Revelan nuevos detalles sobre las identidades de un presunto espía
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Si no estuviera enfrentando una posible cadena perpetua, por estos días
Manuel
Viramontes tendría que cambiar su licencia de manejar.
Pero el Viramontes que se encuentra ante una corte federal de Miami
acusado
de espionaje no es el verdadero Viramontes. Ese murió hace dos
décadas.
Quien está siendo juzgado se llama realmente Gerardo Hernández,
y era
también conocido como ``Manolo'', ``Giro'' o ``Giraldo''.
``Dentro de Estados Unidos tendrás dos juegos de documentos;
uno bajo el
nombre de Daniel Cabrera Olivera, que es tu documentación de
reserva, creada
con información de una persona viva, y otro juego --el principal--
con el nombre
de Manuel Viramontes Hernández que es falso, aunque el nombre
es real, y fue
tomado de alguien que ya murió'', explicaba el ``Centro Principal''
en un mensaje
enviado a Hernández hace unos tres años, cuando le actualizó
el llamado ``plan
de fuga''.
Según se desprende de este documento, leído ayer por el
agente especial de la
Oficina Federal de Investigaciones (FBI) Richard Giannotti, los presuntos
espías
cubanos entraban a Estados Unidos con una documentación falsa
que sería
utilizada durante la permanencia en el país, y una de ``reserva'',
que usarían
apenas en caso de necesidad urgente, como una abrupta fuga si algo
salía mal.
Esas ``leyendas'' eran tan detalladas que llegaban incluso a una segunda
generación detrás de la que el agente debía asumir.
O sea, un agente con
identidad falsa si fuera preso y se acordara de su leyenda con precisión,
pudiera
sembrar cierta confusión entre sus interrogadores al hablarle
de detalles de la
vida de su abuelo.
``Este probablemente no estaría vivo, pero se podía perfectamente
encajar los
datos reales con la historia viva, real, y a las autoridades les sería
muy difícil
discernir la verdad de la mentira'', dijo a El Nuevo Herald una fuente
policiaca
estadounidense.
Así, por ejemplo, Hernández, a quien las autoridades indican
como el jefe de la
``Red Avispa'', cuyos presuntos integrantes están siendo juzgados
ahora, llegó a
Estados Unidos con un carné electoral de Puerto Rico correspondiente
a una
persona que nació en Texas, pero ya fallecida. Como esa no era
su identidad
real y fue preparada en Cuba, la documentación era técnicamente
falsa.
Una vez firme en Estados Unidos, el agente procedía a ampliar
la ``legalidad'' de
su identidad, y en ello la licencia de manejar cumplía un papel
importante.
``La licencia es clave. Si el agente entra con un pasaporte íntegramente
falsificado y logra una licencia de manejar amparada en ese pasaporte,
obtiene
un documento legal, genuino y no falsificado. Cualquier documento no
hecho
aquí es siempre un riesgo; cuando entran con papeles falsos,
se proponen
inmediatamente sustituirlos por legales'', añadió la
fuente.
Por eso, La Habana siempre pedía a sus agentes que reportaran
inmediatamente cualquier cambio en los pasos para obtener una licencia
de
manejar.
Este año a Hernández le será difícil hacerlo.
La licencia que portaba a nombre
de Viramontes vence el viernes, pero desde la cárcel del Condado
no podrá
renovarla.