El Nuevo Herald
23 de diciembre de 2001

El zapatismo se perdió en la selva política

 ANTONIO ORTEGA / Agence France Presse
 CIUDAD DE MEXICO

 El legendario subcomandante Marcos parece perdido en la selva de la política mexicana, después de que a principios de año acaparó reflectores con una larga caravana desde Chiapas a Ciudad de México, pero no logró su principal objetivo: que el Congreso aprobara una ley indígena en los términos aceptados por su guerrilla zapatista.

 Marcos y sus huestes han guardado un enigmático silencio que algunos esperan sea roto el 1ro de enero del 2002, cuando se celebre el octavo aniversario de la
 aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con las armas en la mano en el empobrecido estado de Chiapas, para declararle la guerra ``al supremo gobierno'' de México y sus Fuerzas Armadas.

 Después de casi siete años de una sorda batalla política --en un escenario en el cual el EZLN se olvidó del uso de las armas y el gobierno estableció un canal legislativo de diálogo--, en diciembre del 2000 llegó a la Presidencia el conservador Vicente Fox y desafió al zapatismo con audaces medidas de distensión: retiró retenes militares, liberó a decenas de presos indígenas y desmanteló cuarteles en la selva.

 El jefe del zapatismo tomó la palabra al presidente y al lado de 24 comandantes rebeldes emprendió en febrero una larga marcha a Ciudad de México para exigir que el Congreso diera luz verde a una ley indígena.

 El proyecto de ley que había presentado Fox basado en las exigencias del EZLN fue modificado sustancialmente por el Congreso, incumpliendo así las expectativas de Marcos y sus seguidores. En respuesta, el zapatismo rompió en abril todo contacto con el gobierno de Fox y el Congreso para luego perderse en la Selva Lacandona.

 Uno de los mexicanos que más conoce el movimiento zapatista, el sacerdote Gonzalo Ituarte, dijo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que desde la Selva
 Lacandona, Marcos y la guerrilla zapatista ``están buscando alguna nueva iniciativa política'' para tratar de encontrar caminos que hagan avanzar el diálogo suspendido.

 "Creo que el EZLN y Marcos estarán buscando caminos para impulsar su proyecto político social. Son gente con convicciones y van a buscar impulsar los cambios que necesita el país'', dijo el religioso, que posee una larga trayectoria pastoral en la ``zona de conflicto'' y formó parte de una comisión pacificadora.

 Los zapatistas, consideró Ituarte, estarían trabajando ``para que haya una sociedad más justa, libre y democrática, y en un contexto de guerra que afecta al mundo, de modelo en crisis. Pienso que seguirán buscando y estarán tratando de diseñar un modo de actuar político que reabra puertas y haga posible un avance en el proceso de paz''.

 Pero, una cosa es cierta: Marcos cortó todos los hilos de comunicación fuera de la Selva o Los Altos, en Chiapas. Las organizaciones pro zapatistas dejaron de hacer proselitismo y prácticamente desaparecieron de la vida pública, incapaces de hacer política sin las señales del carismático y dominante jefe enmascarado del zapatismo.

 Lo último que dijo Marcos cuando el Congreso aprobó la ley indígena en abril pasado, fue que ``el EZLN formalmente desconoce esta Reforma Constitucional sobre Derechos y Cultura Indígenas'', porque ``ignora por completo la demanda nacional e internacional de reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas, y sabotea el incipiente proceso de acercamiento entre el gobierno federal y el EZLN''.

 En opinión de Marcos, la legislación ``traiciona las esperanzas de una solución negociada de la guerra en Chiapas, y revela el divorcio total de la clase política respecto de las demandas populares''.

 El subcomandante es el único autorizado para hablar por la guerrilla zapatista, y en varias ocasiones misiones oficiales han fracasado en su intento de hacer contacto,
 mientras que las autoridades insisten en que mantendrán su política de búsqueda del diálogo.

 En un mensaje enviado a la Nación a un año de haber asumido el poder, Fox dijo que cuando lanzó sus acciones de paz para Chiapas ``estuvo bien el orden, porque mi compromiso el 1ro de diciembre fue avanzar con el tema de Chiapas y desactivar la posibilidad de un conflicto, y creo que la meta se logró''.

 Consideró que ``no se reconoce hoy, pero ahí está la tranquilidad y la paz en Chiapas y estamos trabajando con todas las comunidades indígenas, en todo el país, en una relación muy intensa. Yo diría que hoy, a sólo 12 meses de gobierno, cada comunidad indígena hoy tiene un reconocimiento para el gobierno federal, porque
 estamos trabajando directamente con ellos''.

 Miguel Alvarez, que se desempeñó como secretario de la desaparecida Comisión Nacional de Intermediación, consideró que a casi ocho años de la rebelión, el conflicto está en una de sus peores etapas.

 Pero, agregó, el EZLN ``brilla como una lucha armada civilizada que ha defendido los convenios de Ginebra, el honor militar, que no ha tocado a los civiles, que no ha hecho guerra sucia. Tiene un valor en el status de la acción armada que hizo, y sabe que la reanudación de una acción militar sería contraproducente para los fines de sus causas''.

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