Espía consideró reclutar a empleados de base aérea
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
La inteligencia cubana estudió la posibilidad de reclutar a dos
trabajadores de la
base aérea de Cayo Hueso, después que un agente suyo
infiltrado allí informó a
La Habana que había establecido una buena relación con
uno de ellos, cuyo
padre desempeñaba en la época un importante cargo en
la Base Naval de
Guantánamo.
El detalle salió a relucir ayer durante el juicio a cinco hombres
acusados de
espiar para Cuba, durante el interrogatorio de un oficial jubilado
de la Oficina
Federal de Investigaciones (FBI) por parte del abogado defensor de
Antonio
Guerrero, el supuesto espía infiltrado en la base de Cayo Hueso.
En noviembre de 1996, Guerrero estableció amistad con un joven
de 18 años
llamado Brian, quien recién empezaba a trabajar en la base como
ayudante en la
oficina de mantenimiento y, como hacía habitualmente, lo informó
a sus
superiores en la isla.
``Lo más importante de todo esto es que este empleado es hijo
de un militar que
es jefe en la terminal naval de la base aérea de Guantánamo'',
escribió en un
informe enviado a Cuba el supuesto jefe de la Red Avispa, Gerardo Hernández,
después que Guerrero, alias Lorient, le informó del asunto.
En otro informe anexo, Lorient dibuja un retrato completo de Brian,
detalla sus
nexos familiares, explica cómo la madre decidió quedarse
en Cayo Hueso
mientras el padre estuvo trabajando en Guantánamo y refiere
que el joven tiene
una novia, también hija de un militar.
``Mi relación con Brian es muy buena. Es fácil profundizar
y conversar con él.
Debido a los lazos militares de esta relación, continuaremos
desarrollándola y
ofreceremos información a medida que la consigamos'', añadió.
Meses después, Lorient recibió instrucciones de Cuba para
que sondeara a un
individuo cubano llamado Rolando González Díaz, un trabajador
de limpieza de
la base que, al parecer, en una correspondencia a sus familiares manifestó
algún
tipo de interés en regresar definitivamente a la isla.
``Este individuo tiene un hijo que emigró durante la crisis de
los balseros y cuya
esposa vive en Cuba, en Cojímar. El Centro Principal quiere
que investigues esta
señal y trates de obtener algún tipo de información
que nos permita determinar si
esta persona puede ser de algún tipo de interés para
nosotros'', dijo el mensaje
de La Habana.
También se sugiere a Guerrero que investigue si el individuo
aun trabaja en la
base, donde se habían procesado algunos despidos, y que preste
atención a
listados con nombres de empleados.
Mientras, Guerrero fue solidificando su ``amistad'' con Brian, a punto
de que
cuando éste decidió casarse en febrero de 1998, el supuesto
espía cubano se
brindó para hacer las fotos de la boda. Informó del detalle
a sus superiores pero
añadió una noticia aún más valiosa.
``En abril [Brian] va a empezar su servicio militar en la Fuerza Aérea.
Me dijo que
fue asignado a Texas pero no sé a qué base con exactitud.
Me dijo que me iba a
escribir y yo le contesté que lo visitaría con mi novia.
Pero lo más importante es
crear una relación que seguramente nos dará importante
información en el
futuro'', escribió ``Lorient''.
Según Stuart Hoyt, ex jefe de una unidad de contrainteligencia
del FBI
especializada en asuntos cubanos, el ofrecimiento de fotografiar la
boda de Brian
no fue inocente. ``Pudo haber sido eso [un intento de reclutamiento].
[El joven]
se podía sentir en deuda con Lorient'', dijo ayer en el tribunal.
Guerrero fotografió la boda, donde conoció a los padres
de Brian, y envió las
fotos a sus superiores en la isla.
En relación a González Díaz, Guerrero informó
que no había podido conocerlo y
ni siquiera ubicarlo.