Nuevo acto de repudio a disidentes en La Habana
Un grupo de disidentes (izq.) que lanzaban flores
al mar en homenaje a las víctimas del remolcador "13 de Marzo", hundido hace 11 años, se enfrentan a una manifestación progubernamental (dcha.) en el malecón habanero. (Foto EFE). |
LA HABANA (EFE).- Cientos de personas participaron en un acto de repudio
en La Habana contra un grupo de disidentes que conmemoraba el aniversario
del hundimiento de un remolcador que dejó 37 víctimas en
1994.
Alrededor de una veintena de disidentes de varias organizaciones se
reunieron en el Malecón habanero para tirar flores al mar en memoria
de las víctimas del remolcador "13 de marzo", portando carteles
con imágenes de los fallecidos y reclamos de justicia.
Cuando se disponían a retirarse, un nutrido grupo de personas, entre ellos numerosos militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), se acercó y los rodeó gritando consignas pro-gubernamentales y portando banderas cubanas, en presencia de la prensa extranjera.
Con gritos como "Fidel, Fidel", "esta calle es de Fidel", "pá lo que sea Fidel, pá lo que sea" y "pin-pon fuera, abajo la gusanera", los contra-manifestantes rodearon al grupo de opositores, que se replegaron y se unieron en una cadena enlazados por los brazos.
Durante el recorrido, los opositores fueron acusados, insultados y empujados hasta que varios de ellos se retiraron y el resto, alrededor de media docena, fueron introducidos a la fuerza en un vehículo que no tenía identificación policial, observó la prensa.
Emilio Leiva, presidente del Frente Línea Dura y Manuel Pérez, del Movimiento Plantados por la Libertad de Cuba, fueron dos de los opositores introducidos en el vehículo.
Al acto de repudio se sumaron decenas de personas a medida que la marcha se alejaba del Malecón y se adentraba en Centrohabana, pasando frente a la Embajada de España. Los contra-manifestantes siguieron hasta el Parque Central de La Habana, donde dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) afirmaron que los participantes representaban "al pueblo de Cuba".
"Esta calle es nuestra y no vamos a permitir que ellos la tomen", dijo Magay Iglesias, miembro del Buró Nacional de la UJC, que se dirigió a los manifestantes en el acto final del Parque Central. "Los problemas los resolvemos entre los cubanos, no entregándonos de patas abiertas al imperialismo", dijo otro miembro de la organización juvenil oficial de Cuba.
"Ninguna revolución está exenta de errores, pero no todas las revoluciones saben rectificar sus errores y cuántos errores y cuántos crímenes ha cometido el imperialismo y quién los sienta en el banquillo de los acusados, y quién los cuestiona a ellos", agregó.
Varias patrullas de la policías se encontraban en los alrededores pero no actuaron.
También Pedro Saez, el primer secretario del Partido Comunista de Ciudad de La Habana, y Juan Contino Aslam, alcalde de la capital cubana, se encontraban en las proximidades de la zona minutos después de que concluyera el incidente.
Según Contino, estaban supervisando "desórdenes de tránsito" provocados por el reciente paso del huracán "Dennis", que dejó 16 muertos en Cuba y daños superiores a los 1.400 millones de dólares.
Ayer en la mañana alrededor de una treintena de disidentes conmemoró también el aniversario del siniestro de remolcador en el Malecón, aunque no se registró incidente alguno.
El remolcador "13 de marzo" fue secuestrado por 68 personas que pretendían llegar a EEUU y hundido en la Bahía de La Habana por patrulleras cubanas.
El gobierno de la isla ha mantenido que el hundimiento fue accidental mientras que miembros de la oposición interna acusan a las autoridades del siniestro.
Este es el segundo acto público de repudio contra disientes en La Habana en los últimos cuatro meses.
El pasado marzo, cientos de mujeres participaron en otro acto de repudio organizado por la Federación de Mujeres Cubanas contra las esposas de disidentes presos, conocidas como "Damas de Blanco".
Manifestaciones similares de repudio ocurrieron a principios de la década de 1980, cuando organizaciones de masa movilizaban a los ciudadanos contra las personas que querían salir del país por el puerto de Mariel.
La estrategia se repitió en 1994, durante la crisis de los balseros, y a lo largo de la década de los 90 con actividades de acoso a algunos disidentes.