Nuestros héroes tendrán que ser liberados
Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba
y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en acto
solemne de condecoración a las madres y esposas de los cinco
Héroes de la República de Cuba prisioneros del imperio, efectuado
en el teatro "Karl Marx", el 8 de marzo del 2002, "Año de los héroes
prisioneros del imperio".
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Compatriotas:
A lo largo de la historia, hemos rendido tributo a héroes legendarios
y a mujeres que se llenaron de gloria como ejemplos de valentía,
abnegación y espíritu de sacrificio, inspirando siempre a
generaciones
enteras en sus luchas por un mundo mejor, más humano y más
justo.
Pocas veces, sin embargo, hemos tenido el privilegio de convivir con
ellos y ellas.
Los cinco Héroes de la República de Cuba Prisioneros del
Imperio,
sus admirables madres y esposas, contemporáneos nuestros y orgullo
de la Patria, se han adentrado hasta lo más profundo del corazón
de su
pueblo y en el de cada uno de sus hijos podríamos decir que sin
excepción
alguna.
Aquí están hoy, Día Internacional de la Mujer, en
conmovedor y
solemne acto que con seguridad jamás se borrará de nuestras
memorias, Carmen, Magali, Irma y Mirta; Adriana, Rosa Aurora,
Olga y Elizabeth, madres y esposas de Gerardo, Fernando, René,
Antonio y Ramón, las cuales acaban de recibir las Órdenes
«Mariana Grajales» y «Ana Betancourt».
De hueco en hueco, después de 16 meses de aislamiento, 7
meses de juicio amañado en que las mentiras, la hipocresía
y el
cinismo de los acusadores fueron destrozados, absolutamente
inocentes de las acusaciones que les imputan, han sido
sancionados tres a cadena perpetua, y dos a largas penas de
prisión.
Como una prueba más de rabia y odio, continúan recibiendo
un
trato despiadado y brutal. Creyendo que con ello destruyen su
moral y firmeza, los han dispersado por cinco prisiones de alta
seguridad en que las distancias mínimas entre cada uno de ellos
rebasa los 1 400 kilómetros, después de azaroso y cruel recorrido,
siempre recluidos en celdas de castigo, para ser entremezclados
ulteriormente en prisiones donde el control, la imparcialidad y la
moral de las direcciones carcelarias brillan por su ausencia. Es una
prueba digna de la inquebrantable firmeza y el valor de nuestros
héroes. Y esto se hace contra hombres que, buscando información
sobre el terrorismo, defendían a su pueblo de la muerte.
Alegando el mismo objetivo, Estados Unidos ha lanzado todas sus
fuerzas para invadir países, empleando sus armas más
sofisticadas y destructivas, y ha declarado una guerra mundial
prolongada, indefinida e imprecisa contra el terrorismo.
En el colmo de la prepotencia y arrogancia, amenaza a más de 80
países y se toma la libertad de señalar quiénes son
o no países
terroristas. Tiene, incluso, el cinismo de mencionar a Cuba entre
tales países, cuando miles de cubanos han muerto víctimas
del
terrorismo procedente de Estados Unidos y ni un solo ciudadano
norteamericano ha sufrido jamás el menor rasguño y ni siquiera
un
tornillo ha sido afectado por acción alguna de ese carácter
procedente de Cuba.
Sabido es de sobra que a nuestro país no se le puede intimidar.
Lo
que hacen con estas amenazas estúpidas es dar coces contra el
aguijón.
El gobierno de Estados Unidos debe pedir perdón a Cuba por los
miles de actos de agresión, sabotaje y terrorismo cometidos contra
nuestro país durante 43 años; el gobierno de Estados Unidos
debe
pedir perdón a Cuba por más de tres décadas de guerra
económica y bloqueo total de alimentos y medicinas, actos de
genocidio aun en tiempos de guerra sancionados por los Tratados
internacionales de 1948 y 1949, suscritos por ambos países; el
gobierno de Estados Unidos debe indemnizar a nuestro pueblo por
sus crímenes, que han provocado enormes sufrimientos y la
pérdida de decenas de miles de vidas; el gobierno de Estados
Unidos debe romper con la mafia terrorista de Miami, a través de
la
cual se han organizado y financiado actos brutales de terror como
la explosión en pleno vuelo del avión cubano de pasajeros
con 73
personas a bordo todos los cuales perecieron, así como
innumerables ataques con bombas a instalaciones y hoteles
cubanos, cientos de planes de asesinatos contra los dirigentes de
la Revolución Cubana, guerras biológicas contra personas,
animales y plantas; el gobierno de Estados Unidos debe arrestar y
juzgar a Orlando Bosch, connotado terrorista que junto a otros
muchos se pasean por las calles de Miami; el gobierno de Estados
Unidos debe dejar de proteger a Posada Carriles y exigir que se
haga justicia a él y demás criminales que introdujeron decenas
de
kilogramos de explosivos de alta potencia en Panamá y planearon
asesinar a cientos de jóvenes universitarios con el fin de eliminar
a
la delegación cubana en la Cumbre Iberoamericana celebrada en
Panamá; el gobierno de Estados Unidos debe eliminar las leyes
Torricelli, Helms-Burton y numerosas Enmiendas aprobadas para
endurecer el bloqueo a nuestra Patria; el gobierno de Estados
Unidos debe eliminar la Ley asesina de Ajuste Cubano que tantas
vidas de mujeres, niños, ancianos y otros ciudadanos ha costado
y
sigue costando al pueblo de Cuba; el gobierno de Estados Unidos
debe discutir con Cuba la ocupación ilegal y arbitraria de un pedazo
de nuestro territorio, para acordar cuándo será devuelto
a nuestro
país; el gobierno de Estados Unidos debe respetar el derecho a la
autodeterminación del pueblo cubano y el sistema económico
y
político que soberanamente ha decidido seguir.
El gobierno de Estados Unidos no tendrá jamás moral para
combatir el terrorismo mientras no deje de usar tales prácticas
contra países como Cuba, y deje de apoyar matanzas masivas,
repugnantes y brutales como las que lleva a cabo el Estado de
Israel, aliado suyo, contra el pueblo palestino. Debe renunciar a su
política de dominio mundial, dejar de intervenir en los demás
países, respetar la autoridad de las Naciones Unidas y cumplir con
los Tratados internacionales que ha suscrito. Estos son requisitos
indispensables para alcanzar un clima de paz en el mundo y
erradicar el odioso flagelo del terrorismo.
Nuestros héroes tendrán que ser liberados. La enorme injusticia
cometida contra ellos será conocida por el mundo entero. Millones
de libros transmitirán la verdad y el mensaje de Cuba. ¡Nuestros
compañeros, más temprano que tarde, volverán! No importa
lo que
cueste y donde estén, sus familiares ejercerán su derecho
a
visitarlos todos los meses y llevarles el aliento y el cariño de
todo su
pueblo (Aplausos).
¡Gloria eterna a los hijos heroicos de Cuba (Exclamaciones de:
"¡Gloria!"), a las madres que los engendraron y educaron
(Exclamaciones de: "¡Gloria!"), a las esposas y los hijos que con
su
amor contribuyeron a crear en ellos la voluntad de acero y el
espíritu invencible que los caracteriza! (Exclamaciones de:
"¡Gloria!")
¡Hasta la victoria siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN)