Secuestros ponen en jaque a El Salvador
CARLOS M. MARQUEZ / Agence France Presse
SAN SALVADOR
Una imparable ola de delincuencia, reflejada en la realización
de al menos 38 secuestros extorsivos en lo que va del año, tiene
en
jaque a El Salvador, a pesar de los esfuerzos del gobierno por
contrarrestarla, señalan distintas fuentes.
El secuestro del sacerdote salvadoreño Rogelio Esquivel,
liberado el pasado lunes, luego que sus familiares pagaron un rescate
no precisado, fue el detonante que llamó la atención
de la Iglesia y de la empresa privada que claman por medidas atinadas que
detengan la delincuencia.
``La lección que nos deja el secuestro de Esquivel --mantenido
en cuativerio durante 15 días-- es que la Policía no puede
contener
los secuestros y que cualquiera puede ser plagiado sin importar
su condición, si se sabe que hay dinero'', declaró el vicerrector
de
la Universidad Centroamericana (UCA), el jesuita Rodolfo Cardenal.
Pese a que la mayoría de secuestros no son denunciados,
estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC), precisan
que de enero
a agosto se registraron un total de 38 secuestros, hubo nueve
liberados por la intervención de agentes, que lograron detener a
133
secuestradores.
Durante el año pasado se produjeron un total de 114 secuestros y sólo hubo cuatro plagiados liberados por la Policía.
Los secuestros se incrementaron a partir de los terremotos que
asolaron El Salvador el 13 de enero y 13 de febrero pasados, que
dejaron 1,142 muertos, 1.3 millones de damnificados, más
de 200,000 viviendas destruidas y pérdidas por $1,603.8 millones.
Cardenal estimó que ``la violencia --la delincuencia--
está rebasada y la Policía no le atina adonde está
el problema; sigue
insistiendo en la propaganda en vez de atender los problemas
reales que tiene la población''.
Para el sacerdote jesuita, ``el principal problema de El Salvador,
es el crimen organizado'' y la Policía ha prestado ``mayor
atención a la delincuencia menor''.
``Nadie está libre de este tipo de hechos. Por eso es necesario
ser cada vez más creativos en la lucha contra actos terroristas,
que no sólo ahuyentan la inversión, sino que producen
dolor en la familia salvadoreña'', consignó en un comunicado
la prominente
Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).
En junio pasado, uno de los hechos que más impactó
a los salvadoreños fue el secuestro y posterior asesinato del niño
Gerardo
Villeda, de sólo nueve años, que aceleró
en el Congreso, a petición del Ejecutivo, reformas al Código
Penal y al Código Procesal
con el fin de otorgar a la Policía mejores herramientas
para el combate del flagelo.
``Primero se golpeó a la niñez, hoy a la religión.
¿Qué viene después?'', se preguntó la ANEP,
al pronunciarse sobre los plagios,
que a su juicio ``no pueden verse como un acto de delincuencia
común, ya que su accionar cuestiona la estabilidad misma de la
sociedad, sea ésta económica, social o ética''.
El tema del secuestro provocó controversias el pasado 21
de agosto, cuando por falta de pruebas, un juez de Nueva San Salvador
--12 km al oeste de la capital-- liberó de cargos a varios
acusados de los secuestros de empresarios cometidos a principio de la
década de los años 90, entre los que figura el
actual presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroléctrica
del Río Lempa (CEL),
Guillermo Sol.
La ANEP calificó la resolución del juez ``como un nuevo incentivo a la delincuencia''.
La delincuencia se incrementó en El Salvador tras la firma
de los acuerdos de paz que finalizaron 12 años de una sangrienta
guerra civil, el 16 de enero de 1992, y que dieron paso a la
disolución de tres cuerpos de seguridad pública y a la desmovilización
de unos 30,000 efectivos del ejército y 7,900 guerrilleros.
Para atender la seguridad pública, fue creada la Policía
Nacional Civil (PNC) que comenzó su despliegue en marzo de 1993
y en
la actualidad para cubrir los 20,742 km2 del país, dispone
de 18,500 agentes.
Una investigación de la UCA determinó que en 1997
había en circulación más de 250,000 armas, mientras
que entre 1994 y mayo
del 2000 estaban registradas ante el Ministerio de Defensa 143,161
armas.