El Nuevo Herald
sábado, 1 de noviembre del 2008

Emotiva misa rememora la tragedia del secuestro del vuelo de Cubana de Aviación

GERARDO REYES

Un sábado como hoy, hace 50 años, Omara González se apuraba a hacer compras en un centro comercial de Miami para no perder el vuelo de Cubana de Aviación que la llevaría a Varadero.

La muchacha de 16 años llegó un poco tarde al aeropuerto pero alcanzó a subir con su abuelo y su primo a bordo del avión Viscount de cuatro turbohélices que cubría la ruta entre los dos balnearios en unos 40 minutos.

El vuelo nunca llegó a su destino. Esa noche el avión se precipitó a la bahía de Nipe, luego de que un grupo de milicianos del Movimiento 26 de Julio, obligó al piloto a aterrizarlo en una pista muy corta de un central azucarero cercano.

En el accidente murieron 14 personas, incluyendo tres niños y una mujer embarazada.

Estos y otros recuerdos volvieron a la memoria de sobrevivientes, familiares de las víctimas y amigos, durante la celebración de una emotiva misa en la capilla de San Brenda para conmemorar los cincuenta años de la tragedia

“Recordemos hoy a aquellos que dieron su vida en este acto de terrorismo y barbarismo’’, dijo el padre Fernando Hería ante un centenar de feligreses. “La mejor forma de que la historia no se repita es recordando siempre la verdad de los sucesos, recordar con amor, con misericordia pero sobre todo con la verdad de nuestro lado’’, agregó el sacerdote.

González compartió la primera banca de la iglesia con Osiris Martínez, un ex inspector de calidad de fábricas de papel impreso que perdió a su esposa y a sus tres hijos en el accidente.

“Es muy bueno que esto esté pasando para que el mundo y especialmente Estados unidos sepa lo que ha ocurrido’’, comentó Martínez, de 81 años.

González negó los rumores de que los sobrevivientes estén preparando una demanda contra el gobierno cubano en Estados Unidos para obtener una indemnización.

“Yo no hago aquí nada por dinero’’, dijo González visiblemente indignada, “Lo hago por justicia, porque se recuerde como fueron las cosas, no podemos olvidar, tenemos que parar esto’’, agregó.

Al lado de Martínez en la capilla estaba María Bry de Medrano la viuda del piloto del avión Ruskin Medrano Portuondo quien murió en el accidente. Tenía 39 años.

“Se tiene que hacer justicia, no importa que haya pasado el tiempo, el señor Ponce de León tiene que responder a la justicia’’, afirmó María.

La viuda se refería Edmundo Ponce de León, un cubanoamericano residente de Miami a quien González y Martínez han identificado como uno de los presuntos secuestradores del avión.

Documentos de las investigaciones preliminares del accidente realizadas , obtenidos por El Nuevo Herald, indican que Ponce de León habría supuestamente paraticipado en el secuestro y luego se se habría unidos a los rebeldes del segundo frente en Sierra Cristal, al oriente de Cuba. Ponce de León niega categóricamente esa versión y sostiene que el fue un pasajero más del vuelo y que permanecía en Cuba hasta mediados de los 90 porque contrajo matrimonio. Ponce de León niega haber tenido algún cargo militar o de policía en la isla.

El secuestro del avión de cubana fue el primer acto de piratería internacional en la historia de Estados Unidos. De hecho uno de los milicianos que iba a bordo del avión advirtió a los pasajeros que esta acción pasaría a la historia por se la primera vez que se llevaba a cabo esta parte del mundo, según lo recordó González.

Sin embargo el secuestro quedó olvidado por la historia y la justicia por razones que tienen que ver con el triunfo de la revolución cubana dos meses después y la difícil situación de la representación diplomática de Estados Unidos en la isla una vez Fidel Castro llegó al poder.

El Departamento de Estado calificó el secuestro entonces como “un acto de bandolerismo y violencia’’ y pidió al Departamento de Justicia que iniciara una investigación. La fiscalía federal de Miami estimó que el caso estaba fuera de su jurisdicción.

Las circunstancias que rodearon la noticia de la tragedia aérea ese primero de noviembre de 1958 tampoco contribuyeron a darle relevancia. En Cuba se celebraban el lunes elecciones presidenciales en medio de un ambiente tenso caracterizado por los ataques de los rebeldes. Y en Estados Unidos unas 48 millones de personas se preparaban para votar en las elecciones congresionales.