PABLO ALFONSO
El Nuevo Herald
Raúl E. de Velasco, presidente del Comité Cubano
por la Democracia
(CCD), afirmó que esa organización considera el
diálogo y la
negociación como las vías idóneas para lograr
la democratización de
Cuba, alcanzar la reconcilia- ción nacional y el respeto
pleno de la
soberanía.
De Velasco, de 57 años, fue electo presidente del CCD en
septiembre
durante la convención anual de esa organización
de la que fue uno de sus
miembros fundadores. Antes de militar en el CCD, Velasco no había
participado en ninguna otra organización del exilio cubano.
De Velasco salió junto a su familia en octubre de 1961
y desde entonces
vive en Miami donde ejerce como especialista en Nefrología.
``Fuí el primer exiliado cubano que terminó sus
estudios de medicina en
la Universidad de Miami, junto con Carlos García, también
doctor'', dijo
a El Nuevo Herald.
ENH: EL CCD ha sido señalado en Miami como una organización
elitista, integrada por académicos izquierdizantes, desvinculados
de la
realidad y de la población. Qué nos puede decir?
RdV: Es una acusación injusta, ciertamente se ha tratado
de difundir esa
imagen del CCD, pero en realidad tenemos en nuestras filas todo
tipo de
personas. Aunque, claramente, no somos un partido político
que busca
una militancia para un proceso electoral.
ENH: Qué es el CCD, qué busca, cuál es su estrategia política?
RdV: El CCD es un grupo creado por académicos, profesionales,
trabajadores, un grupo bastante mixto con diferentes opiniones
políticas,
pero preocupados todos por exponer al resto del mundo una imagen
diferente del exilio tradicional. Queremos expresar una opinión
diferente
del resto del exilio.
ENH: Cuál es esa opinión diferente?
RdV: Nosotros vemos el problema de Cuba bajo la óptica
de tres
fundamentos, que son en esencia nuestro programa: Uno es el respeto
absoluto a la soberanía de Cuba, la reconciliación
y la democratización
pacífica. Cada uno de ellos es necesario para que el otro
funcione, no
pueden darse separadamente.
Vemos en peligro la soberanía de Cuba aquí y allá en la isla.
En el exilio ese peligro está caracterizado, por ejemplo,
por la Ley
Helms-Burton y esa mentalidad de que vamos a resolver el problema
de
Cuba a través de los Estados Unidos.
En Cuba la soberanía también confronta un peligro
serio, cuando el
gobierno identifica al proceso revolucionario con Cuba, a la
revolución
con la Nación. Y por supuesto eso es falso. La revolución
es un proceso
que va inevitablemente a cambiar, a eliminarse, y la Nación
permanece.
ENH: Y en cuanto a la reconciliación nacional?
RdV: En la interpretación y exposición de este objetivo
han habido
grandes errores. Nosotros creemos que la reconciliación
nacional es una
base, y para eso estamos trabajando. Es uno de los retos más
grandes
que tenemos en estos momentos. Porque en realidad, yo creo que
los
factores necesarios para que ese proceso de reconciliación
nacional
comience a andar todavía no están dados.
ENH: No cree usted que el tercer punto, la democratización
de Cuba,
es fundamental para poder desarrollar las otras dos?
RdV: No necesariamente. Son tres pilares que hay que desarrollar
conjuntamente. Yo diría que es como un taburete, que si
le quitas un pata
se cae.
ENH: Bueno en este caso sería un taburete muy original,
un taburete de
tres patas.
RdV: Sí de tres patas. El taburete del CCD.
EHN: Pero ven ustedes alguna posibilidad de lograr en Cuba
un
proceso pacífico hacia la democracia? Yo no veo una voluntad
política
de cambio en la cúpula del poder cubano
RdV: Yo creo que hay una voluntad política de cambio en
el pueblo de
Cuba enorme. Y tiene que haber mucha gente dentro del gobierno
que
se da cuenta que lo mejor para Cuba es una transformación
hacia la
democracia, como nosotros la entendemos. Es decir: la libertad
de
credo, la libertad de expresión, la libertad de asociación
y el respeto al
ser humano dentro de un estado de derecho.
EHN: Pero esas personas tienen posibilidades de provocar
ese proceso
en cambio en Cuba? Tienen poder como para eso? No veo ahora esa
posibilidad.
RdV: Cuando la actual dinámica social y política
que existe ahora en
Cuba siga avanzando, yo estoy convencido de que, inclusive, los
individuos que detentan el poder ahora en Cuba, van a reconocer
que
esa es la mejor solución.
Precisamente por eso nosotros nos oponemos a cualquier medida
que
trate de retardar o paralizar la actual dinámica de cambios,
por muy
lentos que parezcan.
ENH: Como ha acogido el exilio cubano y la oposición
interna el
mensaje del CCD?
RdV: Señalemos primero que nuestro punto de vista no es
exclusivo del
CCD. Hay muchas otras organizaciones que plantean objetivos políticos
semejantes. Dentro de Cuba el CCD no tiene una capacidad de
expresión, aunque nosotros sabemos que nuestra posición
allá tiene un
respaldo mayoritario.
Aquí en el exilio tenemos el programa Transición
que se transmite por
Unión Radio y se han hecho encuestas, donde entre el 30
y el 35 por
ciento de los encuestados creen que la solución de Cuba
tiene que venir
con métodos diferentes de los que se están empleado
hasta ahora.
ENH: Tienen ustedes un lobby en Washington ante el Congreso?
RdV. Tenemos allí una oficina que es muy activa. La manera
que
hacemos lobby es educacional. No financiamos campañas
políticas de
ningún congresista. Tratamos de influir desde un punto
de vista
informativo. Nos reunimos con los congresistas y le presentamos
nuestro
punto de vista.
Hemos tenido en ese sentido una recepción y una acogida
muy buena,
tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
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