Se entregó el caricaturista Varela tras protesta contra el Miami Herald
Por Pedro Cortés
DIARIO LAS AMERICAS
José Varela, caricaturista del diario El Nuevo Herald de Miami
que entró armado este viernes a la sede del periódico y exigió
ver a su editor ejecutivo, provocando el desalojo del edificio, se entregó
a la policía tras la mediación de dos periodistas amigos.
Los presentadores de televisión Tomás García Fusté,
de TeleMiami y Juan Manuel Cao, de América Teve, hablaron con Varela
y lo convencieron de que depusiera su actitud de protesta.
García Fusté dijo al canal 51 de la Cadena TeleMundo
en Miami que Varela lo había llamado por teléfono y le anunció
que era el nuevo director del Nuevo Herald y que quería acabar con
los problemas de ese periódico.
Fusté comprendió que su amigo estaba notablemente alterado
y fue al periódico donde, al igual que Cao, lo convenció
de que debía entregarse pacíficamente a la policía,
lo que hizo Varela poco después.
Varela, nacido en Cuba, se atrincheró en la sala de redacción
de El Nuevo Herald, en el sexto piso del edificio de The Miami Herald Publishing
Company.
Estaba vestido con ropa de camuflaje, y aparentemente portaba un cuchillo
y un arma de fuego, y exigió hablar con el editor ejecutivo del
diario en español, Humberto Castelló, según los informes.
Citando a un reportero no identificado, El Nuevo Herald aseguró
que Varela se refirió a algún problema de trabajo en el lugar
y a que iba a ajustar cuentas.
La sala de redacción del Nuevo Herald tenía una docena
de empleados cuando se registró el incidente, según el reporte,
y el edificio entero fue evacuado.
Es la segunda vez en más de un año que el diario registra
una situación similar. En julio de 2005 un ex funcionario de la
ciudad, Arthur Teele, entró al vestíbulo del diario y tras
hablar con un reportero por teléfono se pegó un disparo en
la cabeza, muriendo posteriormente en un hospital.
Uno de los redactores del periódico confirmó que Varela
aseguró que no iba a tomar rehenes. "Estás hablando con el
nuevo director del periódico, y estoy aquí para desenmascarar
los verdaderos conflictos del periódico. Aquí se burlan de
los exiliados, hay problemas con el pago", dijo Varela, en su conversación
telefónica con Fusté, según publica la versión
digital del periódico.
"Es tiempo suficiente ya que se están burlando de la gente,
hoy lo van a ver como una violencia. Pero alguien tiene que pagar y ese
va a ser (el director Humberto) Castelló", añadió
Varela.
Varela, según explicó a Efe Rui Ferreira, periodista
de El Nuevo Herald, exigía que se cumpliesen tres puntos para entregar
las armas: la renuncia de Castelló y del subjefe de redacción,
Benigno Dou.
En tercer lugar, Varela, pedía que se "exponga la verdad del
exilio cubano en 'The Miami Herald'", por lo que reclamaba la renuncia
también de su director, Tom Fiedler, quien hizo comentarios despectivos
a los exiliados cubanos en Miami a los que calificó de "pequeños
chihuhuas".
Varela solicitaba que el periódico "empiece a tomar una posición
de respeto hacia el exilio cubano", señaló Ferreira.
"Estoy sereno y tratando de concentrarme en lo que pueda", dijo Varela
en conversación telefónica a Ferreira.
"Varela, que está solo, pidió hablar con el padre Alberto
Cutié (sacerdote católico de la comunidad hispana de EEUU)",
indicó Ferreira.
El "Nuevo Herald" precisó en su edición electrónica
que Varela entró a la redacción cerca de las 10.40 de la
mañana y tras sostener una airada discusión con uno de los
editores de fotografía, se dirigió a la oficina del director,
entonces vacía, y comenzó a gritar.
"Al entrar sacó el arma y comenzó a botar cosas al piso
y a decir que alguien tenía que pagar lo que está sucediendo",
señala el periódico. "Yo estaba hablando por teléfono,
colgué, me refugié en el baño", dijo la reportera
Alejandra Chaparro.
Según el blog de uno de los reporteros, Rui Ferreira, la semana
pasada Varela estuvo en la redacción y dijo que había comprado
recientemente una escopeta de "cañones recortados y una submetrelladora
UZI". Según el periodista, Varela dijo que lo hizo porque "se sentía
inseguro en el área de Júpiter (una localidad al norte de
Miami), a donde se había mudado, tras su divorcio".
Según informes de allegados a Varela, él está
separado de su esposa desde hace tres meses. Al conocer la noticia, ella
lo llamó para hablarle, el respondió que lo que hacía
no tenía nada que ver con ella y colgó el teléfono.
Félix Puga, que es entrenador de Karate de Varela, también
se ofreció como mediador con la policía.