Disidente ciego condena espionaje del gobierno cubano
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
El activista ciego Juan Carlos González Leiva, sentenciado a cuatro años por desacato y desorden público, dijo ayer que su excarcelación responde a una conveniencia política del gobierno cubano y aseveró que los órganos policiales están concentrados en debilitar la disidencia interna mediante una agresiva labor de espionaje.
González Leiva, abogado de profesión y líder de la ilegal Fundación Cubana de Derechos Humanos (FCDH), permanecerá en su domicilio por los próximos 22 meses bajo un ''régimen de limitación de libertad'' en lugar de cumplir el resto de la condena en una prisión.
''Esta decisión no responde a un gesto humanitario, sino a la conveniencia política del régimen, porque da muy mala propaganda mantener encarcelado a un ciego'', afirmó el activista por teléfono desde su hogar en la ciudad de Ciego de Avila. ``Vamos a decir que acabamos de pasar del infierno al purgatorio''.
Agregó que las condiciones de su estancia hogareña están pendientes de ''una conversación con un oficial de la Seguridad del Estado'', pero indicó que todo dependerá de ``mantenerme al margen de actividades de derechos humanos''.
''Está claro que si quebranto esa medida seré devuelto al infierno'', comentó. ``Tengo puesta sobre mí una espada de Damocles''.
González Leiva, de 39 años, fue juzgado el lunes en un tribunal provincial de Ciego de Avila junto a otros nueve activistas y periodistas independientes, acusados de desacato a la figura del gobernante Fidel Castro, resistencia al arresto y desorden público. Las condenas dictadas oscilan entre dos y siete años de cárcel. Los integrantes del grupo habían permanecido arrestados desde el 4 de marzo del 2002, cuando protagonizaron una protesta pública y gritaron consignas antigubernamentales.
El juicio --desarrollado en medio de estrictos controles de seguridad-- transcurrió con la presentación de 26 testigos y un sorpresivo incidente, que involucró al acusado Léxter Téllez Castro, periodista independiente que presuntamente sirvió como agente de la Seguridad del Estado bajo el seudónimo de ``Ignacio''.
Según varios testigos de la audiencia, Téllez Castro reconoció haber colaborado con la policía política, pero dijo sentirse arrepentido y denunció ''la manipulación orquestada por la Seguridad del Estado''. El juez ordenó sacarlo de la sala y finalmente lo sentenció a tres años y medio de prisión.
Fuentes disidentes en la isla consideraron anoche que el ''viraje'' de Téllez Castro marca un hito en procesos judiciales y resultó un fiasco para los fines propagandísticos del gobierno. Sin embargo, González Leiva se mostró cauteloso sobre el caso.
''Puede serlo todavía y puede haberse arrepentido... la Seguridad [del Estado] está haciendo un trabajo muy intenso para penetrar la disidencia y desacreditarla'', observó González Leiva.
''La condena no niega que lo sea [agente de la Seguridad del Estado]; puedo afirmar que entre los 75 disidentes presos hace un año hay agentes al servicio del gobierno. Tiempo al tiempo'', añadió.
El martes, una hora antes de la conversación con El Nuevo Herald, Téllez Castro llamó presuntamente desde la prisión a González Leiva.
Según el activista, Téllez Castro fue visto en varias ocasiones caminando por Ciego de Avila durante su presunto arresto de dos años.
En una de las cartas que escribió en prisión a González Leiva le informó del plan de la Seguridad del Estado. ''Al parecer querían darme un pase especial y él intentaría sacarme ilegalmente de Cuba en una lancha, pero yo me negué'', relató.