La Habana busca mejorar su imagen internacional
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
La abolición de los permisos de entrada y salida de Cuba
para los cubanos a partir de este año, pondría fin a la más
cuestionable restricción de la política migratoria de La
Habana y favorecería notablemente la imagen internacional del régimen
castrista en materia de libertades civiles, señalaron analistas
y miembros de la comunidad
exiliada.
La flexibilización de los permisos de viaje está
en estudio, indicó esta semana el presidente del parlamento cubano,
Ricardo Alarcón, y sería anunciada durante la III
Conferencia ''La nación y la emigración'', que
se realizará en La Habana del 11 al 13 de abril.
Por el momento la medida está en la mesa de negociaciones
entre funcionarios del gobierno cubano y representantes del exilio que
tratan de definir una ''agenda
constructiva'' para ese foro, al que se espera asistan unos
500 invitados, mayormente residentes en Estados Unidos.
''Este es un paso muy significativo para la normalización de las relaciones de la familia cubana'', dijo Silvia Wilheim, presidenta de Puentes Cubanos, organización que se opone al embargo estadounidense a la isla. ``Creo que va a estar en la agenda de la conferencia para sostener un diálogo serio sobre temas contenciosos''.
Según la activista, Cuba está haciendo un esfuerzo
encomiable para que los asistentes a la conferencia ''no se vayan con las
manos vacías'', como sucedió en las
convocatorias de 1994 y 1995. ''Hay un entendimiento de que
algo concreto tiene que darse para mejorar las relaciones entre los cubanos
de uno y otro lados'', opinó.
El pasado martes, Wilheim ofreció un almuerzo en su casa con la asistencia de Dagoberto Rodríguez, jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, D.C., y un pequeño grupo de ``exiliados moderados''.
El viaje del diplomático cubano a Miami para allanar el camino de la conferencia se considera una acción sin precedentes, reveladora del interés de La Habana en atraer los sectores menos radicales en un momento de cisma entre diversas posiciones del exilio.
''Que el gobierno cubano esté dispuesto a cambiar esa
restricción, le está creando un profundo conflicto ideológico
al exilio [de Miami], pues no puede criticar algo por lo que ha abogado
en los últimos 40 años'', dijo el abogado Alfredo Durán,
secretario del Comité Cubano por la Democracia (CCD). Durán
figuró en el grupo de siete
activistas que almorzaron en Miami con Rodríguez y que
el pasado mes había sostenido un encuentro en la sede del Ministerio
de Relaciones Exteriores en La Habana con organizadores de la conferencia.
''No sé si en definitiva va a pasar o si es un globo inflado,
pero quien critique esta flexibilización para entrar y salir de
Cuba tiene un gran dilema'', agregó Durán, quien
agregó que la iniciativa es parte de ``un proceso de
normalización que La Habana está promoviendo en las relaciones
con Estados Unidos, y entre su propio pueblo''.
Aunque ninguno de sus miembros ha sido contactado o invitado para estas rondas preparatorias, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) se pronunció a favor de la iniciativa.
''Al fin el gobierno de Cuba reconoce un derecho universal negado a sus ciudadanos, y ojalá que los primeros beneficiados sean las víctimas de la represión retenidas en la isla'', indicó Joe García, director ejecutivo de la FNCA.
Si finalmente la derogación de los permisos de viaje se
incluye en la agenda de la conferencia, serviría de estímulo
a numerosos exiliados partidarios del diálogo que
están renuentes a asistir a la cita de La Habana si no
se define un ``temario serio''.
El ex comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, presidente de
Cambio Cubano, se manifestó con escepticismo sobre la configuración
de la agenda, pero reconoció como ''un
paso positivo'' la medida anunciada.
''Sería enmendar la prolongada arbitrariedad del gobierno
de impedir la entrada libre de los cubanos a su propio país'', expresó
Menoyo. ``Es una reliquia del pasado que
está destinada a desaparecer, no tienen remedio''.
Obviamente, la exención tiene varias aristas políticas y económicas, así como una nube de interrogantes sobre su implementación para los residentes en la isla.
''Sin duda se trata de una decisión de gran significado
político'', comentó John Kavulich, director del Consejo Económico
y Comercial Cuba-Estados Unidos, con sede en Nueva York. Para él
esto ayudará a configurar un nuevo debate en el Congreso sobre el
tema de los viajes turísticos y el comercio con la isla. ``Si Cuba
toma pasos en esa dirección, va a ser cada vez más difícil
a la administración mantener las prohibiciones a sus ciudadanos
de viajar libremente, y de limitar las visitas y las remesas
familiares de los cubanos emigrados''.
El presidente George W. Bush ha advertido repetidamente al Congreso que vetará cualquier legislación que signifique un debilitamiento del embargo. De todas formas, el Departamento de Estado reconoció, aunque cautelosamente, los aspectos favorables de la medida anunciada.
''Damos la bienvenida a cualquier medida que permita a los ciudadanos
cubanos hacer lo que ciudadanos de otros países hacen normalmente
sin intromisión y acoso de
sus gobiernos'', aseguró Charles Barclay, vocero de esa
dependencia. ``Pero esperaremos atentos a ver qué es lo que realmente
va a pasar''.
Se estima que en Cuba permanecen más de 90 casos con visas
para emigrar a los que el gobierno impide la salida por tratarse de médicos
o familiares de militares
desertores.
Por otro lado, la medida causaría pérdidas de más
de $300 millones anuales al gobierno cubano. Las tarifas alcanzan los $150
por cada persona que sale temporal o
definitivamente, y una cifra similar se grava a las visas de
visitantes.
De acuerdo con los convenios migratorios bilaterales, unos 20,000
cubanos reciben anualmente visas estadounidenses para emigrar. Al mismo
tiempo, se calcula que en
el 2002 unos 175,000 residentes en Estados Unidos viajaron a
la isla, entre ellos unos 100,000 emigrados cubanos que tuvieron que abonar
el costo de sus permisos. Pero los expertos pronostican que en un corto
plazo el volumen de viajeros se triplicaría, con ganancias para
Cuba muy superiores a las actuales.
En la isla, la noticia ni siquiera se ha divulgado en los medios de prensa, y sectores de la disidencia la han recibido con desconfianza.
''No veo esto como un gesto de compresión del gobierno
dispuesto a salir de una etapa cavernícola, sino como una alternativa
de conveniencia política internacional'',
señaló el periodista independiente Raúl
Rivero, a quien las autoridades han impedido salir del país desde
1988. Hace ocho años que Rivero no ve a su hija, Cristina,
exiliada en Miami.
Rivero negó que se tratara de un movimiento aperturista,
y recordó que el régimen podría esgrimir cualquier
pretexto para retener a las personas. ''De todas las
experiencias traumáticas que aquí tenemos, creo
que una de las más humillantes es tener que pedir permiso para entrar
o salir del país'', subrayó Rivero. ``Pero más
humillante aún es que se anuncie como un gran acontecimiento
la restauración de un derecho elemental''.