“O rectifican o el costo político será impagable”
Expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro al referirse al amañado
y manipulado proceso judicial llevado a cabo en los Estados Unidos
contra los jóvenes cubanos René González, Ramón
Labañino,
Fernando González, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández,
presos
en una cárcel federal de Miami
Félix López
Fotos: Arnaldo Santos
Con su habitual voluntad y el espíritu indoblegable de sus años
de guerrillero, el Comandante en Jefe Fidel Castro se sobrepuso en
la mañana de este sábado a un breve descenso, mientras
pronunciaba su discurso, en medio de un intenso sol, en la Tribuna
Abierta de la Revolución que se celebró en el municipio Cotorro,
de la capital cubana.
Para felicidad de los más de 60 000 compatriotas que acudieron a
este acto, y de otros miles de cubanos que lo siguieron por la radio
y la televisión, Fidel regresó en unos minutos, se incorporó
a los
micrófonos y explicó que se sentía bien. “Estoy entero”,
expresó
con una sonrisa en el rostro, luego de anunciar que terminaría su
discurso a las seis de la tarde.
Pero ni esa inoportuna indisposición pudo restar fuerza a su
denuncia. Justo en el mismo lugar por donde el 8 de enero de 1959
entró el Ejército Rebelde a la capital, Fidel invitó
a las autoridades
de los Estados Unidos a rectificar en el caso de los cinco patriotas
cubanos condenados injustamente por un tribunal federal de Miami.
“O rectifican o el costo político será impagable”,
expresó el
Comandante en Jefe, mientras explicaba todos los entresijos de un
proceso judicial que ha sido amañado y manipulado por los
cabecillas de la mafia anticubana. En contraposición a esos
elementos terroristas y contrarrevolucionarios, exaltó la dignidad,
las convicciones patrióticas, la inteligencia y el espíritu
indoblegable
de los cinco jóvenes cubanos que han sabido enfrentar las peores
presiones y el rigor extremo en que fueron encarcelados.
En presencia de sus familiares más cercanos y queridos, Fidel
aseguró que “el imperio se enfrenta a una prueba difícil,
no
quiere rectificar, pero no le queda otra alternativa que hacerlo,
porque
no podrá pagar el costo político y moral si se empeña
en sostener
sus imputaciones”.
Reiteró que hay una acusación, la efectuada ocho meses después
de las primeras imputaciones: “la de conspirar para asesinar”, que
es “algo que le vino a sus mentes pérfidas para hacerlos
acreedores de una falta que también es capaz de sensibilizar las
opiniones de muchas personas en el mundo, incluso muchos
norteamericanos”.
“Esa acusación la haremos polvo”, aseguró Fidel: “Porque
la
inocencia de esos jóvenes con relación a esa imputación
asociada
al derribo de aquellos aviones, en un incidente provocado ciento por
ciento por ellos, la inocencia de esos patriotas –insistió– es total
y
podemos probarla, esperemos”.
Con relación a los siguientes pasos de este proceso, llamó
a no
hacerse ilusiones sobre alguna decisión de la juez del caso: “Las
presiones sobre ella serán terribles”, advirtió.
Dijo que podría tomarnos años, pero los cinco cubanos detenidos
desde hace 33 meses en Estados Unidos bajo supuestos cargos
de espionaje y otros delitos volverán a la isla: “No saben el enredo
en que se han metido (EE.UU.) al hacer estos planteamientos
ridículos sobre cuestiones de seguridad y sobre supuestos delitos
de nuestros compatriotas, que desde las entrañas del monstruo, y
con riesgo diario de sus vidas, protegen a su pueblo”.
Antes del discurso de Fidel, pioneros, estudiantes, jóvenes y
artistas habían hecho hermosas evocaciones de esos cubanos que
se han convertido en símbolo de la Patria. En presencia de Juan
Miguel González, padre de Elián, y José Imperatori,
ex cónsul en
Estados Unidos, expulsado de ese país bajo falsas imputaciones
de espionaje, otra cubana de ley, Irma Sehwerert, la madre de
René González, dirigía al pueblo sus conmovedoras
palabras.
“Nuestros hijos, que serán también los hijos de todas las
madres
dignas y heroicas de este extraordinario pueblo, supieron
cumplir con el sagrado deber de defender a su Patria en las
entrañas mismas del monstruo, neutralizando en todos los casos
que les fue posible los planes terroristas de la mafia cubano
americana. Con el único fin de contribuir a evitar la muerte de
ciudadanos inocentes y proteger la obra que con tanta sangre
generosa, amor y sacrificio han construido generaciones a lo largo
de tantos años de lucha”, expresó emocionada.
“Ellos, arriesgando sus vidas día a día, cuánto sufrimiento,
cuántas
vidas humanas, y cuánto dolor le quitaron a nuestro querido
pueblo”, se preguntó Irma.
Una interrogante que Fidel, unos minutos después, respondió
en
detalles. Y seguirá respondiendo dentro de unas horas, cuando a
las seis de la tarde reanude, desde los estudios de la televisión
cubana, su contundente acusación contra el imperio. Hasta
entonces seguirá vibrando en millones de cubanos el enérgico
“¡Patria o Muerte. Venceremos!”, con que se despidió del Cotorro
en la mañana de este sábado.