Esposa de presunto espía fue entrenada por La Habana
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Los espías eran 15 y no 14, como incialmente dijeron las autoridades.
La
esposa de uno de ellos fue entrenada en Cuba, pero no ha sido encausada
porque parece que no tuvo tiempo para cumplir alguna tarea.
La revelación surge en el legajo de 1,400 páginas desclasificadas
por el FBI, en
ocasión del juicio que se realiza en Miami a cinco presuntos
integrantes de la
``Red Avispa''.
En un informe enviado por el ``Centro Principal'' (la jefatura en La
Habana) al
supuesto jefe del grupo en Miami, el agente ``Giro'', cuyo nombre real
es Gerardo
Hernández, se describe minuciosamente cómo la inteligencia
cubana preparó la
salida de la isla de Olga Salanueva y su hija, no haciendo siquiera
esfuerzos
extraordinarios para lograrle una visa estadounidense, precisamente
con el
propósito de darle mayor verosimilitud a su ``deserción''.
Salanueva es la esposa de René González, alias ``Castor''
o ``Iselín'', un
estadounidense llevado por sus padres a Cuba, donde se formó
como piloto. En
1990 aterrizó con una avioneta de fumigación en un cayo
del sur de Florida. Su
entrada al país se hizo sin mayores problemas al enseñar
al INS su partida de
nacimiento en Chicago.
Poco a poco, González se fue infiltrando en Hermanos al Rescate
y en el
Movimiento Democracia, y se convirtió en informante de la DEA
en relación con
un caso de contrabando de drogas por parte de miembros del exiliado
Partido
Nacional de Unidad Democrática, que llevó al arresto
y condena de uno de sus
líderes.
Al mismo tiempo, el supuesto agente cubano empezó a hacer insistentes
gestiones para traer a su esposa e hija a EU. Escribió frenéticas
cartas a
congresistas cubanoamericanos y tocó varias veces a la puerta
del INS.
Pero ahora se sabe que todo eso no pasó de un plan para traer
a Miami a ``Ida'',
el nombre de código con que la inteligencia cubana identificaba
a Salanueva.
``Otro tema de gran importancia es el viaje de la familia de Castor
[esposa e hija]
para allá, permanentemente. Como se sabe, hemos gastado algún
tiempo en la
preparación del viaje de Ida, pero por razones de naturaleza
operacional hemos
sido forzados a retrasar su partida'', informó el ``Centro Principal''
a Gerardo
Hernández en un mensaje secreto.
Los preparativos consistieron en no hacer gestiones que dejaran rastro,
ya que
``el objetivo fundamental era no dejar ningún tipo de constancia
que pudiera
conducir al descubrimiento de qué es del interés de la
parte de la inteligencia
que esas dos personas salieran del país'', reza el documento
desclasificado por
el FBI.
Así las cosas, se estableció un plan según el cual,
mientras González hacía
gestiones en Estados Unidos para traer a su familia, incluyendo contactos
con
los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Bob Menéndez, en Cuba
``Ida'' fue
instruída para decir públicamente que había escrito
varias veces al ministro del
Interior quejándose sobre su caso, una vez que la salida del
país de su hija había
sido ya autorizada, mientras que la de ella era denegada.
``Paralelamente a esto, ella visitaría la Sección de Intereses
de Estados Unidos
en La Habana, donde se quejaría de las acciones del gobierno
cubano y llamaría
la atención para el hecho de que su esposo es estadounidense
y pedirles ayuda
a que resuelvan su caso'', dijo el mensaje, escrito quizás a
mediados de 1996,
después del derribo de los aviones de Hermanos al Rescate.
Las instrucciones aclaraban que la campaña por la salida de Salanueva
y su hija
sería conducida de manera pacífica, porque ``es bien
conocido que Cuba no
responde a presiones; por eso, no debe haber acciones violentas al
respecto''.
Después que Salanueva contactara la misión de EU, ``nuestra
oficina llamará a
Inmigración [cubana] para decirles que ella se está quejando
de que no la dejan
salir sin justificaciones y para evitar cualquier tipo de campaña
internacional en
relación a violaciones de derechos humanos. Por la parte de
la oficina del
ministro [del Interior] y también por parte de la inteligencia,
no hay objeción para
que ella reciba su permiso de salida y por lo tanto nos libramos del
problema''.
Pero había un escollo: el hermano de Salanueva era funcionario
de Inmigración,
y la inteligencia cubana temió que se descubriera el asunto.
El 12 de septiembre de 1998, el FBI arrestó a 10 supuestos espías
cubanos. A
esas alturas dijo que dos habían escapado, y más tarde
amplió esa lista a
cuatro. O sea, en determinado momento, la llamada ``Red Avispa'' tuvo
14
miembros. Pero el nombre de Salanueva nunca salió a relucir.
De hecho, en las
dos actas de acusación ella no aparece mencionada, y no parece
que haya
realizado actividades de inteligencia en EU, aunque según otro
de los mensajes
enviados, a principios de 1996, estando todavía en Cuba, recibió
entrenamiento
como operadora de radio.
El hecho parece deberse a que, después de su llegada en 1997,
Salanueva no
se adaptó bien a la vida en este país. En una reunión
con Hernández el 4 de abril
de 1997 en un restaurante de West Flagler, ella se quejó de
dificultades en
conseguir trabajo, en moverse por la ciudad y en socializar con los
``amigos'' de
su esposo.
Al parecer, Salanueva tenía como misión aproximarse a
Ana Margarita Martínez,
la ex esposa del espía Juan Pablo Roque, quien escapó
a Cuba antes del
derribo de los aviones de Hermanos al Rescate. Pero las cosas no surtieron
efecto.
Desde el inicio del juicio contra cinco de los integrantes de la red,
la Fiscalía
Federal ha rehusado hacer comentarios sobre el caso, y tampoco quiso
comentar sobre Salanueva.