Concluirá hoy el juicio a Ramón Saúl Sánchez
W. CANCIO/El Nuevo Herald
CAYO HUESO
El caso del activista Ramón Saúl Sánchez
quedó ayer en manos del jurado, después que la defensa y
la fiscalía consumieran sus últimos alegatos
contraponiendo sendas versiones sobre los motivos del acusado
para penetrar en aguas territoriales de Cuba.
El juez federal Norman C. Roettger dio las instrucciones al jurado,
que deliberó a puerta cerrada por más de una hora durante
la tarde antes de aplazar las
discusiones por la necesidad de ausentarse de uno de sus miembros.
Las deliberaciones se reiniciarán esta mañana,
y se espera que al mediodía haya un veredicto sobre las dos acusaciones
que se le imputan a Sánchez de
penetrar y conspirar para introducirse en aguas limítrofes
de la isla, en violación de la llamada zona de seguridad de la Florida.
El jurado está integrado por siete mujeres y cinco hombres, y sólo uno de ellos es de origen cubano.
Al presentar los argumentos finales ante el tribunal, ambas partes
retomaron los puntos de conflicto que esgrimieron desde el comienzo del
proceso
judicial.
''La acción de entrar en aguas cubanas fue intencional y constituye una violación de la ley'', enfatizó la fiscal Elaine O'Connor.
La fiscal relacionó las evidencias que presuntamente prueban la penetración en aguas cubanas como un hecho premeditado.
''Este es un acto que usted no sólo hace, sino que también
es algo en lo que piensa, lo planea...'', argumentó O'Connor, quien
señaló que Sánchez retó la
prohibición a través de la prensa para llamar
la atención sobre la flotilla.
En cambio, la defensa insistió en las motivaciones emocionales
y los principios universales sustentados por Sánchez para acercarse
a las aguas cubanas en
homenaje a las víctimas del remolcador 13 de Marzo, hundido
por naves gubernamentales frente al litoral habanero en 1994.
''Las evidencias de este caso no han podido establecer que el acusado intentó violar la ley o que conspiró para violarla'', afirmó el abogado Ben Kuhne.
La defensa mencionó la Declaración Universal de
Derechos Humanos como una motivación de Sánchez, quien no
es ciudadano estadounidense, para
regresar libremente a la isla.
El abogado Kendall Coffey cuestionó el hecho de que los
agentes del Servicio Guardacostas no alertaran ni interrogaran a Sánchez
ese día antes de salir
de Cayo Hueso, como había ocurrido en ocasiones anteriores.
''Los guardacostas pudieron haberlo parado en el embarcadero'', sugirió Coffey, quien observó que la ley ``no considera un acto delictivo viajar a Cuba''.
Pero el fiscal Ben Greenberg retomó la palabra para señalar
que la Declaración Universal de Derechos Humanos no puede justificar
la violación de las
regulaciones legales de Estados Unidos, y calificó de
''ridículo'' el argumento referente a la misión del Servicio
Guardacostas.
De ser hallado culpable, el líder del Movimiento Democracia podría encarar una condena de 10 años de cárcel y una multa de hasta $20,000.
Minutos después que el jurado empezó a deliberar,
Sánchez salió al vestíbulo del tribunal para orar
junto a una treintena de exiliados cubanos que viajaron
desde Miami para respaldarlo.
''Si tengo que ir a la cárcel, la próxima noticia
que quisiera oír desde allí es que una nueva flotilla de
compatriotas se prepara para rendir homenaje a las
víctimas del remolcador'', manifestó el activista.