Balseros rememoran sus historias
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Tras una fuga meticulosamente planificada por dos años, Roberto Morales llegó al exilio con sus metas bien definidas, sin idealizar las promesas del sueño americano.
''Vine de Cuba [en 1993] con la idea de trabajar para salir adelante'' manifestó Morales, de 37 años y actualmente empleado del Servicio Postal de Estados Unidos. ``Los cinco que vinieron en mi balsa están trabajando duro en este país''.
Empezó preparando hamburguesas por $4.50 la hora. Luego obtuvo la primera Beca Balsero, auspiciada por la Asociación de Educadores Hispanos de Miami-Dade y se graduó del Miami-Dade College.
Morales participó ayer en el panel ''En sus propias palabras: los balseros cuentan sus historias'', que cerró la primera jornada de una conferencia académica sobre el éxodo de 1994. El evento reúne una veintena de profesores, investigadores y funcionarios estadounidenses relacionados con la crisis migratoria que lanzó a unos 35,000 cubanos rumbo a las costas de la Florida.
''Otros vinieron con la idea de no trabajar y hacer dinero fácil, pero la mayoría de los balseros vinimos a construir, a aportar y a rehacer nuestras vidas'', opinó Morales, quien recreó las experiencias de su travesía desde Boca Ciega en el libro 65 horas con la muerte (2003).
Junto a él estuvo Lisbet Martínez, la violinista que hizo historia tocando el himno estadounidense en los campamentos de la base naval de Guantánamo. Hoy Martínez, de 22 años, se graduó de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y se desempeña como profesora de Música en una escuela de Hialeah Gardens.
''En Cuba hay muchos mitos sobre el costo de los estudios en EEUU, pero la verdad es que si tienes dedicación y talento, vas a tener una oportunidad de estudiar en este país'', afirmó Martínez, quien ha interpretado el violín en la Casa Blanca para los presidentes Bill Clinton y George W. Bush.
El pasado año la joven profesora viajó a Cuba para visitar a sus familiares.
''Tuve mucho miedo por todo lo que había sucedido conmigo aquí, pero no sucedió nada'', relató. ``Fue terrible ver a antiguas compañeras de colegio que tienen mi edad y parecen diez años más viejas, viviendo sin esperanzas de futuro''.
Martínez opinó que la historia reciente de los cubanos gira en torno a la idea de escapar de la isla.
''Algo debe andar muy mal en un país donde miles y miles de personas de todas las edades arriesgan sus vidas para salir de allí'', comentó.
Jorge del Río, quien fue interceptado en el mar en agosto de 1994 y permaneció un año en Guantánamo, aseveró que no existen diferencias entre los balseros según la época, porque todos son fugitivos de un régimen totalitario.
''Aunque muchas personas no saben expresarlo, aquel que sale de un país comunista es un refugiado político'', apuntó Del Río.
La conferencia Los balseros diez años después: ¿no están a la deriva? sesionó ayer en la Universidad de Miami (UM), donde quedó también inaugurada una muestra con objetos artísticos, publicaciones y cartas que testimonian la experiencia de los balseros en Guantánamo. Hoy los paneles se efectuarán en el Centro Graham de FIU.