Penelas se juega el invicto
JEANNETTE RIVERA-LYLES
El Nuevo Herald
Alex Penelas, alcalde de Miami-Dade y candidato a la nominación demócrata al Senado federal, es un hombre políticamente arrojado y ambicioso.
A los 28 años, siendo concejal de Hialeah, hizo que le
quitaran antes de tiempo un yeso que tenía en el brazo con el fin
de hacer campaña para un puesto
en la Comisión de Miami-Dade. Ganó el escaño,
pero tuvo que someterse a una operación en la que se le hicieron
hasta injertos de hueso porque la lesión
había sanado fuera de lugar.
Su última maniobra política también es riesgosa.
En agosto próximo, en las primarias demócratas
para el Senado federal, Penelas, el candidato que no ha perdido una elección
desde que en 1987 su
nombre figuró por primera vez en una boleta, se jugará
su título de invicto frente a dos contrincantes más conocidos
entre los votantes del estado: la ex
comisionada de educación de la Florida, Betty Castor,
y el congresista Peter Deutsch.
Ambos aventajaban a Penelas en una encuesta realizada el mes
pasado por The Miami Herald. Un 38% de los votantes encuestados expresaron
su apoyo
a Castor, seguida distantemente por Deutsch con un 17%. En tercer
lugar estaba Penelas con un 15% de aprobación.
Pero ojo, Penelas ha emergido otras veces del último lugar
en los sondeos para colocarse como el candidato victorioso. En 1996, cuando
aspiró por
primera vez a la alcaldía de Miami-Dade, las primeras
encuestas favorecían por un amplio margen a sus dos contrincantes
principales, el ex alcalde de
Miami Maurice Ferré, y el actual comisionado de ese municipio
Arthur Teele. Los analistas coinciden en que abundan las razones por las
que no se le debe
subestimar pese a que se le conoce poco fuera del sur de la
Florida.
''De cierta forma esto beneficia a Alex, porque indica que en
muchas partes del estado no hay una opinión formada sobre su persona'',
comentó el
politólogo Darío Moreno, de la Universidad Internacional
de la Florida (FIU). ``El es muy bueno recaudando dinero, lo que le va
a permitir comprar anuncios
en los medios para definirse a sí mismo ante los votantes
como candidato antes de que sean sus contrarios los que lo definan''.
Esa táctica es ya parte del modus operandi de las campañas
de Penelas. En 1996, durante su candidatura a la alcaldía condal,
a pesar de que su perfil
político era poco conocido fuera de Hialeah, amasó
una pequeña fortuna de $1 millón, cantidad nunca antes vista
en las campañas locales, con la cual
inundó los medios. Las encuestas tomaron un giro a su
favor.
'El dinero transforma a un `nadie' en 'alguien' '', comentó
la analista Susan MacManus, de la Universidad del Sur de la Florida, citando
el ejemplo del
candidato a la gobernación demócrata del 2002,
Bill MacBride. ``No le conocía nadie, y mira a dónde llegó''.
Hasta octubre, Penelas había recaudado $1.9 millones.
Deutsch tenía alrededor de $3 millones. Castor, con $460,000 recogidos,
se mostraba débil en este
renglón.
La Florida tiene 10 mercados principales de medios de comunicación,
lo que eleva significativamente el precio de darse a conocer entre los
electores en una
campaña estatal. Sin una cantidad significativa de fondos,
que los expertos estiman entre los $4 y los $5 millones, es virtualmente
imposible desarrollar
una campaña efectiva.
Penelas, señalan quienes le conocen, es un brillante estratega, y un maestro en darle la vuelta para su favor hasta a los asuntos más espinosos.
''Después de Bill Clinton, es la otra persona que conozco
que vive, come y respira política. Lo mide y lo calcula todo'',
dijo un encuestador de Washington,
D.C.
Su hermano mayor, el activista comunitario Luis Penelas, puso esto último en términos más cálidos.
''El nació para el servicio público. Es algo que
desde muy temprano en su vida supo que quería hacer. De cierta manera
creo que tiene mucha suerte. Yo
todavía estoy buscando esa iluminación'', dijo.
Hasta las circunstancias que rodearon la concepción de
Penelas, contó su hermano, tienen connotaciones sociopolíticas.
En 1959, un año después del
triunfo de la revolución castrista, su padre, Luis, se
vio forzado a despedirse de su madre, Mirta, con un beso furtivo frente
a la embajada de Costa Rica,
hacia la que corrió apresuradamente bajo una lluvia de
balas para pedir asilo político.
''Antes del beso, los ví susurrarse unas palabras. Años
más tarde supe que en ese momento se habían prometido que
si se volvían a encontrar tendrían
otro hijo'', relató el hermano del alcalde. ``Por eso
hay una diferencia de diez años entre Alex y yo''.
Penelas, no obstante, tendrá que sobreponerse al fantasma
de Elián González, que ha erosionado el apoyo de la maquinaria
demócrata estatal. Otro
espectro que ya ha aparecido en la ruta de Penelas al Senado
es la percepción de que no sacó la cara por Al Gore en las
pasadas elecciones
presidenciales.
''Esas cosas le ha hecho mucho daño con los demócratas
más fervientes'', opinó Moreno. Es ese sector de los partidos
el que participa en las primarias y
moviliza a los electores.
Su hispanidad, por otra parte, podría ser otro problema.
''Deutsch es judío, Penelas hispano. Seamos francos, Betty
Castor es la candidata que se parece más a la mayoría de
la Florida'', comentó Moreno.