Las dunas de Pachacamac tragan las tumbas de los cubanos
...la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada
por el viento y desterrada de la memoria de los hombres...
Gabriel García Márquez en ''Cien Años de Soledad''
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
Lima
Cuando el cubano Andrés Padrón López murió
en Perú, su familia lo enterró en
una caja de plástico.
No obstante, si el alcalde de Pachacamac no hubiera exonerado a la viuda
de los
gastos del sepelio y si el panadero del barrio no hubiera prestado
la camioneta del
pan para transportar el cadáver, el duelo habría sido
más doloroso porque
ningún cementerio lo aceptaba.
''Al morir mi marido, la comisión católica no nos dio
nada. Dijeron que los fondos
se habían acabado. Pedí ayuda a los cubanos en Estados
Unidos, y un pastor me
envió el dinero para la caja plástica'', recuerda Soledad
Torres, una peruana que se
casó con el cubano y con quien tuvo un hijo que vive ahora en
la isla para escapar
de las pandillas.
El caso de Padrón López no es único. Más
o menos
lo mismo sucedió con Barbarito, Perla, Osilia, Pedrito, Caridad,
Tania, Lázaro,
Pastora y Ramón Brito, más conocido por ''Monguito'',
quienes descansan ahora
bajo decenas de metros cúbicos de arena, en algún lugar
de un miserable
cementerio en las afueras de Lima. Por macabra ironía el cementerio
se llama
''Nueva Esperanza''.
Todos formaron parte del grupo de cubanos que en 1980 se fueron a vivir
a Perú
después que, junto a 10,000 compatriotas, solicitaron refugio
en la embajada
peruana en La Habana, acción que dio origen al éxodo
de 125,000 cubanos por
el puerto del Mariel.
''Nueva Esperanza'' es, posiblemente, uno de los cementerios más
lúgubres del
orbe. No dispone de muros, sus terrenos se extienden a lo largo de
media
docena de dunas de arena, sus límites son definidos por el horizonte,
y las
tumbas son excavadas en la arena.
''Allí, a los muertos es mejor enterrarlos parados, porque cuanto
mayor es el
hueco más arena cae en su interior'', comentó Odalys
Brito Alvarez, de 32 años.
El pasado Día de las Madres ella acompañó a El
Nuevo Herald en un recorrido
por el cementerio en busca de la tumba de su padre, Ramón Brito.
No la encontró. Ni ninguna de los otros cubanos.
''Cuando fuimos a enterrar a mi padre, la caja era tan frágil
que todos estábamos
rezando para que no se desfondara y el cuerpo cayera al suelo'', reveló
Brito
Alvarez.
En ese cementerio, las tumbas no pasan de ser huecos abiertos en las
laderas
de las dunas, que con los frecuentes deslizamientos de tierras terminan
desapareciendo o los cadáveres encima de cadáveres.
En este camposanto, la diferencia de clases está definida por
los tipos de
tumba. Las familias con un poco más de dinero pueden enterrar
a sus muertos
en modestos gavetones de cemento, que por lo rústico parecen
colmenas.
Los demás, como ha sucedido invariablemente con todos los cubanos
que viven
en la aldea de Pachacamac, en el distrito Villa El Salvador, que está
a una hora
de la capital peruana, su destino final es el fondo, frío y
llano de una fosa de
arena.
El día que salió en busca de la tumba de su padre, Brito
Alvarez sabía que no la
encontraría. ''Me han dicho que hubo movimiento de tierras.
Vamos a ver'', dijo
resignada.
Durante unas tres horas, sus delgadísimas piernas subieron y
bajaron lomas,
sus manos escarbaron intensamente en la arena en busca de la cruz perdida
que marcaba el lugar. Frecuentemente se detenía, como en busca
de puntos de
referencia que le indicaran donde lo dejó por última
vez hace unos dos años.
''Es por aquí, por esta área'', garantizaba Brito, mientras
se le metían piedras en
las sandalias y un polvo blanco le cubría la piel. Pero, ''no
la veo --tiene que ser
aquí...'', añadió desconsolada.
Como un espejismo, el sol se refleja sobre las lomas, cegando por instantes,
dando idea de que las arenas de ''Nueva Esperanza'' han tragado para
siempre
los restos de los muertos.
De regreso a casa, Brito no pudo ocultar su desconsuelo. La experiencia
de ese
día fue tan dramática que se persignó y descargó
con tristeza: ''Que Monguito y
los otros me perdonen, pero yo no vuelvo otra vez''.