Diario las Americas
2 de Diciembre, 1998

Esta lucha es nuestra

              Por José J. Basulto

              La misión de Hermanos al Rescate, en lo que respecta a los cambios políticos en
              Cuba, posee un carácter de facilitador más que de contendientes, de promotor y
              no de protagonista. Respondemos a un llamado cívico y patriótico al propiciar las
              condiciones necesarias para que ocurra un proceso político ordenado y
              democrático en nuestra patria, con espacio para todos los cubanos.

              Nuestra función es apoyar a los opositores en la isla que se manifiestan de forma
              abierta como contestatarios a la dictadura y buscar un consenso nacional.
              Respaldamos a aquellos hombres y mujeres que han trascendido la etapa de las
              denuncias al régimen y que están ahora dispuestos a tomar la iniciativa política en
              sus manos, actuando sus derechos y dispuestos a llevar esta lucha que es sólo
              nuestra, hasta sus últimas consecuencias.

              Al din de apoderar (dar poder) al pueblo cubano para acometer tal empresa,
              hemos formulado una "Propuesta de Plan para el Desafío Cívico Nacional" (El
              Plan) , la cual ha sido sometida a la oposición interna para su consideración y
              posible uso. Hemos recibido respuestas muy alentadoras de la isla; la más
              reciente, una iniciativa de la oposición para celebrar una "Cumbre Paralela del
              Pueblo Cubano" a la Cumbre Iberoamericana, programada en La Habana para
              octubre de 1999.

              "El Plan", estrategia pragmática, que le hemos planteado como instrumento a la
              oposición interna, reconoce que para cambiar a una sociedad hay que comenzar
              cambiando a los individuos que la integran. Después de 40 años, seguimos
              perdiendo el tiempo tratando de modificar la conducta de terceros, sean países o
              personas. Tenemos que estar dispuestos, nosotros, los interesados, a una seria
              reflexión sobre lo que nos ha impedido el cambio hasta ahora, y con lo que
              realmente contamos, para poder llevarlo a cabo.

              Primero, necesitamos determinar cuáles son nuestros obstáculos y dónde están
              nuestros propios recursos. "El Plan" propuesto cuanta solamente con lo que está
              bajo nuestro control como instrumento y es adaptable a todo aquello que no lo
              está.

              El momento es de reflexión y de diseñar nuestra conducta futura para lograr
              nuestros objetivos. Es momento de pensar antes de actuar, de planificar y actuar
              entonces con disciplina. Es momento de enfoque, firmeza de propósito y de
              impedir que nuevamente nos manipulen gobiernos, intereses o personas, ajenos a
              nuestro interés nacional.

              Necesitamos restablecer, entre los participantes de esta empresa nacional, un
              sentido de confianza y dependencia mutua, basado en expectativas de conductas.
              Dichas expectativas deberán fundamentarse en valores cívicos, éticos y morales,
              los cuales han sido reemplazados por la actual doble moral. Sólo por este medio
              vamos a poder obtener la necesaria fue y esperanza en una posible solución
              cubana y en nuestra capacidad para cooperar los unos con los otros en busca del
              bienestar común.

              La cooperación entre hermanos para lograr metas de beneficio común, de
              carácter cívico y naturaleza simple, es un primer escalón contemplado en "El Plan"
              para que conduzca a una muy necesaria unidad de propósito de carácter nacional.
              Apoyamos la formación y el fortalecimiento de la sociedad civil.

              Necesitamos terminar con la actitud prevalente de "sálvese quien pueda", y con
              todas las formas de escapismo que esa actitud he generado. Tenemos que tomar
              conciencia de que para poder salvarnos todos y salvar a nuestra patria, es
              necesario primero que cada cubano, tomando la iniciativa, pueda
              responsablemente decir: "El cambio soy yo".

              Hemos propuesto la lucha cívica no violenta como el instrumento de cambio más
              adecuado, a nuestro alcance y entender, para obtener nuestros objetivos
              nacionales. Esta lucha es asequible a nuestro pueblo y viable dadas nuestras
              circunstancias. Cuando se pregunta ¿Son la desintegración de una dictadura y la
              implementación de una democracia usando la no violencia realmente posibles? La
              respuesta es: Ya ha pasado en otras partes, puede repetirse en Cuba.

              Esta forma de lucha, debidamente comprendida, nos sitúa a gran distancia del
              pacifismo tradicional, pasivo y cobarde, y del diálogo entreguista con el actual
              gobierno, que lo sitúa, erróneamente, al timón del propio cambio. Es
              fundamentalmente opuesta al guerrerismo verbal e inconsecuente, el cual confunde
              la guapería callejera con el verdadero valor de los hombres.

              Este guerrerismo, mayormente radial, promulgado desde el exterior cómodo y
              seguro, hasta ahora sólo ha servido para convalidar la propia retórica del régimen.
              También, ha contribuido a presentar al exilio ante el mundo como reaccionario,
              indolente, intolerante e intransigente, argumentos que mejor describen a la propia
              dictadura, pero que ésta, hábilmente, ha logrado aplicarnos a nosotros. Estos
              atributos nos han creado un sisma con nuestro pueblo.

              No olvidemos tampoco ese perro que más de una vez nos ha mordido: Castro y
              su penetración del exilio. Me pregunto si algunas de estas propuestas violentas e
              irrealizables por estar fuera de nuestro alcance y control no responden a un diseño
              del gobierno cubano. ¿Será ésta una forma de distracción destinada a frustrarnos
              y dividirnos? ¿Será posible que Castro, sabiendo el inevitable hecho de que existe
              un exilio opositor, lo esté siempre moldeando a su conveniencia, usando sus
              peones encubiertos y llevándonos a una forma de confrontación violenta en la cual
              él nos aventaja?

              Cuidado hermanos, con la manipulación de la inteligencia enemiga que no
              descansa, entorpece nuestro esfuerzo y se aprovecha con frecuencia de nuestro
              dolor, bondad y apertura para sus propósitos malvados. Ser abiertos en nuestra
              actuación no constituye una debilidad, sino todo lo contrario. Tampoco implica
              que tengamos que ser ingenuos.

              Nuestra "Propuesta de Plan para el Desafío Cívico Nacional" será nuestro tema a
              tratar el próximo día 10 de diciembre en la conferencia que tendrá lugar en el
              Graham Center (Florida International University) con motivo del 50 aniversario de
              la Declaración Universal de Derechos Humanos. ­Los esperamos a todos'.