'Spanglish' se abre paso entre dos idiomas
JAVIER LYONNET
Especial El Nuevo Herald
El spanglish, la mezcla del inglés y el español,
se convierte cada vez más
en la voz de ese gigante dormido que es la población hispana
de Estados
Unidos.
Frases como ``López está corriendo para la oficina
de mayor'',
``deliveramos grocerías'', ``se vacunclinean carpetas
a domicilio'', ``el
rufo del bildin'', ``te llamo pa'trás'', se transforman
en expresiones
comunes de un lenguaje que uno difícilmente encontrará
en ningún país
de habla hispana.
Verbos como ``accesar'', ``liquear'', ``frizar'', ``cuitear'',
``signear'' y
``watchear'' son incomprensibles para cualquier hispano bien
plantado
que acabe de llegar a este país.
En Estados Unidos, donde residen unos 25 millones de personas
de
origen latinoamericano, el spanglish surgió como expresión
informal,
callejera, producto del intenso fluir migratorio en estados como
California, Texas, Florida y Nueva York. En estas regiones, los
jóvenes
en particular, hablan el español en casa, y el inglés
``everywhere else''.
``El spanglish es un lenguaje de contacto, se genera cuando dos
idiomas
de incidencia parecida se encuentran'', explicó Barbara
Pearson,
profesora de psicolingüística de la Universidad de
Massachussets. ``Sin
embargo, no es algo que habitualmente se produzca a escala tan
grande'',
indicó.
Poco a poco, esta forma de expresión, llena de matices
regionales, se ha
abierto camino. Su popularidad ha crecido, y lo que en un momento
fue
una moda, una forma de expresión casi contracultural,
ahora es, para
muchos, una necesidad.
Al desprecio inicial hacia esta jerga juvenil ha seguido la aceptación.
Y
no sólo se refleja en las letras de grupos de rock latino,
sino que se ha
hecho un lugar en la obra literaria de autores como Sandra Cisneros,
Julia Alvarez y Roberto G. Fernández.
Mientras escucha el estribillo ``Dame, dame, dame todo el power,
give
me, give me, give me todo el poder'', de la banda mexicana Molotov,
Ruth Infarinato, presentadora nacida en Argentina de la cadena
de
videos MTV Latino, habla sobre el spanglish. ``A veces mezclo
un poco,
se me han pegado cantidad de cosas, algunas palabras me parecen
más
explicativas en inglés'', dijo.
Infarinato no recuerda haber escuchado bandas de rock mexicanas
antes
de venir a Miami desde Buenos Aires, hace cinco años.
Pero grupos
como Café Tacuba, Control Machete, son moneda corriente
hoy en día
en todo el continente. La difusión de distintas formas
de hablar español y
la creciente influencia del inglés han hecho que el lenguaje
de toda
América Latina se ``internacionalice'' durante esta década.
El spanglish,
entonces, no sólo se absorbe en Estados Unidos.
Este fenómeno también funciona a la inversa. Infarinato
recuerda que
artistas estadounidenses como Beck, Cypress Hill, Beastie Boys
y
Sublime, introducen frases en español en sus canciones.
El spanglish ha dejado de ser monopolizado por la oralidad, y
la escritura
comienza a apoderarse de él. Esto está permitiendo
su consolidación y,
de alguna manera, cierta legitimación. Si hace algunos
años se percibía el
spanglish como degradación del español, hoy hay
muchos especialistas
que sostienen lo contrario y defienden la creatividad y el talento
que
implica un lenguaje en pleno desarrollo.
``No es razonable esperar que personas bilingües hablen en
uno solo de
estos idiomas'', sostuvo Pearson. ``En el contacto se encuentra
una de
las áreas de creación del lenguaje; el spanglish
es algo muy nuevo, nada
en él es estándar y muestra un pico alto de creatividad
lingüística, ya que
hay que inventar algo nuevo todo el tiempo''.
Ana Celia Zentella, autora de un libro sobre el bilingüismo
en Nueva
York, afirma que es ``un talento frecuentemente subestimado''.
La lingüista Ana Roca, experta en Idiomas Modernos de la
Universidad
Internacional de la Florida (FIU), subrayó la utilidad
comunicacional que
ofrece el spanglish. ``Un cartel que anuncia la tienda `La beepería',
está
la mitad en inglés y la mitad en español, y comunica
muy bien lo que
vende'', indicó.
No todos los expertos destacan los aspectos positivos de esta
lengua
híbrida. ``El spanglish trata al español como si
la lengua de Cervantes,
Lorca, García Márquez, Borges y Paz no tuviera
una esencia y una
dignidad propias'', aseguró Roberto González-Echeverría,
profesor de
literaturas hispánicas y comparadas en la Universidad
de Yale.
``La triste realidad es que el spanglish es básicamente
la lengua de los
hispanos pobres, muchos de los cuales son casi analfabetos en
cualquiera
de los dos idiomas'', dice este académico. Según
él, ``es ingenuo pensar
que podríamos crear una nueva lengua que fuera funcional
y
culturalmente rica''.
La presidenta del Grupo Comercial Hispano de la Greater Miami
Chamber of Commerce, Rosa Sugrañes, se considera una ``víctima''
del
spanglish. ``Lo uso, pero no me gusta; es más cómodo,
pero no es algo
de lo que esté orgullosa'', dijo. Sugrañes, de
origen español, aseguró que
``los hispanos piensan que dominan el español, pero, por
lo menos, lo
escriben mal. El español de El Nuevo Herald es fatal'',
ejemplificó
Sugrañes.
Desde este punto de visto, dijo Sugrañes, ``Miami puede
perder la
ventaja comparativa de ser una ciudad bilingüe, porque el
spanglish no
funciona para hacer negocios con Sudamérica''.
A pesar de haber trascendido el lenguaje oral, es difícil
emprender una
codificación oficial del spanglish. ``Aunque tuviéramos
un diccionario,
inmediatamente pasaría a ser obsoleto'', argumentó
Barbara Pearson,
subrayando el dinamismo del spanglish como lengua de contacto.
En Miami, sin embargo, Bill Cruz y Bill Teck se animaron a lanzar
un
libro que llamaron Diccionario oficial del spanglish. La empresa
fue una
consecuencia de la página de cubanoamericanismos que Cruz
publica en
la revista Generation ñ, dirigida por Teck.
``Muchas palabras en spanglish están en camino de ser legitimadas'',
dijo
Cruz, según quien algunas palabras se abrirán camino
hasta el diccionario
castellano, como lo ha hecho bistéc (del inglés
beef steak), porque ``los
lenguajes siempre están cambiando''.
Pero el proceso hacia la castellanización puede ser lento.
``La Real
Academia de la Lengua Española es muy subjetiva sobre
qué es lo que
se admite y qué es lo que no se acepta'', dijo Ana Roca.