Basulto admite que no ordenó escapar a piloto
El tribunal escuchó la grabación que
el veterano piloto hizo de las
comunicaciones entre su aparato y las avionetas
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
El líder de Hermanos al Rescate, José Basulto, nunca creyó
que el gobierno cubano fuera ``lo
suficientemente estúpido'' para derribar las avionetas que abatió
el 24 de febrero de 1996,
pero cuando la primera cayó, admitió ayer el activista,
no ordenó a la segunda que escapara
del área.
``No, señor. Estuve rechazando [mentalmente] lo que vi todo el
tiempo. [Pero] hay que
ver con qué rapidez sucedió todo eso'', contestó
Basulto cuando el abogado defensor, Paul
A. McKenna, sostuvo que el activista buscaba un enfrentamiento con
el régimen
de la isla y, por lo tanto, era responsable de la muerte de los cuatro
voluntarios
que tripulaban las avionetas.
Ayer, el tribunal que juzga a cinco acusados de espiar para la isla
escuchó la
grabación que Basulto hizo de las comunicaciones radiales entre
su aparato y
las avionetas derribadas.
Uno de los supuestos espías, Gerardo Hernández, está
acusado de propiciar el
derribo de las avionetas. El veterano piloto dijo que el día
de la tragedia, al
regresar del vuelo, las autoridades quisieron confiscar la cinta, pero
que él se
opuso por temor a que desapareciera.
``Quería tener la cinta porque era la única prueba de
que no hicimos nada mal.
Si no, no la estaríamos escuchando en este momento; el gobierno
[estadounidense] la hubiera desaparecido'', afirmó.
McKenna quiso saber si la verdadera razón por la cual Basulto
quiso retener la
cinta era la necesidad de borrar partes aparentemente comprometedoras.
``No'',
respondió el piloto. ``Además de que en el aeropuerto
no había capacidad de
copiarla, sabía que la administración Clinton nos veía
como adversarios y quería
hacerla desaparecer'', añadió.
Su testimonio tomó particular intensidad cuando en la cinta se
escuchó que
Basulto parecía reírse con las maniobras que presuntamente
hizo un MiG
castrista a su alrededor.
``Nos van a tirar; tenemos MiGs alrededor. ¡Ji, ji, ji!'', se escuchó en la cinta.
McKenna interrumpió la audición y le preguntó:
``Señor Basulto, usted se estaba
divirtiendo, ¿verdad?''.
``No, estaba nervioso'', respondió el piloto.
Pero el abogado insistió, preguntándole si realmente no
estaba feliz por estar
protagonizando, una vez más, un enfrentamiento con Cuba. ``Usted
está
intentando hablar por mí. En esos momentos, estaba nervioso'',
insistió Basulto.
McKenna hizo un intento más. ``O sea, mientras se reía,
estaba enviando a dos
jóvenes hacia la muerte'', afirmó.
Pero no hubo respuesta. La fiscalía objetó la pregunta,
mientras Basulto movía la
cabeza en señal negativa. Entonces la defensa quiso saber por
qué Basulto no
detuvo la misión cuando los cazas cubanos empezaron a circundar
las
desarmadas avionetas.
``Estaba en un estado de negación permanente'', explicó
el piloto. ``Jamás creí
que fueran a derribarnos en aguas internacionales'', añadió.
Pero cuando las
avionetas no eran más que dos columnas de humo en el horizonte,
en la cinta
se escucha a Basulto decir a sus acompañantes: ``Bueno, nos
parece que nos
tenemos que ir pa'l c.....''.