OLGA LOPEZ OVANDO y JULIETA SANDOVAL
Guatemala -- En vísperas de la conmemoración del
Día de Todos los
Santos, el 1ro de noviembre, los guatemaltecos comenzaron a llegar
el
viernes a los cementerios, para visitar las tumbas donde reposan
los
restos de sus seres queridos.
Bajo un cielo nublado, los visitantes del Cementerio General compraban
flores y coronas en las puestos ubicados en los alrededores,
para
depositarlas en la última morada de sus familiares y amigos.
``Vengo unos días antes a limpiar y dejar flores a la tumba
de mi madre,
porque el 1ro de noviembre hay mucha gente y no se puede adornar
con
tranquilidad'', dice Carlos Espinoza.
Además, señala que la gente que alquila escaleras
o vende agua se
aprovecha de esta fecha para incrementar los precios exageradamente.
``Por ejemplo, cuesta cinco quetzales [el cambio está a
6.60 quetzales
por dólar] un bote de agua ese día, pues la que
está almacenada en el
tanque público se agota rápidamente'', explica.
Tradición se mantiene
Pese a esos inconvenientes, la tradición se mantiene; en
esta fecha es
cuando más se recuerda a los seres queridos, coinciden
en aseverar
visitantes.
``Por otra parte, ese día se corre menos peligro de ser
víctima de asalto,
porque, habitualmente, el cementerio es un lugar solitario y
sin vigilancia
policial'', indica Estela de Gramajo.
Otros expresan su inconformidad por la basura que hay en el lugar,
la
cual se acumula más en estas fechas.
``Las autoridades encargadas de este cementerio contribuyen al
deterioro, porque no colocan botes de basura", señalan.
¡Le damos la corona, jefe!
A la entrada del cementerio, varios niños se avalanzan
sobre los
conductores que ingresaban para ofrecerse a adornar los mausoleos,
tumbas y nichos.
``¡Le damos la corona, jefe!'' ``¿Quiere su agüita?"
``¡Escalera, seño'!''
Expresiones como estas vocean los vendedores, concentrados en
puntos
estratégicos del cementerio.
Según comentaron estas personas, en esta época aprovechan
para
``ganar unos centavos de más'', pues durante el resto
del año no tienen
mucha demanda.
Del 26 de octubre al 2 de noviembre, aproximadamente mil vendedores
ambulantes instalan puestos dentro y fuera del cementerio.
``El promedio de ganancia es de unos mil quetzales por la venta
de
lápidas, flores, alquiler de escaleras y ornato de las
tumbas'', indican.
No pierden el tiempo
Tampoco faltan en la entrada principal vendedores de terrenos
y
mausoleos en cementerios privados, así como de servicios
funerarios.
Los más audaces instalan puestos de venta de comida dentro
del
cementerio, lo cual molesta a los visitantes, que lo califican
de una falta
de respeto a los difuntos.
De todas maneras, en las afueras del lugar también hay
variedad de
comedores, para que los visitantes degusten, después de
haber
acompañado espiritualmente a sus muertos.
Sin embargo, los vendedores se quejan de que este año las
ventas han
disminuido.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald