Aniversario 45 del refuerzo de El Marabuzal
Una arriesgada operación que burló al enemigo y fortaleció la guerrilla
PEDRO MORA
Grupo de combatientes del refuerzo de El Marabuzal: Nano Díaz,
OrestesÁlvarez, Raúl Perozo, Pepín Quiala, Miguel
Ángel Ruiz
Maceiras, Reynerio Jiménez, Alberto Vázquez, Pepín
Lupiáñez y
Abelardo (Furry) Colomé.
"Hemos vuelto a ser casi tantos como los que fuimos cuando el
Granma. No hay fuerza humana capaz de derrotarnos."
Esta sabia valoración del Comandante en Jefe cuando recibía
el refuerzo
de El Marabuzal el 25 de marzo de 1957 en la Sierra Maestra, quedaría
demostrada en el decursar de los días y evidencia la trascendental
importancia
del grupo para el fortalecimiento de la guerrilla y el definitivo triunfo
revolucionario.
El arribo de los combatientes, armados, uniformados y con
determinadas provisiones, venía a materializar acuerdos emanados
del encuentro que sostuvieran Fidel y Raúl con la dirección
del
Movimiento 26 de Julio entre el 16 y 19 de febrero de 1957 en la
finca de Epifanio Díaz en el lomerio oriental.
En las conversaciones participaron junto a ambos jefes
revolucionarios, Frank País, Armando Hart, Celia Sánchez,
Haydée
Santamaría, Faustino Pérez y Vilma Espín. Los temas
abarcaron el
apoyo priorizado del movimiento a la lucha guerrillera en las
montañas, lo cual incluía el envío de un contingente
armado de
refuerzo en preparación por Frank en Santiago de Cuba, y las
medidas que Celia debía adoptar en Manzanillo para garantizar su
recibimiento y traslado a la montaña.
Durante este importante encuentro en la Sierra, Fidel conoce
personalmente a Celia, la Heroica combatiente que en medio de la
más elevada vigilancia enemiga y cruel represión había
cumplido la
difícil misión de garantizar la retaguardia guerrillera.
Teniendo en cuenta esas circunstancias, el refuerzo de El
Marabuzal revitalizó la guerrilla y reforzó la confianza
en el triunfo.
Uno de los protagonistas principales, Felipe Guerra Matos,
combatiente que desempeñó un papel relevante en esos días,
expone sus vivencias:
"Yo había llegado de Río Cauto a Manzanillo en 1955 pues
trabajaba
en la comercial Cayamas S.A. Tan pronto arribé hice contacto con
los compañeros del 26 de Julio. Muy especialmente con Nardi
Iglesias, Beto Pesant, César Suárez, Lalo Vázquez,
es decir un
grupo de revolucionarios del Movimiento en Manzanillo."
En ese tiempo, "Guerrita" en coordinación con Caro Riera también
llevó a la Sierra a través de la finca de Epífanio,
el primer grupito de
revolucionarios que envía Manzanillo a Fidel. "Era un grupo muy
pequeño con armas disímiles, de poco calibre, pero fueron
los
primeros compañeros que llegaron a la guerrilla desde Manzanillo.
Posteriormente contacté con la compañera Celia, quien acababa
de llegar de la zona del desembarco del Granma y así comienzo a
trabajar bajo sus órdenes, a recoger dinero con los arroceros y
fui
entrando en todas las actividades revolucionarias".
"Después de la entrevista del periodista Hebert Matthews el 17 de
febrero de 1957 en la Sierra Maestra, recogí a los compañeros
de la
dirección del 26 de Julio, en la finca de Epifanio, los traje para
Manzanillo y por la noche nos reunimos en mi casa. Frank me
explicó que estaba en marcha una operación para enviar refuerzo
de hombres y armas a la Sierra Maestra, en la cual yo tenía que
participar junto con Celia. Explicó que sería más
compleja que lo
realizado por mí cuando la entrevista de Matthews".
¿Resultó usted el factor principal?
"Yo no fui el factor fundamental, yo formaba parte de una cadena,
en la cual no hubo eslabones débiles, todos fueron fuertes. El factor
en este caso fundamental, fueron Frank y Celia Sánchez. Ese
papel en la historia les corresponde a ambos compañeros por su
carácter, inteligencia, disciplina, organización, valor y
temeridad."
Refiere que la idea inicial era llevar a los revolucionarios del
refuerzo a una finca arrocera "pero falló y tuve que realizar
consultas con la máxima dirección del Movimiento 26 de Julio
en la
provincia de Oriente, o sea, directamente con Frank".
"Me trasladé inmediatamente a Santiago de Cuba y el día 23
de
febrero de 1957 en la casa de Duque de Estrada le expliqué a Frank
País la situación. Las indicaciones fueron que consiguiéramos
varias casas en Manzanillo para concentrar a los compañeros y así
lo hicimos, bajo la acertada dirección de Celia".
Felipe Guerra Matos recuerda los cambios que se vio obligado a
realizar el Movimiento 26 de Julio en Oriente para garantizar la
operación de refuerzo, una vez conocida esta situación.
Movimientos detectados por el SIM en la ciudad y llegados a oídos
de la dirección revolucionaria manzanillera influyen en la decisión
de concentrar el refuerzo en la arrocera de Manuel Gutiérrez, donde
era mayoral el hermano del revolucionario Héctor Llópiz,
el cual
jugó un papel importante.
Por distintas vías continuaron llegando desde Santiago de Cuba a
partir del 27 de febrero, numerosos combatientes a la casa de
Guerra Matos.
"Posteriormente eran trasladados en un pisicorre que yo tenía a
El
Marabuzal, donde Celia los recibía, los vacunaba y les entregaba
útiles de campaña.
"A partir del día 27 se concentraron en aquel lugar alrededor de
60
compañeros, algunos enfermaron, otros los mandaron a buscar
desde Santiago y en definitiva quedaron 52 en total."
Precisa cómo jugaron un papel fundamental y arriesgaron sus
vidas quienes tuvieron la misión de trasladar a los jóvenes
desde
Santiago de Cuba: "especialmente Vilma Espín y Asela de los
Santos hubo veces que dieron dos y tres viajes. También
participaron Luis Felipe Rosell, María Julia, Anita Céspedes,
Vivero
Muñiz, Armando García y otros".
La operación, indudablemente, resultó muy arriesgada, pues
se
realizó a pocos metros de la carretera Manzanillo-Yara y cercana
a
la cárcel manzanillera. Allí también llegaron las
armas desde la
indómita ciudad.
"Frank vino vestido de camionero en un carro cargado de naranjas,
con el chofer Juan José Otero, entre el seis y ocho de marzo,
también venía Bebo Hidalgo. Entramos el camión en
un almacén
del molino arrocero donde yo trabajaba y le pusimos candado.
Como a las doce del día echamos las armas en el camión de
botar
las cáscaras de arroz y entre Frank y yo las llevamos a El
Marabuzal cerca de las nueve de la noche, pasando por el puesto
de los vigilantes de carretera. Un guardia llamado Osorio me
preguntó qué hacía y le respondí que iba a
botar pajas de arroz."
Frank partió para Santiago de Cuba alrededor de los días
11 ó 12 y
al llegar es detenido por las fuerzas de la tiranía y después
puesto
en libertad.
"El 13 de marzo ocurre el heroico asalto al Palacio Presidencial, se
recrudece la represión y me veo obligado a adoptar una serie de
medidas encaminadas a salir lo antes posible para la Sierra.
Acordamos tener esperándonos dos camiones en la arrocera Roca
y Álvarez y que yo llevara otro para transportar el refuerzo", precisa
Guerra Matos.
No olvida que en la despedida del grupo de nuevos combatientes
aquella noche lluviosa estuvieron presentes Armando Hart Dávalos,
Haydée Santamaría y Celia Sánchez Manduley.
"A las ocho de la noche salimos de El Marabuzal y a las nueve
estábamos montados en los camiones con el fin de llegar a
medianoche a la finca de Epifanio Díaz. Transbordamos en un
canal pero llovió fuerte y los carros se atascaron en la arrocera
de
Mario León y tuvimos que abandonarlos para seguir a pie
internándonos por la finca de Luis Lao en la zona de Biajaca, cerca
de Cayo Espino.
En días pasados, cuando visitó el mismo sitio donde se gestó
la
importante misión, Felipe Guerra Matos diría al periódico
Granma:
"Nos sentimos orgullosos y felices de que esa operación llegara
al
éxito y que el refuerzo como se había previsto lo recibieran
Fidel y
los demás combatientes, grupo que ayudó a formar la Columna
Uno e impulsó a nuestro glorioso Ejército Rebelde. Fue para
mí la
misión más importante cumplida, entre todas las que me ha
confiado la Revolución".