Un año sin Jorge Mas Canosa
CHARLES COTAYO y PABLO ALFONSO
Cuando Jorge Mas Santos, vicepresidente de la Fundación
Nacional
Cubano Americana (FNCA), terminó su discurso sobre el
futuro de
Cuba y el ``vetusto dictador'' que la reprime en el salón
del centro
estudiantil de Tulane University, estudiantes, periodistas y
miembros de la
comunidad cubana de Nueva Orleans se pusieron de pie para aplaudir
intensamente.
La ovación que recibió con más gusto el joven
empresario de Miami se
produjo cuando un hombre gritó emocionado desde el público
el
testamento político de su padre: ``Adelante, Adelante,
Adelante''.
Un año después de la muerte de Jorge Mas Canosa,
el fogoso caudillo
de la FNCA, ese grito de batalla se ha convertido en una obsesión
no
solamente para su hijo, sino para los demás directivos
que luchan por
alejar la organización de la sombra del obituario de su
fundador.
El vacío que dejó Mas Canosa en los grandes proyectos
de la Fundación
lo están tratando de llenar sus herederos con entusiastas
señales de vida,
como el discurso en octubre de Mas Santos en Tulane; levantando
muros de contención en Washington contra los enemigos
del embargo;
presentando demandas en Europa o protestando en la Calle Ocho.
Para algunos esto no es suficiente. Analistas y críticos
de la Fundación
sostienen que la organización sin Mas Canosa, enfrascada
además en
una campaña de defensa legal de su reputación y
la de algunos de sus
miembros, ha perdido fuerza en Washington.
Algunos senadores y representantes afirman, sin embargo, que la
FNCA
sigue siendo una entidad de mucho poder, y que su influencia
está
intacta.
Anotadas en su lista de señales de supervivencia, la FNCA tiene:
La derrota en el Congreso de un proyecto de ley que
aliviaba el
embargo a Cuba.
La demanda contra el gobernante Fidel Castro en España
por
genocidio y torturas.
Un aumento de sus miembros activos, y
El mantenimiento de una estructura secreta de colaboradores
dentro
de Cuba.
Estos y otros esfuerzos han sido distraídos, sin embargo,
por un golpe
que la FNCA no esperaba y que sacudió su vocación
pacifista: una
Corte Federal de Puerto Rico acusó en agosto a uno de
sus directores
de participar en una torpe conspiración para matar a Fidel
Castro.
Cuánto entusiasmo transmiten estas expresiones de vitalidad,
y de qué
manera sufre la imagen de la organización con sus reveses,
depende de
quién lo juzgue. Lo que sí es una realidad es que
en los pasillos del
Congreso y en las oficinas del gobierno en Washington, donde
realmente
se mide la efectividad de una institución cabildera, tanto
admiradores
como críticos de la Fundación extrañan el
dinamismo que Mas Canosa le
imprimía a sus planes para una Cuba libre y democrática.
Robert Torricelli, senador por Nueva Jersey, considera que Mas
Canosa
es ``irreemplazable''. Aun así, agregó, la Fundación
en Washington ``no
tiene rival''.
``Yo creo que fue una legítima preocupación pensar
si la Fundación iba a
poder ejercer la misma fuerza política sin Jorge Mas Canosa'',
dijo
Torricelli. ``Yo mismo tuve preocupaciones, pero [la Fundación]
se ha
recuperado de una manera notable''.
María Elena Toraño, empresaria de Miami que ha asesorado
al
presidente Bill Clinton en el tema cubano, dijo a El Nuevo Herald
que la
posición de la Fundación no es tan fuerte como
era antes en Washington.
``El acceso que tenía Jorge [Mas Canosa] y el liderazgo
personal e
institucional ha dejado un vacío grandísimo, que
le será a Pepe
[Hernández] y Alberto [Hernández] muy difícil
de llenar, porque ese tipo
de liderazgo es irremplazable'' dijo . ``Jorge Mas Junior no
es lo mismo;
en Washington las cosas han cambiado, si no dramática,
paulatinamente''.
Susan Kaufman Purcell, vicepresidenta del Council of the Americas,
con
sede en Nueva York, está convencida de que la ausencia
del líder
espiritual de la Fundación podrá notarse muy pronto.
``El fue un tipo de genio político para hacer funcionar
la política
norteamericana respecto a Cuba, para sacar los problemas del
escenario
limitado de Miami y llevarlos a Washington'', dijo Kaufman. ``Es
probable que sin su liderazgo la Fundación pierda influencia
en
decisiones importantes de la política norteamericana hacia
Cuba''.
Mas Santos, el hijo mayor de Mas Canosa que fue elegido este año
vicepresidente de la FNCA, tiene otra perspectiva.
``Comparados con años anteriores, el cabildeo de la Fundación
sigue
con la misma presencia en Washington en término de status'',
dijo.
``Nosotros hemos podido seguir contando con nuestros amigos,
tanto en
el congreso como en el senado. Hemos sido efectivos en nuestra
labor
en Washington, aunque no hay ninguna iniciativa que se pueda
comparar
con la de Helms-Burton del 1996, o la Ley Torricelli, que es
el Cuba
Democracy Act de 1992''.
El dilema diario de la Fundación no es fácil de
resolver, según analistas,
pues es una institución que está luchando por demostrar
que no es
caudillista evocando los postulados políticos de quien
actuó como tal.
Alberto Hernández, presidente de la Junta de Directores
de la FNCA,
admite que Mas Canosa fue un líder insustituible.
``Era un hombre excepcional que ha dejado un vacío, no
hay dudas'',
dijo, ``pero la Fundación se ha recuperado de ese golpe
brutal. Vamos a
continuar por el mismo camino, y el legado de Jorge Mas lo vamos
a
llevar hasta sus consecuencias finales, que es la libertad de
Cuba''.
Hernández, quien asumió el cargo que ocupaba Mas,
de quien fue amigo
durante muchos años y médico personal, desmintió
rumores de divisiones
internas en la Fundación, y destacó que la influencia
de esa organización
en el congreso norteamericano se mantiene con la misma eficacia
de
siempre.
``No hay ninguna división en la Fundación. Al contrario,
estamos
trabajando muy unidos'', afirmó.
Los rumores sobre luchas internas comenzaron a circular este verano,
a
raíz de la convención anual de la organización.
Durante la reunión,
celebrada en julio, aparentemente surgieron discrepancias entre
los que
proponían elegir a Mas Santos para el cargo que ocupó
su padre, y los
que querían nuevas figuras en la junta directiva. Hernández
fue ratificado
en su cargo actual, y Jorge Mas Santos fue electo vicepresidente.
Trofeos y desafíos
Un trofeo del poder de cabildeo que la Fundación exhibe
como muestra
de que puede sobrevivir sin su fundador, es la victoria que obtuvo
en el
senado durante el últimas sesiones del Congreso frente
a la enmienda
Dodd, que pretendía derogar algunas disposiciones del
embargo a Cuba
relacionadas con productos agrícolas.
Torricelli señaló que la abrumadora victoria contra
el proyecto fue una de
las más altas votaciones que se han registrado en el senado
sobre el
embargo. ``Trabajé con Jorge Mas hijo [en la campaña
contra la
enmienda], de la misma forma que trabajé con su padre,
y hemos sido
igualmente efectivos'', declaró.
Los directores de la Fundación saben, sin embargo, lo que
pesa
cabildear por un tema como Cuba, que no es prioritario para el
gobierno
de Estados Unidos, y en medio de un coro de propuestas diferentes
para
el futuro de la isla en las que prima la idea de que el embargo
es el
problema y no la solución.
``Ya no se puede decir que la Fundación es la única
voz en Washington''
dijo Richard Nuccio, ex asesor especial sobre Cuba del presidente
Clinton.
Desde la década de los años 80 hasta la muerte de
Jorge Mas Canosa,
explicó el ex funcionario, la respuesta para la pregunta
de quién tiene más
influencia en Washington era la Fundación Nacional Cubano
Americana.
``Ahora la Fundación tiene un punto de vista; los tres
congresistas
cubano-americanos [Lincoln Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen
y Bob
Menéndez] en ciertos temas tienen otra posición.
Aunque ambas son
posturas de línea dura sobre Cuba, la Fundación
ya no tiene el
monopolio de la intransigencia frente a Cuba en Washington''.
Ese pluralismo, agregó, no existía cuando Mas Canosa vivía.
De acuerdo con la congresista Ros-Lehtinen, todavía la
Fundación sigue
siendo una organización de ```mucho poder'' en el congreso,
reconocida
nacionalmente por sus colegas.
``No importa si son de California, Nueva York, Illinois o Texas:
los
congresistas conocen la Fundación Nacional Cubano Americana'',
subrayó Ros-Lehtinen. ``Puede ser que no sepan otros nombres,
pero
éste es un nombre que reconocen. La gente de la Fundación
tiene una
presencia permanente en el capitolio, trabajan a tiempo completo
en este
asunto. Cuando ellos envían una circular a los congresistas
sobre su
posición, es un documento que es leído y respetado''.
Uno de los más recientes esfuerzos contra la corriente
de la FNCA se
concretó el 13 de octubre, cuando el senador John Warner,
de Virginia,
dio a conocer una carta a la Casa Blanca firmada por él
y otros 14
senadores, de ambos partidos, en la que pide al presidente Bill
Clinton la
creación de una comisión nacional bipartidista
que revise la política
estadounidense hacia Cuba.
Según la carta de Warner, no ha habido un análisis
integral sobre la
política hacia Cuba en 38 años, después
que el presidente Eisenhower
canceló la cuota de azúcar en julio 6 de 1960 y
el presidente Kennedy
aprobó el primer embargo total a la isla en febrero 7
de 1962. La
propuesta fue coauspiciada por los ex secretarios de Estado,
Henry
Kissinger, y de defensa, Frank Carlucci.
La FNCA no ha cruzado los brazos ante la ofensiva antiembargo.
En la
primavera la organización repartió cartas a los
principales ejecutivos de
unas 600 compañías norteamericanas que están
apoyando
indirectamente los proyectos del senador Christopher Dodd y el
congresista Esteban Torres para levantar parcialmente el embargo
a
Cuba en materia de alimentos y medicinas.
``¿Está usted enterado'', dice la carta, ``que Estados
Unidos ha donado
anualmente alrededor de $400 millones en alimentos y medicinas
a Cuba,
y sin embargo el pueblo cubano no se beneficia de las donaciones,
ya
que el dictador se posesiona de ellas y entrega una parte a los
hospitales
privados para extranjeros?''
Al respecto Frank Calzón, quien fuera el primer director
ejecutivo de la
Fundación en Washington y uno de sus fundadores junto
a Mas, dijo que
es muy prematuro hablar de un cambio de política hacia
Cuba por parte
de Estados Unidos.
``Lo que sí existe es una campaña millonaria, organizada
por algunos
empresarios y amigos de Castro que tratan de crear esa percepción
en
los medios de prensa'', indicó.
Calzón, que dirige el Centro para una Cuba Libre, dijo
que, dentro de
ese contexto, es necesario que otros grupos cubanos se incorporen
al
trabajo de influir en el Congreso norteamericano para mantener
las
sanciones contra Castro.
``En ese sentido, la pérdida de Mas Canosa, con quien tuve
grandes
desavenencias en su momento, es de verdad un golpe importante'',
dijo
Calzón. ``Creo que por eso la Fundación debe suplirlo
aumentando su
trabajo en Washington''.
FNCA vs. Castro
En un esfuerzo por captar la atención internacional que
produjo el arresto
en Londres del general Augusto Pinochet, la Fundación
presentó a
principios de noviembre ante la Audiencia Nacional de España
una
querella contra Castro por ``genocidio, terrorismo, y torturas''.
La demanda iba sustentada, según la Fundación, con
la descripción de
18,000 casos. Al mismo tiempo, en Miami, La Voz de la Fundación,
la
emisora de onda corta que transmite programación hacia
Cuba, lanzó
una campaña para que desde la isla la gente enviara denuncias.
Pero la campaña sufrió un duro revés el jueves.
El juzgado español
desestimó la demanda, argumentando que los responsables
del régimen
no pueden ser acusados de genocidio, porque no existió
una ``intención
de destruir total o parcialmente a un grupo''.
Hernández anunció que la decisión será
apelada, y el jueves recibió el
ofrecimiento del embajador de Argentina en Washington, Diego
Guelar,
de presentar la demanda ante la justicia de su país.
``Yo no les puedo garantizar resultados, porque la justicia de
mi país es
independiente'', dijo Guelar a El Nuevo Herald, ``pero 18,000
pruebas
pueden ser más contundentes que las 3,000 que se han presentado
contra Pinochet''.
Ninoska Pérez, portavoz de la FNCA y Directora de La Voz
de la
Fundación, dijo que el propósito de la Fundación
al presentar la
demanda es cambiar la mentalidad internacional hacia Cuba.
``No se trata de venganza. Se trata de justicia, para que nunca
más la
barbarie reine en Cuba'', dijo Pérez.
EU Vs FNCA
Las batallas jurídicas de la Fundación en este último
año no han sido sólo
de ataque, sino de defensa ante denuncias y acusaciones contra
algunos
de sus miembros sobre una supuesta participación en actividades
subversivas contra Cuba.
Antonio Llamas, uno de los directores de la Fundación,
fue acusado en
agosto de confabularse en un intento de asesinato contra Castro
durante
la cumbre iberoamericana de Isla Margarita en Venezuela, en noviembre
de 1997. La embarcación La Esperanza, en la que viajaban
cuatro
exiliados cubanos, también acusados, es propiedad de Llamas.
El
propietario de uno de los fusiles incautados como parte de la
conspiración era Pepe Hernández.
El mismo mes de agosto, el veterano luchador anticastrista Luis
Posada
Carriles desató un gran escándalo al afirmar, en
declaraciones a The
New York Times, que miembros de la Fundación lo habían
apoyado en
sus actividades para derrocar a Castro.
Tras un enérgico pronunciamiento de la Fundación
y el anuncio de que
demandarían al diario, éste publicó una
aclaración en la que afirmaba que
el dinero entregado a Posada no tenía un destino específico
y que no
había salido de la Fundación propiamente.
A la confusión se unió después el mismo Posada,
al asegurar, en una
entrevista con la cadena CBS Telenoticias, que había mentido
al Times.
Tanto las acusaciones formales como las dudas han dado artillería
a los
críticos de la Fundación en Miami para pedirle
que abra paso a otras
opciones.
``Yo estoy convencido de que la Fundación ya vio pasar
sus mejores
tiempos'', afirmó Francisco Aruca, comentarista radial
y empresario de
viajes a Cuba.
La Fundación está en decadencia, según Aruca,
porque su agenda
política ``no se corresponde hoy con los mejores intereses
nacionales de
Estados Unidos''.
``Sin duda, Mas Canosa fue un líder irremplazable dentro
de la
Fundación, y eso se ha demostrado'', afirmó Aruca.
La audacia y
agresividad de Mas, unidas ``a su experiencia acumulada en las
relaciones políticas'', lo convirtieron en un dirigente
del exilio cubano
tradicional que hasta ahora no ha encontrado equivalente, según
Aruca.
``Mas tenía cualidades, y algunas de ellas no eran nada
buenas. Era sin
duda muy poco escrupuloso cuando se proponía ganar a toda
costa'',
subrayó Aruca. ``Era un hombre con características
de aplanadora''.
Cuentas positivas
A juzgar por las cifras suministradas por la Fundación,
la muerte de Mas
Canosa no ha menguado su poder de convocatoria. En 1997, según
las
estadísticas proporcionadas por sus voceros, la organización
contaba
con 48,215 miembros que donan desde $1 hasta $500 al mes. Este
año
la cifra aumentó a 52,017 miembros.
Adicionalmente, en diciembre de 1997, se creó un nuevo
grupo de más
de 120 voluntarios jóvenes, con la misión de ``perpetuar
la ideología de
la FNCA y defender el derecho de todos los cubanos de poder vivir
en
una Cuba libre y democrática''. La nueva categoría
de Miembros
Asociados ha captado el apoyo de 12 personas que contribuyen
$2,500
anuales y participan en muchos de los proyectos de la Fundación.
Después que Mas Canosa murió, muchas personas llamaron
a la
Fundación para expresar su interés en ser miembros,
dijo Ninoska
Pérez. Entre 10 y 15 nuevos miembros, explicó,
se han unido a la Junta
Directiva de la FNCA, que actualmente tiene más de 100
miembros que
contribuyen anualmente $10,000 cada uno.
``Cuando Jorge Mas Canosa murió, varias personas escribieron
el
obituario de la Fundación y un año después
aquí estamos'' afirmó Pérez.
``Nos hemos mantenido unidos. No ha habido personas que hayan
renunciado. Creo que nos hemos seguido enfrentando a todos los
obstáculos con la misma fuerza y la misma entereza que
lo hubiera hecho
Jorge''.
Los periodistas de El Nuevo Herald Gerardo Reyes y Wilfredo Cancio
contribuyeron a este reportaje.