El Nuevo Herald
17 de noviembre de 1998

'Spanglish' se abre paso entre dos idiomas

 JAVIER LYONNET
 Especial El Nuevo Herald

 El spanglish, la mezcla del inglés y el español, se convierte cada vez más
 en la voz de ese gigante dormido que es la población hispana de Estados
 Unidos.

 Frases como ``López está corriendo para la oficina de mayor'',
 ``deliveramos grocerías'', ``se vacunclinean carpetas a domicilio'', ``el
 rufo del bildin'', ``te llamo pa'trás'', se transforman en expresiones
 comunes de un lenguaje que uno difícilmente encontrará en ningún país
 de habla hispana.

 Verbos como ``accesar'', ``liquear'', ``frizar'', ``cuitear'', ``signear'' y
 ``watchear'' son incomprensibles para cualquier hispano bien plantado
 que acabe de llegar a este país.

 En Estados Unidos, donde residen unos 25 millones de personas de
 origen latinoamericano, el spanglish surgió como expresión informal,
 callejera, producto del intenso fluir migratorio en estados como
 California, Texas, Florida y Nueva York. En estas regiones, los jóvenes
 en particular, hablan el español en casa, y el inglés ``everywhere else''.

 ``El spanglish es un lenguaje de contacto, se genera cuando dos idiomas
 de incidencia parecida se encuentran'', explicó Barbara Pearson,
 profesora de psicolingüística de la Universidad de Massachussets. ``Sin
 embargo, no es algo que habitualmente se produzca a escala tan grande'',
 indicó.

 Poco a poco, esta forma de expresión, llena de matices regionales, se ha
 abierto camino. Su popularidad ha crecido, y lo que en un momento fue
 una moda, una forma de expresión casi contracultural, ahora es, para
 muchos, una necesidad.

 Al desprecio inicial hacia esta jerga juvenil ha seguido la aceptación. Y
 no sólo se refleja en las letras de grupos de rock latino, sino que se ha
 hecho un lugar en la obra literaria de autores como Sandra Cisneros,
 Julia Alvarez y Roberto G. Fernández.

 Mientras escucha el estribillo ``Dame, dame, dame todo el power, give
 me, give me, give me todo el poder'', de la banda mexicana Molotov,
 Ruth Infarinato, presentadora nacida en Argentina de la cadena de
 videos MTV Latino, habla sobre el spanglish. ``A veces mezclo un poco,
 se me han pegado cantidad de cosas, algunas palabras me parecen más
 explicativas en inglés'', dijo.

 Infarinato no recuerda haber escuchado bandas de rock mexicanas antes
 de venir a Miami desde Buenos Aires, hace cinco años. Pero grupos
 como Café Tacuba, Control Machete, son moneda corriente hoy en día
 en todo el continente. La difusión de distintas formas de hablar español y
 la creciente influencia del inglés han hecho que el lenguaje de toda
 América Latina se ``internacionalice'' durante esta década. El spanglish,
 entonces, no sólo se absorbe en Estados Unidos.

 Este fenómeno también funciona a la inversa. Infarinato recuerda que
 artistas estadounidenses como Beck, Cypress Hill, Beastie Boys y
 Sublime, introducen frases en español en sus canciones.

 El spanglish ha dejado de ser monopolizado por la oralidad, y la escritura
 comienza a apoderarse de él. Esto está permitiendo su consolidación y,
 de alguna manera, cierta legitimación. Si hace algunos años se percibía el
 spanglish como degradación del español, hoy hay muchos especialistas
 que sostienen lo contrario y defienden la creatividad y el talento que
 implica un lenguaje en pleno desarrollo.

 ``No es razonable esperar que personas bilingües hablen en uno solo de
 estos idiomas'', sostuvo Pearson. ``En el contacto se encuentra una de
 las áreas de creación del lenguaje; el spanglish es algo muy nuevo, nada
 en él es estándar y muestra un pico alto de creatividad lingüística, ya que
 hay que inventar algo nuevo todo el tiempo''.

 Ana Celia Zentella, autora de un libro sobre el bilingüismo en Nueva
 York, afirma que es ``un talento frecuentemente subestimado''.

 La lingüista Ana Roca, experta en Idiomas Modernos de la Universidad
 Internacional de la Florida (FIU), subrayó la utilidad comunicacional que
 ofrece el spanglish. ``Un cartel que anuncia la tienda `La beepería', está
 la mitad en inglés y la mitad en español, y comunica muy bien lo que
 vende'', indicó.

 No todos los expertos destacan los aspectos positivos de esta lengua
 híbrida. ``El spanglish trata al español como si la lengua de Cervantes,
 Lorca, García Márquez, Borges y Paz no tuviera una esencia y una
 dignidad propias'', aseguró Roberto González-Echeverría, profesor de
 literaturas hispánicas y comparadas en la Universidad de Yale.

 ``La triste realidad es que el spanglish es básicamente la lengua de los
 hispanos pobres, muchos de los cuales son casi analfabetos en cualquiera
 de los dos idiomas'', dice este académico. Según él, ``es ingenuo pensar
 que podríamos crear una nueva lengua que fuera funcional y
 culturalmente rica''.

 La presidenta del Grupo Comercial Hispano de la Greater Miami
 Chamber of Commerce, Rosa Sugrañes, se considera una ``víctima'' del
 spanglish. ``Lo uso, pero no me gusta; es más cómodo, pero no es algo
 de lo que esté orgullosa'', dijo. Sugrañes, de origen español, aseguró que
 ``los hispanos piensan que dominan el español, pero, por lo menos, lo
 escriben mal. El español de El Nuevo Herald es fatal'', ejemplificó
 Sugrañes.

 Desde este punto de visto, dijo Sugrañes, ``Miami puede perder la
 ventaja comparativa de ser una ciudad bilingüe, porque el spanglish no
 funciona para hacer negocios con Sudamérica''.

 A pesar de haber trascendido el lenguaje oral, es difícil emprender una
 codificación oficial del spanglish. ``Aunque tuviéramos un diccionario,
 inmediatamente pasaría a ser obsoleto'', argumentó Barbara Pearson,
 subrayando el dinamismo del spanglish como lengua de contacto.

 En Miami, sin embargo, Bill Cruz y Bill Teck se animaron a lanzar un
 libro que llamaron Diccionario oficial del spanglish. La empresa fue una
 consecuencia de la página de cubanoamericanismos que Cruz publica en
 la revista Generation ñ, dirigida por Teck.

 ``Muchas palabras en spanglish están en camino de ser legitimadas'', dijo
 Cruz, según quien algunas palabras se abrirán camino hasta el diccionario
 castellano, como lo ha hecho bistéc (del inglés beef steak), porque ``los
 lenguajes siempre están cambiando''.

 Pero el proceso hacia la castellanización puede ser lento. ``La Real
 Academia de la Lengua Española es muy subjetiva sobre qué es lo que
 se admite y qué es lo que no se acepta'', dijo Ana Roca.