El caudillo fallecido actuaba con mesura en la oposición
EL PRD Y EL PLD se mantienen a la expectativa sobre cómo reaccionará el PRSC
ANA MITILA LORA
SANTO DOMINGO.-
La actitud que adoptará el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)
post
Balaguer mantiene expectantes al oficialista Partido Revolucionario Dominicano
(PRD) y al opositor de la Liberación Dominicana (PLD). También
a diversos
sectores sociales que cifran en la gobernabilidad la clave para mantener
el desarrollo
económico y la paz social.
La organización que se fundamentó en los vínculos
personales de cada quien con
el líder y sus muestras de lealtad tendrá que trillar el
camino de la dirección
colegiada y cambiar su rumbo hacia la institucionalidad.
Tras unas relaciones de absoluta colaboración con el
presidente Hipólito Mejía y la facción dominante del
PRD, los reformistas empiezan a dar señales de que todo ha cambiado
con la
desaparición del líder a quien muy pocos osaron contrariar
y en cuyo seno
parte de la dirigencia no alcanzaba comprender la actitud colaboracionista
de
Balaguer hacia Mejía.
Sea cual fuere el camino que escoja la dirigencia del PRSC como partido
opositor, el hecho es que su mentor mantuvo relaciones relativamente
armoniosas con sus contrarios cuando le correspondió encontrarse
en la
oposición. Sus dardos más virulentos fueron lanzados contra
los gobiernos del
triunviro Donald Reid Cabral y Salvador Jorge Blanco.
El primero se convirtió después en uno de los arquitectos
del regreso de
Balaguer a la Presidencia en 1986, mientras que el segundo sufrió
la más
descarnada persecución judicial después de cesar en la presidencia.
El mismo
Balaguer admitió que aquel juicio fue político.
Contra Reid Cabral en 1964
Al ajusticiamiento de Trujillo y la deportación de Balaguer en marzo
de 1962
siguió el golpe de Estado contra Bosch, entre Balaguer y éste
existió un
proceso de acercamiento para formar un frente común contra el Triunvirato.
Balaguer aprovechó las circunstancias enfilando sus cañones
en contra del
ilegítimo gobierno de Reid Cabral para hacer sentir su recién
creado partido.
El mismo Balaguer mecanografiaba sus discursos que enviaba
clandestinamente al país desde su exilio en Nueva York. El Caribe,
dirigido por
Germán Emilio Ornes, se encargaba de su difusión. En un discurso
titulado El
cáncer dominicano, Balaguer atribuía la bancarrota del Estado,
‘‘a la orgía
administrativa a que se entregó irresponsablemente el Triunvirato
después del
derrocamiento del Gobierno constitucional de 1963; al auge del contrabando
que mermó escandalosamente las recaudaciones aduaneras y las de
Rentas
Internas; a la pésima política económica del Triunvirato
que resquebrajó la
moneda nacional y embarcó al país en un vértigo inflacionario
de proporciones
desmesuradas’’.
En otra andanada, el líder reformista criticaba la ley 401 que imponía
a los
partidos políticos una tregua para poder rehabilitar la economía:
‘‘Los partidos
estarían condenados a desaparecer si se les priva de todo contacto
con la
opinión popular, si no se les permite valerse de la radio y de la
prensa para
comunicarse con el hombre de la calle y para llevar a su militancia el
eco de sus
reacciones diarias sobre la labor del gobierno’’..(El Caribe, 15 de abril
de 1965).
Relaciones con Guzmán
Días después de la juramentación del presidente
Antonio Guzmán, Balaguer salió del país. La estrategia
le sirvió para evitar cualquier tipo de cuestionamiento
directo a su persona y Gobierno. También para iniciar
su peregrinaje médico para intentar revertir la afección
que amenazaba con dejarlo ciego. El 16 de agosto de
1978 el país presenció un acontecimiento no logrado
hasta entonces, tal el traspaso del poder de un partido
perdedor a uno ganador. Hasta ese entonces la
historia de las transmisiones de mando se había
logrado de una figura a otra de un mismo partido o de
un gobierno provisorio a uno surgido de las urnas.
El consenso es que la oposición de Balaguer a Guzmán
fue constructiva. Julio Genaro Campillo Pérez la catalogó
como ‘‘una oposición
pasiva y con ribetes moderados’’. La oposición activa estuvo en
manos del
profesor Juan Bosch y el PLD, quienes se dedicaron a hacer fuertes críticas
a la
política económica del PRD y difundieron un “Álbum
de la Corrupción”.
Tras el ‘‘fallo histórico’’ con que el PRD fue despojado de varias
senadurías y
diputaciones, Balaguer quedó con el control del Congreso Nacional
y la justicia.
La circunstancia impidió, entre otros factores, que el PRD pudiera,
como había
prometido, reformar el sistema judicial y aplicar otras reformas que hubieran
profundizado la democracia.
Jorge Blanco
Balaguer pasó de la oposición conservadora a Guzmán
a una oposición
beligerante entre 1984 y 1986 mediante la incitación a huelgas y
movilizaciones
populares contra los acuerdos suscritos por el gobierno del PRD con el
FMI, con
lo cual buscaba asegurarse el apoyo popular en las elecciones de 1986.
En las
elecciones de 1982 Balaguer falló en controlar el Congreso. Este
era
mayoritariamente perredeísta, pero la guerra encarnizada entre las
tendencias
del PRD, que tenían expresión en el Congreso, facilitaron
a Balaguer lograr
apoyo para volver a alzarse con el poder.
Cuando se repasa El Caribe en 1985 ó 1986 se constata que Balaguer
figura a
diario en la primera plana denostando al gobierno perredeísta. El
2 de enero
de 1986, Balaguer se opone a nuevas leyes impositivas para elevar los
salarios; el 9 acusó al Gobierno de violar la ley de las FFAA y
la Policía Nacional.
En otra nota en la misma página censuró a Leonel Almonte,
asesor económico
de Jorge Blanco y dejó en claro que no fue en sus Doce Años
cuando ese
empresario se enriqueció; el 10, Balaguer y Bosch coincidieron en
criticar el alza
de precio de los artículos de primera necesidad; el 11 estimó
que el Congreso
se había reducido a una cháchara; el 13 el Partido Reformista
amenazó con
retirarse de las elecciones si utilizaban la boleta única; el 14
Balaguer estimó
que el Gobierno descuidaba los problemas sociales y lo acusó de
que los ríos
se estuviesen secando. El 16 Balaguer denunció que el Gobierno obstaculizaba
sus movimientos impidiéndo a los helicópteros aterrizar en
lugares no
autorizados por Aeronáutica Civil. Esa medida, cuentan, Balaguer
nunca la
perdonó a Jorge Blanco.
Bosch y Balaguer volvieron a unirse para oponerse a la propuesta de José
Francisco Peña Gómez de que la ley electoral fuera modificada
para permitir
que el PRD llevara dos candidatos a la Presidencia en las elecciones de
1986.
Peña maniobraba para impedir la división de su partido. (El
Caribe, 4 de enero
de 1986).
Leonel e Hipólito
El comunicado firmado en conjunto por Balaguer y el entonces presidente
Leonel Fernández para desconocer la legitimidad de la Junta Central
Electoral
electa en agosto de 1998 fue, quizás, una de las últimas
acciones conjuntas.
Las versiones que determinó el fin de la luna de miel Balaguer-Fernández
varían. Algunos lo atribuyen a los apresamientos de Tete Antún,
hermano de
Federico (Quique) Antún, por el escándalo de la Lotería,
al de Jaime Rodríguez
Guzmán, funcionario reformista; otros lo atribuyen a la supuesta
compra de
cédulas patrocinada por la dirigencia del PLD, entre otros, pero
lo cierto es que
se atribuye al reformismo endilgar a los peledeístas el mote de
‘‘comesolos’’ y
popularizar lo del moro, es decir la ‘‘alianza’’ entre blancos y colorados.
La causa del distanciamiento se atribuye a que Fernández habría
tratado de
heredar el liderazgo del caudillo reformista. De lo que hay certeza es
de la
colaboración entre Mejía y Balaguer. El mismo presidente
lo dice: ‘‘Nos
entendimos perfectamente’’. Está por verse ahora la nueva estrategia
de los
reformistas.