por un valor cercano a los
40 millones de pesos.
Además, los investigadores señalan que se facilitó
el ingreso por cuanto extrañamente
ese día se había retirado a los perros antiexplosivos que
estaban asignados para el
control del ingreso de vehículos sobre la carrera quinta.
John Fredy Arellán Zúñiga llevaba cerca de seis meses
laborando como instructor de
squash en el Club El Nogal. Según las investigaciones, su ingreso
al club se hizo a
través de una compañía que presentó su hoja
de vida.
Sobre su vida, todavía es poco lo que conocen los investigadores.
Se sabe que tenía
26 años, que se crió junto a su abuela y tíos después
de la separación de sus padres,
que ocurrió cuando él era muy pequeño.
Según las autoridades, John Arellán había montado
un negocio familiar que llamó
“Invernar”, que era una fábrica de invernaderos que dirigía
personalmente. Y aunque
se movilizaba en un carro de 38 millones de pesos y tenía una acción
de 40 millones,
su vivienda era un modesto apartamento que había alquilado en un
populoso barrio en
el sur de la ciudad.
Dentro de las investigaciones que se adelantan, las autoridades del caso
El Nogal
manejan la hipótesis de que los terroristas decidieron hacer explotar
el carro bomba
antes de que Arellán Zúñiga abandonara las instalaciones
del club, muy posiblemente
con la finalidad de que no quedara testigo alguno que pudiera posteriormente
colaborar con las autoridades.
Igualmente, está por confirmarse desde que época Arellán
trabajaba para las Farc y
qué tipo de instrucción en el manejo de explosivos recibió
por parte de los hombres
del grupo subversivo.
Según las investigaciones, Arellán se encontraba el viernes
7 de febrero, a las 8:15 de
la noche, en el quinto piso, en el sector del restaurante-bar, donde impactó
con mayor
fuerza la bomba.
El guerrillero en El Nogal
Las investigaciones también señalan que John Freddy Arellán
Zúñiga no actuó solo ese
día en el Club El Nogal. Dentro del análisis de información
que se ha adelantado se ha
podido establecer que al club ingresó el autor intelectual del atentado.
Según las investigaciones, antes del mediodía del viernes
7 de febrero, Javier Paz, uno
de los hombres de las Farc más cercanos al Mono Jojoy, estuvo en
el interior del club.
De acuerdo con las autoridades, Paz llegó hacia las 11 de la mañana
y luego tomó uno
de los ascensores, que lo llevó al piso 11. En ese sector funcionaba
una enorme
cafetería, que en las horas de la mañana atendía los
desayunos de los socios y
clientes. En esa misma zona están la piscina y los vestidores de
los menores de edad.
Los análisis realizados por los investigadores han podido determinar
que Javier Paz
permaneció por cerca de dos horas en las instalaciones del club.
En la cafetería del
área de piscina pidió servicio a uno de los meseros y realizó
varias llamadas por
teléfono.
Una serie de retratos hablados que se elaboraron con la colaboración
de empleados
del club es la prueba más contundente que tienen las autoridades
para señalar que
Javier Paz sí estuvo ese día en el Club El Nogal. La verificación
de esa información se
realizó con una foto que encontraron los organismos de inteligencia
y que
posteriormente fue constatada con varios de los empleados que colaboraron
en la
elaboración del retrato hablado.
De acuerdo con las autoridades, Javier Paz fue encargado por el secretariado
de las
Farc de montar el esquema de las células guerrilleras que operan
en la capital. Son
pequeños grupos que no pasan de cuatro personas. Cada uno funciona
como un gueto
y no tienen ninguna conexión entre sí, para evitar cualquier
eslabón que les permita a
las autoridades seguir la pista.
Javier Paz, de acuerdo con los investigadores, tiene también a su
cargo la penetración
de las universidades capitalinas, en busca de estudiantes que luego de
pasar las
pruebas preliminares son enviados al Guaviare, donde reciben instrucción
militar y de
manejo de explosivos.
Varios de esos grupos son los responsables de buena parte de la ola terrorista
que ha
azotado a Bogotá en los últimos seis meses. Entre esas acciones
están las del Palacio
de Nariño y Residencias Tequendama.
Para las autoridades no hay la menor duda de que Javier Paz fue el autor
intelectual
del criminal atentado terrorista contra las instalaciones de El Nogal.
Pero también tienen en claro que ese día no actuó
solo. Según las investigaciones, a
tan solo dos cuadras del lugar de la explosión se encontraba otro
hombre de las Farc.
Se trata de Javier Tanga, quien el domingo pasado fue capturado por agentes
encubiertos de la Sijín Bogotá en inmediaciones de la población
de Honda.
Tanga es uno de los mayores expertos de las Farc en el montaje de carros
bomba y
de mecanismos de control remoto para movilizar los vehículos.
De acuerdo con las investigaciones, este hombre muy posiblemente fue el
encargado
de manejar el mecanismo que activó el carro bomba que explotó
en el Club El Nogal.
El informe de los gringos
La tercera gran revelación que hoy tienen en sus manos los investigadores
del
atentado a El Nogal, tiene que ver con el informe que entregaron los expertos
en
explosivos de la Agencia para el Control de Alcohol, Tabaco y Armas de
Fuego, de los
Estados Unidos.
Un grupo de diez especialistas en explosivos, y quienes trabajaron en el
caso de la
bomba de Oklahoma, USA, se hicieron presentes en las instalaciones del
club al día
siguiente de la explosión.
Durante una larga semana, junto con los investigadores del CTI y la Policía,
trabajaron
en una de las misiones más complicadas: establecer la cantidad y
el tipo de explosivo
que utilizaron los terroristas.
Después de una semana y media de trabajo los hombres de la ATF entregaron
el
informe oficial. Es un documento de cuatro páginas, redactado en
inglés y firmado por
el jefe del grupo.
La investigación de los hombres de la ATF de los Estados Unidos
señalaba varios
puntos. El primero de ellos tiene que ver con la identificación
oficial del automóvil. En
efecto, se trata de un Renault Mégane, modelo 2003 color rojo. Segundo,
la cantidad
de explosivos fue de 200 kilos. Tercero, el tipo de explosivo fue una combinación
de
anfo con TNT y clorato de potasio. La mezcla de los tres da como resultado
una
poderosa bomba. El anfo es un explosivo muy poderoso, el TNT es un multiplicador
y
el clorato de potasio es un explosivo incendiario.
Igualmente, los investigadores estadounidenses establecieron que el carro
bomba fue
ubicado en el cuarto piso, cerca de una de las columnas más importantes
de la
infraestructura del edificio.
Lo único que no pudieron establecer los expertos, de acuerdo con
el informe oficial,
fue qué tipo de detonante se utilizó para accionar la bomba.
Finalmente, el informe de la ATF señala que después de hacer
una evaluación de las
instalaciones del club, los daños materiales causados por la poderosa
bomba, se
estimaron en 2.666 millones de dólares.
En tan solo dos semanas, los investigadores colombianos, junto con los
analistas
estadounidenses, han realizado una exhaustiva y fructífera investigación
sobre cómo
se realizó el atentado.
Todavía faltan cabos por atar y las autoridades encargadas del caso
continúan con su
dispendiosa labor. De seguir la investigación por buen camino, como
hasta ahora ha
ido, se calcula que aproximadamente en otras dos semanas se terminará
de armar el
rompecabezas de este criminal atentado que hoy por hoy tiene nombre propio
tanto
de los responsables que lo ordenaron como de las manos criminales que lo
ejecutaron.