Esta lucha es nuestra
Por José J. Basulto
La misión de Hermanos al Rescate, en lo que respecta a los cambios
políticos en
Cuba, posee un carácter de facilitador más que de contendientes,
de promotor y
no de protagonista. Respondemos a un llamado cívico y patriótico
al propiciar las
condiciones necesarias para que ocurra un proceso político ordenado
y
democrático en nuestra patria, con espacio para todos los cubanos.
Nuestra función es apoyar a los opositores en la isla que se manifiestan
de forma
abierta como contestatarios a la dictadura y buscar un consenso nacional.
Respaldamos a aquellos hombres y mujeres que han trascendido la etapa de
las
denuncias al régimen y que están ahora dispuestos a tomar
la iniciativa política en
sus manos, actuando sus derechos y dispuestos a llevar esta lucha que es
sólo
nuestra, hasta sus últimas consecuencias.
Al din de apoderar (dar poder) al pueblo cubano para acometer tal empresa,
hemos formulado una "Propuesta de Plan para el Desafío Cívico
Nacional" (El
Plan) , la cual ha sido sometida a la oposición interna para su
consideración y
posible uso. Hemos recibido respuestas muy alentadoras de la isla; la más
reciente, una iniciativa de la oposición para celebrar una "Cumbre
Paralela del
Pueblo Cubano" a la Cumbre Iberoamericana, programada en La Habana para
octubre de 1999.
"El Plan", estrategia pragmática, que le hemos planteado como instrumento
a la
oposición interna, reconoce que para cambiar a una sociedad hay
que comenzar
cambiando a los individuos que la integran. Después de 40 años,
seguimos
perdiendo el tiempo tratando de modificar la conducta de terceros, sean
países o
personas. Tenemos que estar dispuestos, nosotros, los interesados, a una
seria
reflexión sobre lo que nos ha impedido el cambio hasta ahora, y
con lo que
realmente contamos, para poder llevarlo a cabo.
Primero, necesitamos determinar cuáles son nuestros obstáculos
y dónde están
nuestros propios recursos. "El Plan" propuesto cuanta solamente con lo
que está
bajo nuestro control como instrumento y es adaptable a todo aquello que
no lo
está.
El momento es de reflexión y de diseñar nuestra conducta
futura para lograr
nuestros objetivos. Es momento de pensar antes de actuar, de planificar
y actuar
entonces con disciplina. Es momento de enfoque, firmeza de propósito
y de
impedir que nuevamente nos manipulen gobiernos, intereses o personas, ajenos
a
nuestro interés nacional.
Necesitamos restablecer, entre los participantes de esta empresa nacional,
un
sentido de confianza y dependencia mutua, basado en expectativas de conductas.
Dichas expectativas deberán fundamentarse en valores cívicos,
éticos y morales,
los cuales han sido reemplazados por la actual doble moral. Sólo
por este medio
vamos a poder obtener la necesaria fue y esperanza en una posible solución
cubana y en nuestra capacidad para cooperar los unos con los otros en busca
del
bienestar común.
La cooperación entre hermanos para lograr metas de beneficio común,
de
carácter cívico y naturaleza simple, es un primer escalón
contemplado en "El Plan"
para que conduzca a una muy necesaria unidad de propósito de carácter
nacional.
Apoyamos la formación y el fortalecimiento de la sociedad civil.
Necesitamos terminar con la actitud prevalente de "sálvese quien
pueda", y con
todas las formas de escapismo que esa actitud he generado. Tenemos que
tomar
conciencia de que para poder salvarnos todos y salvar a nuestra patria,
es
necesario primero que cada cubano, tomando la iniciativa, pueda
responsablemente decir: "El cambio soy yo".
Hemos propuesto la lucha cívica no violenta como el instrumento
de cambio más
adecuado, a nuestro alcance y entender, para obtener nuestros objetivos
nacionales. Esta lucha es asequible a nuestro pueblo y viable dadas nuestras
circunstancias. Cuando se pregunta ¿Son la desintegración
de una dictadura y la
implementación de una democracia usando la no violencia realmente
posibles? La
respuesta es: Ya ha pasado en otras partes, puede repetirse en Cuba.
Esta forma de lucha, debidamente comprendida, nos sitúa a gran distancia
del
pacifismo tradicional, pasivo y cobarde, y del diálogo entreguista
con el actual
gobierno, que lo sitúa, erróneamente, al timón del
propio cambio. Es
fundamentalmente opuesta al guerrerismo verbal e inconsecuente, el cual
confunde
la guapería callejera con el verdadero valor de los hombres.
Este guerrerismo, mayormente radial, promulgado desde el exterior cómodo
y
seguro, hasta ahora sólo ha servido para convalidar la propia retórica
del régimen.
También, ha contribuido a presentar al exilio ante el mundo como
reaccionario,
indolente, intolerante e intransigente, argumentos que mejor describen
a la propia
dictadura, pero que ésta, hábilmente, ha logrado aplicarnos
a nosotros. Estos
atributos nos han creado un sisma con nuestro pueblo.
No olvidemos tampoco ese perro que más de una vez nos ha mordido:
Castro y
su penetración del exilio. Me pregunto si algunas de estas propuestas
violentas e
irrealizables por estar fuera de nuestro alcance y control no responden
a un diseño
del gobierno cubano. ¿Será ésta una forma de distracción
destinada a frustrarnos
y dividirnos? ¿Será posible que Castro, sabiendo el inevitable
hecho de que existe
un exilio opositor, lo esté siempre moldeando a su conveniencia,
usando sus
peones encubiertos y llevándonos a una forma de confrontación
violenta en la cual
él nos aventaja?
Cuidado hermanos, con la manipulación de la inteligencia enemiga
que no
descansa, entorpece nuestro esfuerzo y se aprovecha con frecuencia de nuestro
dolor, bondad y apertura para sus propósitos malvados. Ser abiertos
en nuestra
actuación no constituye una debilidad, sino todo lo contrario. Tampoco
implica
que tengamos que ser ingenuos.
Nuestra "Propuesta de Plan para el Desafío Cívico Nacional"
será nuestro tema a
tratar el próximo día 10 de diciembre en la conferencia que
tendrá lugar en el
Graham Center (Florida International University) con motivo del 50 aniversario
de
la Declaración Universal de Derechos Humanos. Los esperamos
a todos'.