Presunto espía guardaba objetos incriminatorios
La lista incluye compartimientos secretos y anotaciones en clave
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Los testimonios de espías cubanos ya condenados permitieron a
las autoridades
descubrir una serie de objetos de espionaje en la residencia del sospechoso
Gerardo Hernández --el supuesto jefe de la Red Avispa-- que
incluyen desde
compartimentos ocultos hasta anotaciones de enigmáticas palabras.
Ayer, durante el sexto día de sesiones del juicio a cinco acusados
de espiar
para el gobierno de La Habana, la fiscalía mostró al
jurado una bandeja con un
compartimento secreto donde había papeles comprometedores escondidos.
Además, el fiscal asistente John Kasternakies, reveló
que agentes del FBI
descubrieron en un casete de música una serie de anotaciones
cuyo contenido
será revelado en los próximos días, pero que están
conectadas con una posible
labor de espionaje.
Según el agente José F. Orihuela, quien participó
en el registro de la casa de
Hernández en North Miami Bech --el 12 de septiembre de 1998--,
en un costado
del mueble de la computadora también se encontró un papel
amarillo donde
había escritas lo que podrían ser claves de comunicaciones.
Palabras como ``sit'', ``beta'', ``iota'', ``alpha'', ``kapra'', ``omega'',
``lambda'', y
expresiones como ``T9 betty (mia)'', fueron enseñadas al jurado
a través de un
circuito cerrado de televisión.
Kasternakies no profundizó en su significado, siguiendo el patrón
que la fiscalía
ha desarrollado esta primera semana de audiencias. Pero, según
especialistas,
se trata de letras del alfabeto griego.
En el caso de Hernández, el FBI hizo un segundo registro en noviembre
de 1998,
después que otros agentes cubanos acordaron con las autoridades
intercambiar
información por una pena reducida.
Lo anterior permitió descubrir la bandeja con el compartimento
secreto,
documentación oculta y otros detalles que pasaron inadvertidos
en el primer
registro. En uno de esos registros, también fue hallada una
carta enviada a la
Sección de Intereses de Cuba en Washington por un cubano residente
en North
Miami llamado Pedro Valdés Morell. En la misiva, pide a las
autoridades de la
isla que, por motivos humanitarios, le permitan regresar a la isla.
``¿Encontraron algo en ese documento que indique que ha sido
enviado al Sr.
Viramontes?'', preguntó Kasternakies, refiriéndose al
nombre ficticio que
Hernández usó por años. ``No'', respondió
Orihuela. La presencia de la misiva da
a entender, que quizás hubo algún nexo entre la misión
diplomática y el
acusado.
Fuentes familiarizadas con el caso dijeron a El Nuevo Herald que la
ofensiva de
la fiscalía de enseñar al jurado todo tipo de evidencias
--desde radios de onda
corta hasta boletos de avión, pasando por fotografías
personales hasta enormes
gráficos-- pudiera tener como objetivo sugerir que las pruebas
son tan
abrumadoras que los acusados son culpables.
En la audiencia de ayer, la defensa dio a entender que pasaríá
a la ofensiva
pronto, y parece disponer también de sus pruebas, porque uno
de los abogados
pidió a la fiscalía que defina el día en que piensa
terminar sus alegatos para que
puedan empezar a traer a la corte su propio material.