La historia absolvió a Castro
Luis Báez: ¿En qué año conoció a Fidel?
Luis Ortega: En 1948.
LB: ¿Supieron los políticos valorar a Fidel?
LO: Fueron muchos los que no valoraron a Fidel. Recuerdo que en 1957
el expresidente Carlos Prío estaba reunido con un grupo de sus amigos
en un lugar de Miami. La conversación, como siempre, giraba en torno
a
la "inminente" caída de Batista.
"Uno de los presentes le hizo una pregunta a Prío: Presidente, ¿y
qué
vamos a hacer con Fidel Castro? Prío, muy tranquilo, sin vacilar
dijo lo
siguiente:
"No habrá problemas con este muchacho... Yo estoy seguro de que
bajará enseguida de la Sierra y si lo nombramos Director de la Renta
de
Lotería quedará satisfecho."
LB: ¿Usted qué dijo?
LO: Frente a una decisión tan extraordinaria no me atreví a decir nada.
LB: ¿Con Batista ocurrió algo parecido?
LO: No podemos olvidar que un año antes, en 1956, el presidente
Batista estaba jugando bridge en casa de Jorge García Montes y Pancho
Tabernilla se le acercó para comunicarle que había un desembarco
por
Oriente. "Luego hablaremos de eso", respondió Batista. Al terminar
su
juego, varias horas más tarde, le pidió a un ayudante que
le buscara un
mapa de la ESSO, lo extendió sobre la mesa y de acuerdo con su gran
experiencia militar hizo una valoración de la situación.
Entonces, ordenó
que unos cuantos soldados de la Guardia Rural le cayeran atrás a
los
invasores y se fue a dormir tranquilo.
LB: ¿Cuál es su criterio del ideal nacionalista de Fidel?
LO: El ideal nacionalista de Castro y su lucha por la independencia de
Cuba no es una vocación unipersonal. Ni empezó con él
ni va a terminar
con él. Es algo que tiene raíces.
"Fidel Castro siempre ha sido muy hábil en sus relaciones con la
realidad. Cuando todos creíamos que era imposible hacer una
Revolución y tomar el poder sin el concurso del ejército,
Castro
demostró que sí era posible. Estuvo muy claro para entender
que el país
estaba hueco por dentro. Que el ejército no era, realmente, un ejercito
y
estaba desmoralizado. Que todas las instituciones estaban huecas. Que
las clases más ricas del país no estaban preparadas para
resistir una
acometida. Que la prensa, los jueces, los sindicatos, todos estaban
corrompidos.
"La conducta de los cubanos, sobre todo de los llamados ‘dirigentes
políticos’, a partir de 1959, sirvió para corroborar que
la Cuba anterior
estaba seriamente deteriorada. Lo único que se les ocurrió
a quienes se
declararon adversarios de la Revolución fue ponerse a las órdenes
de
Washington. En todos estos años no han descubierto que tomaron la
ruta
equivocada. Se han muerto, pero no rectificaron."
LB: ¿Qué tiempo le daba de vida a la Revolución?
LO: Seis meses. El valor mayor de Castro es que ha durado 40 años.
Ya
tiene seniority. Esa experiencia que tiene es lo que le permitirá
resolver
los problemas de Cuba...
LB: Después del triunfo revolucionario, ¿lo ha visto?
LO: Sí.
LB: ¿En qué fecha?
LO: En noviembre de 1995. Después lo he visto en otras ocasiones.
LB: ¿Dónde se encontraron por primera vez?
LO: En el Palacio de la Revolución.
LB: ¿Qué tiempo conversaron?
LO: Estuvimos hablando tres noches seguidas hasta altas horas de la
madrugada.
LB: ¿De qué hablaron?
LO: Nada importante. Fue una conversación en grupo. Muy amena. Él
podría decirte que yo he sido tal vez el único cubano que
no fue a darle
consejo alguno de cómo tiene que resolver "la problemática
cubana".
"Me imagino que la tendencia a hablar con Castro para ofrecerle
soluciones debe ser muy frecuente. Los cubanos, en general, siempre
nos inclinamos a ‘fijar nuestra posición histórica’."
LB: ¿Y usted no tiene posición histórica?
LO: Si me pongo a pensar es hasta posible que pueda improvisar una.
¿Por qué no?
LB: ¿Publicó esas conversaciones?
LO: No lo hice.
LB: ¿Cuál fue la causa?
LO: No me pareció que era necesario. Hay algo de exhibicionismo
en
esas publicaciones. No era una entrevista periodística.
LB: ¿Qué impresión le produjo Fidel?
LO: Muy buena. Fue muy deferente conmigo. Fue una gran experiencia,
sin dudas. Yo dejé de ver a Fidel antes del Moncada, tal vez en
1953.
Era entonces un joven al que ya se le adivinaba la dinámica. En
1995 lo
que encontré fue un mito.
LB: ¿ Por qué?
LO: Porque ya ha rebasado la historia, ya es invulnerable. Es una
leyenda de tiempos fabulosos. Eso es un mito. Muchas gentes quieren
tocarlo para ver si es real. Cuando él se desliza por un pasillo,
lentamente, midiendo sus pasos, un poco a cámara lenta, como suelen
siempre caminar los mitos, no es que esté enfermo o que le duela
nada;
es que lleva ya sobre los hombros una carga tan grande de historia que
ha tenido que renunciar a la agilidad de los primeros años.
"La imagen que proyecta sobre el mundo es mucho mejor que la que
tenía en los años iniciales de la Revolución. Su prestigio
internacional ha
crecido desde la caída de la Unión Soviética. La imagen
de Castro está
consagrada."
LB: ¿Qué lo conduce a esa conclusión?
LO: Al desaparecer el comunismo ocurre que Castro emerge con luz
propia, como el dirigente de un país que lleva 40 años luchando
contra
los Estados Unidos y sin ningún apoyo... Si lo reciben con entusiasmo
en
todas partes no es por su filiación comunista sino a pesar de eso.
Es
decir, que no tiene importancia alguna si es comunista o no. Se ha ido
por encima de eso.
"Después de la desaparición del mundo soviético, todos
los dirigentes
comunistas en el mundo, con algunas pocas excepciones, han sido
rechazados y hasta encarcelados. Algunos han sido hasta fusilados. En el
caso de Castro la situación es distinta.
"Ninguno de los cubanólogos que se rompen la cabeza, en Miami y
en
Washington, para desentrañar los misterios del castrismo se ha dado
cuenta del extraño fenómeno de que la imagen de Castro ha
crecido
después del crepúsculo del marxismo.
"En otras épocas, hace años, cuando Castro viajaba al extranjero
y era
bien recibido se buscaban explicaciones más o menos racionales.
Se
decía que eran los comunistas quienes organizaban las recepciones
y
detrás estaba la Unión Soviética.
"Pero, he aquí que se cayó la Unión Soviética.
Cuba se quedó a la
intemperie. La gente de Miami dio por sentado que Castro tenía los
días
contados. Hasta un periodista del Herald publicó un libro alborozado,
hablando de los días finales de Castro. En los Estados Unidos se
organizaron comisiones para reconstruir a Cuba después de la caída
de
Castro.
"Pero, han pasado los años. Castro no se ha caído; al contrario,
lo que
está ocurriendo es que está viviendo, en estos momentos su
mejor
época. Ya son muy pocos los países que no han restablecido
relaciones
con Cuba. El mundo entero le está exigiendo a los Estados Unidos
que
suspendan el bloqueo contra Cuba. Miles de empresarios americanos y
europeos vuelan a Cuba constantemente tratando de investigar las
oportunidades de hacer negocios en la Isla.
"Cada vez que él llega a un país es recibido con aplausos
y elogios y hay
manifestaciones de apoyo a Cuba.
"En Copenhague, una asamblea de jefes de Estado se pone de pie para
aplaudirlo; en París, el presidente Mitterrand le tiende una alfombra
roja
para rendirle homenaje; en Argentina, su presencia provoca
manifestaciones callejeras; en México, Colombia, Ecuador, Trinidad,
los
gobiernos y los pueblos le salen al paso para vitorearlo.
"¿Cómo se explica que Castro después de la caída
de la Unión Soviética
haya renacido con una imagen más atractiva y sea como un héroe
en
todos los países que visita? ¿Cómo explicar que Cuba
empieza a salir del
aislamiento cuando desaparece el mundo comunista? El prestigio
internacional de Castro es más grande que nunca."
LB: ¿ A qué se debe ese prestigio?
LO: Castro no ha cedido en nada; es decir, ha sido intransigente. No ha
aceptado las presiones de los Estados Unidos. Ha resistido con una
decisión admirable. Se ha enfrentado siempre a la realidad. Opera
desde
una sobre-realidad que choca con la costumbre.
"Esto es nuevo en Cuba. Esto es algo que representa un viraje total en
la
historia de Cuba. Si nos adentramos un poco en el pasado, podemos
entender a Castro.
"En 1900, más o menos, el gobernador militar de Cuba, Leonardo
Wood, les dijo a los patriotas cubanos que aceptaban la Enmienda Platt
—lo cual echaba por tierra los sueños de independencia—, o de lo
contrario seguiría la intervención de los Estados Unidos
y no habría
República para nadie. Fue un planteamiento brutal.
"Los patriotas cubanos que escucharon al general Wood decirles,
crudamente, que si no aceptaban el yugo se quedarían sin república,
se
miraron asombrados. En aquel instante se decidió el destino de Cuba.
"No hubo nadie que se atreviera a decirle al Gobernador que si no se
marchaba de Cuba con sus soldados los cubanos reanudarían la lucha
inmediatamente.
"Yo nunca he entendido aquello. Siempre desde niño me pareció
que
aquellos patriotas cubanos se habían equivocado. Supongo que Castro
aprendió la historia, de niño, en los mismos textos míos.
"Acostumbrados como estábamos los cubanos a que los embajadores
americanos en Cuba daban órdenes a los presidentes, nos parece una
herejía que Castro se niegue, tercamente, a obedecer las órdenes
de
Washington.
"No se puede negar, objetivamente, que Castro encarna el espíritu
de
resistencia del pueblo cubano. De hecho, nos guste o no, la historia está
absolviendo a Castro.
"Hay que aceptar que la historia le ha dado la razón a Castro. Todos
comenzamos en 1959 como mercenarios, creyendo que la historia estaba
de nuestra parte. Grave error. No lo estaba. No lo está. Hay que
tener
un poco de coraje, o de vergüenza, para reconocer el error."
LB: En la historia de Cuba, ¿cuáles son los momentos estelares?
LO: Han existido dos momentos estelares en la historia de Cuba. Uno lo
protagonizó José Martí en 1895 cuando organizó
una guerra para llevar a
un pueblo, que no conocía, a un destino histórico. El resultado
fue la
grotesca República de 1902.
"El segundo momento —para mí— lo representa Fidel Castro cuando
organiza la Revolución de 1959 y convoca al pueblo para llevarlo
a un
destino histórico. Fidel Castro es un hombre con un gran mérito."
LB: ¿Cuál es su gran mérito?
LO: Reconozco que el gran mérito de Castro es haber resistido durante
40 años el asedio. Pasará a la historia como el hombre que
se enfrentó a
los Estados Unidos y llevó adelante una política de soberanía
con
firmeza e intransigencia.
"Al principio creí que Castro iba a rendirse al final. Toda la historia
de
Cuba, desde 1898, ha sido tan lamentable que creí que Castro iba
a ser
más de lo mismo."
LB: Ahí se equivocó.
LO: Tengo que admitir que Castro ha sido fiel a un ideario que yo
llevaba adentro desde aquellos años de 1933 cuando desfilaba en
las
manifestaciones antimperialistas por las calles habaneras.
"Yo no estoy a favor de la Revolución Cubana, sino en contra de
la
errónea y criminal política de los Estados Unidos con respecto
a Cuba.
"Estoy en contra de la industria del anticastrismo que se ha ejercido en
los
Estados Unidos, pero no estoy a favor del castrismo.
"Mi posición es muy clara. Los Estados Unidos deben sacar las manos
de Cuba y dejar que Castro resuelva el problema y salve a la Isla...
"Hasta ahí, sin dudas, estoy con ustedes."
LB: ¿Qué pensó cuando hablaba con él?
LO: En realidad, ratificando lo que he estado pensando durante muchos
años...
LB: ¿Qué?
LO: Yo siempre he lamentado no haber podido participar en la
experiencia revolucionaria. Es decir, no haber podido presenciar el
proceso de cerca.
LB: ¿Qué le llamó la atención?
LO: Su confianza en el futuro. En todo momento habló con un gran
optimismo.
LB: ¿Salió satisfecho?
LO: Salí muy complacido. Fue una gentileza de su parte invitarme.
Una
experiencia que yo estaba echando de menos. Creo, con toda sinceridad,
que Castro es ya un personaje que ha entrado en la historia. Es una
leyenda. Ya no necesita ser revolucionario para destacarse. Podría
hasta
hacer la crítica de la Revolución sin perder prestigio.
"El repertorio de acusaciones que forman parte del bagaje
propagandístico de la mafia de Miami resbala sobre la imagen de
Castro.
Cuba no ha producido nunca, a través de toda su existencia, una
figura
del nivel histórico de Fidel Castro."
LB: Ya Fidel está en la historia.
LO: Las revoluciones no son nunca blancas o negras. No caben los
juicios definitivos. Hay muchos matices. La Revolución Francesa,
en su
tiempo, fue el hecho más impopular de Europa. La literatura contra
la
Revolución tuvo una difusión extraordinaria. La historia,
sin embargo, no
ha recogido los nombres de aquellos escritores que produjeron enormes
tratados contra los Jacobinos, contra los Masones, contra la Revolución
y les ha reservado un puesto importante a los revolucionarios.
"Una Revolución es una Revolución. De la Revolución
francesa, te
repito, se guarda memoria de sus protagonistas, pero nadie se acuerda de
quienes participaron en el largo y furibundo proceso que se vivió
en toda
Europa durante la lucha contra ella.
"Va a pasar lo mismo en el caso de Cuba. Fidel queda, nosotros, ellos,
pasan. Así es la historia."
LB: Tanto en Washington como en Miami encaminan su política a
esperar la muerte de Fidel, pues consideran que ese sería el fin
de la
Revolución, ¿comparte ese punto de vista?
LO: Después de nueve presidentes y 40 años de disparates,
los Estados
Unidos han llegado a elaborar una política genial: "No hacer nada
y
esperar que Fidel Castro se muera de viejo y entonces mandaremos a la
isla a un tipo a comprar cubanos al por mayor." Es decir, comprar otra
vez la vieja colonia y sobrecargarla de pícaros que abundan.
"Ahí se vuelven a equivocar. Castro muerto se convertiría,
de la noche a la
mañana, en algo más peligroso que un mito. Tal vez un mito
con una
sobrecarga explosiva poco usual.
"La muerte de Castro, en medio de un pueblo condenado al exterminio
por Washington durante 40 años, produciría una reacción
internacional,
sobre todo en América Latina, de proporciones mayores. Su lucha
durante tantos años contra el vecino implacable del Norte cobraría,
de
pronto, un sentido impresionante.
"Se equivocan los que piensan que el Gobierno de Cuba se vendría
al
suelo, a la manera como cayó Batista en 1959, si Castro muere. Tal
vez
ocurriría todo lo contrario.
"Castro, como símbolo yacente y sepultado es más peligroso
para los
Estados Unidos que el Castro que camina por los pasillos del Palacio de
la Revolución."
Tomado del diario Juventud Rebelde