Cuestionan a presunto ex espía cubano
JOAQUIM UTSET
El Nuevo Herald
La gota que probablemente colmó el vaso de la credulidad del abogado Christopher Rundle cayó el día en que Roberto Martín, el espléndido cliente que aseguraba tener $21,000 millones de Fidel Castro en su poder, le aseguró que el senador Bob Graham tiene un doble, relató ayer el letrado.
Rundle había confrontado a Martín señalándole que los días en que decía haber estado reunido con Graham, éste se encontraba fuera de Miami-Dade enfrascado en su campaña a la presidencia.
''El señor Martín me dijo que Bob Graham tenía un doble que usaba en la campaña cuando tenía que irse'', dijo Rundle, durante su testimonio en una audiencia preliminar en el caso federal contra Martín.
La fiscalía federal acusó en febrero al supuesto ex oficial de inteligencia cubano de haberse hecho pasar por un agente federal y defraudar a un grupo de personas prometiéndoles parte de la fortuna que supuestamente el dictador cubano tiene en el exterior.
Martín niega las acusaciones, y asegura que los cargos en su contra están basados en información confidencial que Rundle entregó a las autoridades en violación del secreto profesional.
La audiencia de ayer, convocada por el magistrado Stephen T. Brown para dilucidar la moción de la defensa de desestimar la información proporcionada por Rundle, fue la primera vez que este enrevesado caso se ventila en una sala judicial.
Rundle, un prominente abogado y ex fiscal estatal, relató que en febrero del año pasado conoció a Martín a través de uno de sus clientes, el promotor artístico Recaredo Gutiérrez.
Este, junto a Rundle y otras dos personas, son los considerados estafados, aunque las autoridades no han especificado hasta el momento el monto de la estafa.
Martín y sus representantes le explicaron que en su servicio como oficial de la inteligencia cubana había conseguido acaparar en una cuenta en un banco suizo parte de los supuestos ingresos que Castro recibe del narcotráfico.
Agregaron que, tras desertar a los Estados Unidos y ponerse al servicio de la CIA, había conseguido un acuerdo con el gobierno norteamericano para trasladar $21,000 millones a este lado del Atlántico, según el testimonio de Rundle.
Pero tras una intensa labor para crear 18 fideicomisos donde se debían repartir el dinero que supuestamente ya habían ingresado al banco Citigroup, reuniones con los beneficiados, viajes a Nueva York y Washington, la supuesta fortuna nunca acabó de aparecer.
''Nada de lo que decía que debía pasar, pasaba'', dijo Rundle, quien agregó que para responder a las preguntas de los participantes, ``no paraba de presentar documentos''.
Entre ellos, un memorándum con el escudo de la Casa Blanca que Martín dijo había escrito a mano el presidente George W. Bush y cartas supuestamente escritas por su jefe de despacho, Andrew Card, dijo.
''No sé quien escribió esos documentos'', testificó Rundle. ''Pero le puedo asegurar que no fue el presidente de los Estados Unidos'', agregó.
Anthony Natale, el abogado de Martín, dijo que responderá al testimonio del ex abogado de su cliente cuando empiece el juicio, pero advirtió que lo dicho ayer es la versión de Rundle.
Martín, en una anterior entrevista con El Nuevo Herald, aseguró que el dinero existe, pero no quiso especificar su procedencia. Todo lo que se hizo, agregó, fue bajo consejo de Rundle.
La relación entre Martín y Rundle terminó poco después de que el abogado le preguntara sobre sus supuestas reuniones con Graham, a quien el acusado citaba como una de las razones por las que el dinero aún no se podía tocar, según Rundle.
Además, agregó, se enteró que Martín había explicado a otro abogado que el origen de su dinero era una herencia en Europa.
''Me quedó claro que mi cliente me mentía'', dijo Rundle, quien poco después acudió a las autoridades federales.