La emprenden contra un testigo anticastrista
La fiscalía y la defensa acribillan a preguntas
al activista Rodolfo Frómeta,
comandante en jefe de Comandos F-4
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Por primera vez desde el inicio en diciembre del proceso contra cinco
hombres
acusados de espiar para Cuba, la fiscalía y la defensa coincidieron
en acribillar a
preguntas a un activista anticastrista de Miami.
El objetivo fue el comandante en jefe de Comandos F-4, Rodolfo Frómeta,
quien
compareció ayer en un tribunal federal convocado por el defensor
público Joaquín
Méndez. El letrado intenta demostrar al jurado, mayoritariamente
anglo y
afroamericano, que el exilio cubano representa una amenaza para el
régimen
cubano, con lo que se justifica el envío de agentes de la isla
a Estados Unidos.
Frómeta, un ex miembro de Alpha 66 que se negó a revelar
el motivo por el cual
se apartó de la organización ``para no comprometer secretos
militares'', fue
condenado a tres años de cárcel en 1994 después
que un tribunal federal lo halló
culpable de intentar comprar explosivos y un misil antiaéreo
Stinger a un
supuesto sargento del ejército estadounidense, que en realidad
era un agente
encubierto del FBI.
``No sabía que había algo ilegal en eso. Como Estados
Unidos ha entregado
misiles de esos a los contras en Nicaragua y era un sargento del ejército
que
me lo estaba entregando, pues sólo más tarde supe que
eso no se podía hacer'',
dijo Frómeta.
Admitió que en esa oportunidad se interesó además
por explosivos C-4,
lanzagranadas antitanques, pero a raíz de su ``problema en 1994'',
todos los
miembros de la organización ``tienen que firmar una declaración
donde se
comprometen a cumplir las leyes estadounidenses''.
Méndez, defensor de Fernando González --alias Rubén
Campa--, lo hizo
describir las actividades paramilitares de Comandos F-4, como entrenamientos
en alta mar, desembarcos, así como referirse a arrestos de que
fue objeto, para
demostrar ante el jurado que la organización tiene también
fines guerreristas.
La fiscalía lo apoyó en ese terreno. Cuando le tocó
el turno, la fiscal federal
asistente Caroline Heck Miller hizo una amplia referencia a dos arrestos
de
Frómeta en 1993 y un tercero en 1994, cuando le confiscaron
armas de mediano
y grueso calibre.
De hecho, subrayó Heck Miller, ``después de esos arrestos,
usted quiso
reemplazar esos armamentos [confiscados] con equipos más potentes,
como
lanzagranadas, explosivos y los misiles, ¿no es cierto?''.
``Correcto'', admitió el activista.
Según observadores del proceso, la fiscalía federal pudiera
haberla emprendido
contra Frómeta con la idea de descalificar un testigo aportado
por la defensa, y
al mismo tiempo reafirmar el encausamiento que le hizo en 1994.
El activista, que se autodescribió como un ``representante''
en Estados Unidos
de Comandos F-4, intentó separar sus actividades en Miami de
las de su
organización en Cuba, y negó que apoyara acciones violentas
en la isla.
``Entonces, ¿por qué hacen todos esos entrenamientos?'',
preguntó el defensor
público. Según Frómeta, los ejercicios militares
sirven para ``mantenernos en
capacidad de defender a este país si Fidel Castro lo invade,
como ha dicho que
va a hacerlo''.
El activista no fue el único militante anticastrista presente
ayer en el tribunal.
Tres miembros de Alpha 66: Jesús Hoyos, Elvis Castellano y Angel
Manuel
Alfonso --absuelto en Puerto Rico en 1997 de planificar un atentado
contra
Castro-- fueron citados por Méndez, pero se ampararon en la
Quinta Enmienda
Constitucional para soslayar una posible autoincriminación.