El éxodo trae a Miami ecuatorianos ricos
Algunos dicen que en Ecuador está ocurriendo una fuga de cerebros
KETTY RODRIGUEZ
El Nuevo Herald
Aunque el éxodo ecuatoriano prefiere Nueva York, en Miami también
se han
asentado miles, sobre todo gente rica y profesionales que, ante el
desarraigo, no
han tenido más alternativa que trabajar limpiando casas y desempeñando
oficios
nunca antes ejercidos para ganarse la vida.
Mujeres de clase media alta, acostumbradas a manejar un Mercedes Benz
y
que ``no saludaban a nadie'', han venido a Miami a trabajar como criadas,
según
el testimonio de una de ellas que cuida a un anciano de 81 años
a tiempo
completo.
``A pesar de que vivía en uno de los mejores barrios, mi sueldo
--como empleada
en una línea aérea-- era de $130 al mes'' dijo Carmen
Perdomo, quien no quiso
usar su verdadero nombre porque su apellido la delataría. ``Aquí
gano $1,600 al
mes, y con eso puedo ayudar a que mis tres hijos, que van a la universidad,
puedan completar sus estudios''.
Desde que llegó a Estados Unidos hace un año ha ayudado
a que varias amigas
``de la burguesía'' encuentren similares ocupaciones. ``Le he
buscado empleo a
30 mujeres. Hace poco ayudé a una alta ejecutiva del Banco Progreso
--que se
declaró en bancarrota-- a conseguir trabajo en una casa en Boca
Ratón''.
Miami se ha convertido en la tercera ciudad --después de Quito
y Guayaquil--
para los ecuatorianos con dinero. Otros la ven como un refugio de banqueros
corruptos.
``La inmigración que está llegando ahora es de un nivel
socioeconómico alto. No
es el campesino, ni el obrero que va a trabajar en la construcción
o en las
plantaciones'', dijo Marcel Feraud, cónsul general adjunto del
Ecuador en Miami.
Feraud --para quien la situación financiera y política
del Ecuador ha dado un giro
positivo-- aclaró que este éxodo ``ha existido siempre''.
``Los ecuatorianos prefieren Nueva York, donde hay una fuerte comunidad
que
se formó hace mas de 30 años'', dijo. Para el funcionario,
en Florida viven sólo
50,000 ecuatorianos.
El otro sitio de preferencia es Europa, especialmente España.
``No les exigen
visado, pueden conseguir trabajo inmediato y cuentan con la facilidad
del
idioma'', agregó Feraud.
Datos del Servicio de Naturalización e Inmigración (INS)
indican que un total de
151,966 ecuatorianos entraron como turistas en 1998 --la última
fecha con datos
disponibles--, de los cuales 74,880 llegaron a la Florida y 22,262
a Nueva York.
Los datos de 1996 revelan que un total de 77,659 turistas entraron
por Miami,
mientras que a Nueva York sólo viajaron 12,876.
``Los que vienen a Miami lo hacen para invertir en un negocio o buscar
un buen
empleo, mientras que los `braceros' van a Nueva York, donde mejor pagan
la
hora'', señaló Carlos Zambrano, de Ecuatorianos Unidos,
quien estimó que en la
Florida vivían 500,000 ecuatorianos. ``Un promedio de 300 a
400 personas entran
a diario por el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), de los cuales
se queda
un 70 por ciento'', aseguró Zambrano.
Otros consideran que en Ecuador está ocurriendo ``una fuga de
cerebros'',
conformada especialmente por ingenieros y técnicos en computación
que ``van a
Miami a quedarse'', dijo Gustavo Cortez, periodista del Diario Hoy
del Ecuador y
autor del libro Estampida --aún en proceso editorial--, donde
describe el
fenómeno migratorio de los últimos dos años.
El caso de un analista de sistema de una de las universidades más
prestigiosas
de Guayaquil sirve como ejemplo. ``Me vine igual que muchos que son
auspiciados por una empresa norteamericana. Perdí mi dinero
en Ecuador en
una época en la que nadie pagaba lo que debía'', dijo
el entrevistado, que prefirió
el anonimato.
Las cifras de los viajes por avión desde Ecuador aportados por
Cortez fueron las
siguientes. En 1999, un total de 66,798 ecuatorianos fueron a Estados
Unidos.
En el 2000, hasta el mes de octubre pasado, la cantidad fue de 41,792.
En 1999
fueron a España 35,000 ecuatorianos, y en el 2000 la cifra aumentó
a 47,000.
La ``dureza'' de las leyes y los controles de la Embajada norteamericana
en
Ecuador han ocasionado que sólo obtengan la visa quienes puedan
demostrar
que tienen solvencia económica. ``Antes de la crisis había
una mafia que
falsificaba todos los documentos, pero ahora hay más restricciones
y es muy
difícil obtener una visa'', explicó Cortez.
``Yo soy de la clase media en Ecuador, y me pude venir gracias al respaldo
de
los negocios de mi madre. En el Consulado piden desde tarjetas de créditos
hasta una lista de vehículos y propiedades'', dijo Pedro González,
un joven
estudiante que tiene un año en Miami, está ilegal y prefirió
cambiarse el nombre.
``Estoy trabajando como ayudante de camarero, pero mi meta es llegar
a ser
ingeniero de sistema''. Todos los meses su familia le envía
desde Ecuador $500
para ayudarlo con los gastos.
Los pobres que quieren viajar a Estados Unidos tienen dos opciones,
según
Cortez: salir como polizones en barcos pesqueros, o viajar hacia República
Dominicana, Haití o Cuba, desde donde se embarcan en contenedores
o
pequeñas embarcaciones hacia la Florida.
``Las situaciones en las que viajan son infrahumanas (...) son embarcaciones
que no tienen capacidad de hacer viajes largos, donde hacinan en bodegas
pequeñas a más de 200 personas'', dijo Cortez.
Los coyoteros obligan a los polizones a vestir de ropa oscura, para
que no sean
detectados por los radares, y les cobran hasta $2,000. Si los barcos
no se
hunden, llegan hasta Centroamérica, donde el resto de la ruta,
hasta México, es
realizado a pie.
Un total de 18 polizones, repartidos en seis embarcaciones, salen diariamente
del Ecuador, según cifras de los oficiales de seguridad de los
puertos.
No obstante, María Elena García, del Servicio de Inmigración
y Naturalización
(INS), señaló que durante el año fiscal del 2000
sólo habían repatriado a un
ecuatoriano que llegó como polizón al Puerto de Miami.
Otra de las modalidades escogidas por las personas que no pueden obtener
visado es viajar como pasajeros en tránsito hacia Canadá.
``Antes de hacer el
trasbordo de avión entran al baño y se disfrazan. Es
común que las mujeres
salgan vestidas como hombres'', dijo Cortez.
Gustavo Guillén, reportero de El Nuevo Herald, y Víctor
Saltos, corresponsal de
Ecuador News, colaboraron con este reportaje.