Un poderoso narco pagó millones a Cuba
A cambio usaba la isla como refugio para negocios y amor
GERARDO REYES
El Nuevo Herald
El poderoso narcotraficante mexicano Amado Carrillo Fuentes, conocido como el Señor de los Cielos, pagaba millones de dólares al gobierno de Cuba para usar la isla como refugio de negocios y amor, según declaró a El Nuevo Herald uno de sus lugartenientes, el cabecilla del narcotráfico Alejandro Bernal, que fue extraditado a Estados Unidos en octubre.
Bernal, considerado por la DEA como uno de los mayores proveedores de droga a los carteles de México, también describió la manera como el mundo de corrupción del narcotráfico salpicó a varios agentes de la DEA que trabajaban en ese país cuando Amado Carrillo dominaba el negocio de las drogas.
La entrevista la concedió Bernal a El Nuevo Herald en julio del año pasado en la cárcel La Picota de Bogotá con la condición de que, por razones de seguridad, su publicación sólo se haría cuando fuera extraditado a Estados Unidos.
Después de la primera comparecencia de Bernal ante un magistrado de la Corte de Miami en la primera semana de noviembre, su abogado Daniel Forman, dio la autorización.
``Se mantenía allá, el compadre [Carrillo] se mantenía allá en Cuba. Si tú quieres llegar a Cuba y quedarte viviendo allá bien tranquilo, cinco millones de dólares a Fidel. Y no te toca nadie. Pero eso no es de ahora, es de toda la vida'', dijo el narcotraficante. ``Cuba es un paraíso, mi rey, si usted no va a matar a nadie ni hablar de política''.
Carrillo murió en 1996 durante un cirugía plástica.
Según Bernal, Carrillo alquilaba la habitación de un hotel en La Habana y una casa en un barrio residencial de la ciudad donde pasaba largas temporadas con su amiga. No recordó el nombre del hotel ni de la zona.
``Escogía su habitación y alquilaba su casa. Y entonces la novia lo esperaba en su casa. Un pachá el h.p., un buenavida'', comentó.
El propio Bernal utilizó también la isla para hacer reuniones con socios de la organización que lo buscaban desesperados para continuar con los negocios de la droga tras la muerte de Carrillo en julio de 1997.
Una de los encuentros de Bernal en Cuba con el presunto narcotraficante mexicano Armando Valencia, de la organización de Carrillo, fue descrito en el encausamiento en su contra en la corte federal de Miami y otras cinco quedaron consignadas en un informe de los servicios de inteligencia de Colombia.
Autoridades mexicanas admitieron en 1997 a The Miami Herald que Carrillo Fuentes gozó de acceso privilegiado a la isla y habría lavado millones de dólares a través de inversiones allí. Después de negar los reportes, el entonces embajador de Cuba en México Abelardo Curbelo le dijo a la prensa de ese país que si Carrillo estuvo en Cuba, lo hizo bajo otra identidad.
Ahora, el principal lugarteniente de Carrillo, amplía las sospechas. Bernal sostuvo que en su diario contacto con El Hombre de los Cielos, fue testigo de sus continuos viajes a Cuba.
Carrillo le contó que se reunió con Castro, pero nunca le dijo si le había entregado personalmente a él los pagos por el refugio.
``Si tú vieras la cantidad de poderosos mexicanos que tienen su residencia en Cuba'', dijo aclarando que al decir ``poderosos'' se refería a individuos comprometidos en el narcotráfico. Bernal aseguró que Carrillo hacía grandes obras de caridad en la isla.
En la extensa entrevista con El Nuevo Herald, Bernal aseguró
que en su calidad de cercano amigo de Carrillo, fue el responsable de conectar
a los narcotraficantes
colombianos con la organización que encabezaba su compadre
al norte de México.
La alianza con Colombia convirtió a Carrillo en el narcotraficante más poderoso del mundo, según la DEA.
Al morir Carrillo, en julio de 1997, Bernal continuó haciendo negocios desde Colombia con Valencia y otros mexicanos que heredaron las rutas del Señor de los Cielos.
Pero en octubre de 1999, un grupo élite de la Policía colombiana allanó la residencia de Bernal en Bogotá y lo arrestó bajo cargos de narcotráfico y lavado de dinero junto con 40 personas más.
En el desarrollo de la Operación Milenio, durante varias
semanas, la policía y agentes de la DEA captaron conversaciones
en sus oficinas a través de micrófonos
instalados en lámparas y paredes.
Más de 1,000 cintas de conversaciones sobre drogas, caballos y mujeres fueron aportadas al expediente en Miami.
De 42 años, Bernal es un hombre grueso, extrovertido que entrelaza palabrotas con sus exclamaciones en un marcado tono antioqueño.
La entrevista se llevó a cabo en una cafetería del pabellón de alta seguridad de la Cárcel de la Picota en Bogotá, luego de que Bernal terminó de jugar tenis, uno de varios privilegios que contrastan con el nombre del pabellón.
Bernal interrumpió su relato para escuchar los platos del día que recitó un hombre que se presentó con un gorro blanco de cocinero. La mayoría de los comensales, entre quienes se encontraba el ex cabecilla del cartel de Medellín, Fabio Ochoa, quien proveyó la grabadora para la entrevista, escogieron langostinos al ajillo.
Así contó Bernal su vida junto a Carrillo:
Cuando Bernal tenía 21 años, estudiaba inglés
en el Miami Dade Community College. Aunque era de familia económicamente
acomodada, pensaba quedarse en la
ciudad para buscar un mejor futuro. Arrendaba una casa cerca
al Baptist Hospital, en la zona de Kendall.
Con algunos ahorros se asoció con un amigo de Barranquilla, Colombia, en un negocio de baños y cocinas de lujo (grifería y baldosines) importados de Italia y Alemania que funcionó al noroeste de Miami.
``Teníamos el mejor almacén en todo Miami y material de construcción'', dijo. Los archivos de corporaciones de la Florida muestran que la sociedad Eurocucine, en la que aparece como socio Bernal, fue creada en 1987 y clausurada tres años después.
Sus mejores clientes eran las esposas y los decoradores de narcotraficantes de América Latina.
En 1983, un amigo suyo estadounidense lo invitó a México a conocer a su novia, con quien se iba a casar. La novia de su amigo era la hija de Amado Carrillo. En ese círculo descubrió además que uno de sus clientes del almacén de Miami era el decorador de Carrillo.
Finalmente conoció al Señor de los Cielos quien le encargó la decoración de casas suyas en Hermosillo, Juárez, Guadalajara y Cancún.
``Le arreglé cocinas y baños, le vendí por
ahí un millón de dólares en cocinas, baños
y griferías, todo legal, ahí empecé con ellos, ahí
me di cuenta de quién era el
hombre'', dijo
Ambos forjaron una amistad tan estrecha que Bernal nombró como padrino de sus dos hijas mellizas a Carrillo.
En principio, el trabajo del colombiano consistía en presentarle a Carrillo narcotraficantes colombianos dispuestos a venderle cocaína.
``Yo era el hombre de confianza de Amado Carrillo, el que lo hizo, el que lo ayudó, el que le presentó a todos los colombianos'', dijo. Por su mediación Bernal recibía una comisión del cinco por ciento del negocio que resultara con el socio colombiano.
La DEA seguía sus pasos. En 1989, el organismo pasó la información a México donde Bernal fue arrestado. Las cuentas bancarias del negocio de cocinas en Miami fueron intervenidas y las autoridades congelaron más de $4 millones.
Bernal, quien usaba en México el alias de Tony, estuvo
arrestado dos años y 11 meses en ese país. Consideraba desproporcionado
el castigo porque él sólo había
servido de intermediario pero no había tocado un gramo
de cocaína.
Al ser liberado resolvió desafiar a las autoridades, dijo, metiéndose, esta vez sí, de lleno, en el negocio de la cocaína con Carrillo con quien trabajó hombro a hombro hasta 1997.
Carrillo era un "monstruo, ese h.p. era el presidente del país, el que mandaba en México, impresionante. Un hombre como el compadre no vuelve a salir allá'', recordó Bernal. Por su casa desfilaba ``todo México y la DEA. DEA que entra a México recibe plata. En México es un compromiso: o recibe o se sale de aquí, y el comandante es quien se encarga de arreglarlo y tiene que recibir. El gobierno sabe, el FBI sabe, todo eso se sabe''.
A finales de 1996, Bernal le dijo a Carrillo que regresaba a vivir a Colombia porque tenía el presentimiento de que algo terrible podría ocurrirle a él o a su compadre en México. Se despidieron y a los 20 días recibió una llamada de Carrillo desde Chile que le dijo: ``Compadre, esas energías suyas son muy raras, yo también me vi una cosa muy rara (...) Venite a vivir a Chile compadre, venite'.
Bernal no aceptó la invitación, pero acordó con su compadre encontrarse en Cuba, donde Carrillo quería visitar a su novia, de nombre Estela.
Los planes los frustró la muerte de Carrillo durante una cirugía estética.
``El 4 de julio me entró una llamada a las seis de la mañana
de un muchacho que trabajaba conmigo allá, que yo le había
presentado a él, y que era José y que le vendía todas
la joyas de una joyería muy fina de Medellín. Me puso un
beeper que decía `siento tener que ser yo el transmisor de esta
noticia, pero tú compadre acaba de morir después de una cirugía''.
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