Aquellos jóvenes del 13 de Marzo
PEDRO A. GARCÍA
El carro de la vanguardia frena frente a la puerta del Palacio
Presidencial. Carlos Gutiérrez Menoyo se lanza fuera y con su
ametralladora barre la guardia. Faure Chomón se apea de un
segundo carro, seguido por Wangüemert, Ubaldo Díaz y Abelardo
Rodríguez. Faure es herido; Carlos y un grupo de jóvenes
logran
entrar en la planta baja.
Los defensores de Palacio ceden ante el empuje de los
revolucionarios y se refugian en los pisos superiores. Los
combatientes del Directorio alcanzan la segunda planta. Hacia el
ala izquierda se dirigen Carlos, Wangüemert, Luis Almeida, Pepe
Castellanos y Luis Goicoechea. El otro grupo —Menelao Mora,
Carbó, Machadito, Adolfo Delgado, Esperón, Ubaldito y Abelardo—,
avanzan hacia la derecha.
EL MÁS JOVEN
Tal vez nunca sabremos cómo murió Ormani Arenado. Algunos
afirman que cayó a la entrada del Palacio; otros, que fue al bajarse
del camión. Había nacido en Pinar del Río, el 16 de
diciembre de
1936. Faure lo recuerda "con su cara de imberbe, sencillo y
tranquilo. Tan joven era que sentí deseos de evitar que empuñara
un arma aquel día, pero el respeto que me merecía no me lo
permitió".
"Estudiaba arquitectura, lo mismo que José Antonio. Se
caracterizaba por su seriedad, su responsabilidad, entereza y
carácter. Inmediatamente forma parte de la sección de Acción
del
Directorio. Cuando se designan coordinadores provinciales, José
Antonio lo nombra para Pinar del Río".
Muy fraternal, se destacó por la organización que logra en
su
provincia por su espíritu unitario. "Así Ormani fue vertebrando
con
otros compañeros la unidad y conformando el combativo
destacamento pinareño que participó en el levantamiento del
13 de
Marzo".
"YO CUBRIRÉ LA RETIRADA"
Briñas cae con un balazo en el pecho, en brazos de Carbó.
Machadito asciende por la escalera. Carlos exclama: "Muchachos,
ya estamos en el tercer piso, vamos". Machadito le alerta de que
son necesarios refuerzos. Carlos se dirige por el pasillo a la
escalera que va para la planta baja. Quiere llamar a los
compañeros que están allí. Lo acompaña Castellanos.
No advierten
que se exponen a los francotiradores del tercer piso y caen
atravesados por las balas.
La operación de apoyo, imprescindible para el éxito, no ha
comenzado a funcionar. Faltan hombres y parque para seguir
combatiendo. Los combatientes, casi todos heridos, se consultan.
Machadito dice: "Yo cubriré la retirada, cuando comience a
disparar, retírense inmediatamente, yo seré el último".
EL DEPORTISTA
Gustaba de la poesía de Miguel Hernández. En el béisbol,
se
destacaba jugando el jardín central y le comparaban con
profesionales de la época. También se distinguía como
backfield en
el fútbol americano. Se nombraba José Machado, aunque todos
le
conocían como Machadito, y había nacido en Manzanillo el
19 de
septiembre de 1932.
Faure Chomón lo llama, entre tantos bravos que combatieron ese
día, el Héroe del ataque a Palacio. "Hizo todo lo que había
que
hacer. Se destacó con el arma en la mano, en el lanzamiento de
las bombas de dinamita. Es el primero que sube hasta el tercer
piso por la escalera, se da cuenta de que está solo y regresa a
comunicarle a Carlos que hacen falta más combatientes".
"Cubrió la retirada a los compañeros. Baja, se retira y cuando
se
percata de que falta su amigo del alma, Juan Pedro Carbó, vira
para atrás a buscarlo, entra de nuevo en Palacio y empezó
a gritar
su nombre. Eso fue increíble. Él y Evelio Prieto, que iba
herido en el
rostro, se encontraron con un oficial batistiano, que les sacó un
arma, Machadito lo desarmó y le respetó la vida".
Semanas después, el 20 de abril, sería capturado por policías
batistianos, no portaba arma alguna y tenía los tobillos fracturados.
"No nos mate..., estamos desarmados", les dijo. Una ráfaga de
ametralladora fue la respuesta. Después, lo remataron fríamente.
LA TOMA DE RADIO RELOJ
Joe porta un M1; Fructuoso, una Máuser; José Antonio va con
su
pistola. El Moro y Pedro Martínez Brito se quedan en el
masterÄcontrol de Radio Reloj, controlando también el elevador
y la
escalera. Tras los partes falsos, confeccionados con antelación,
se
anuncia la alocución de José Antonio: Pueblo de Cuba. En
estos
momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el
dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del
Palacio Presidencial...
Cuando termina la acción, dice: "Moro, ya yo puedo morirme
tranquilo, vámonos".
EL MÉDICO
Su nombre era José Assef, pero sus amigos le llamaban
cariñosamente "El Moro". Ya se había destacado en Ciego de
Ávila,
donde había nacido el 6 de diciembre de 1934, por su combatividad
dentro de la Juventud Ortodoxa y como presidente de la Asociación
de Estudiantes del Instituto. En la Universidad se vincula a la
tendencia más revolucionaria, partidaria de la lucha armada.
Faure recuerda: "El Moro participaba activamente en las
manifestaciones contra la tiranía, en los enfrentamientos con la
policía, cuando José Antonio eslabona la táctica de
no dejarnos
disolver, no dejarle la calle a la policía, sino disputársela
con los
puños. Teníamos el propósito de foguear a los compañeros
para
irlos preparando psicológicamente para el combate".
"Cuando entramos en la clandestinidad, situamos al Moro Assef
junto a José Antonio para ayudarlo en todo lo que fuera necesario
y
como uno de los compañeros que le daba protección. Fue el
vínculo entre el Jefe de Acción (Faure) y el Secretario General
(José
Antonio), cuando por las imposiciones lógicas de la clandestinidad
era imposible para ambos contactar personalmente".
Después del triunfo ocupó varias responsabilidades. Pero
en
aquellos años, la mitad de los médicos existentes en Cuba
abandonaron el país. "Hizo reflexiones sobre cómo él
iba a ser más
útil a la Revolución y qué debía hacer. Llegó
a la conclusión de que
debía terminar la carrera de Medicina. Y se dedicó de lleno
a
estudiar. Fue un gran alumno, uno de los mejores expedientes de
su curso, y se hizo especialista en Ortopedia".
Assef falleció el 4 de diciembre del 2001. En el campo de la
Medicina siguió siendo el mismo combatiente ejemplar de las lides
estudiantiles contra la tiranía.
EL CAMINO DE LA LIBERTAD
Antes de partir para el levantamiento del 13 de Marzo, José Antonio
había escrito: "Si caemos, que nuestra sangre señale el camino
de
la libertad. Porque, tenga o no nuestra acción el éxito que
esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar
en la
senda del triunfo".
No se equivocó el heroico Presidente de la FEU. Y en un Enero
victorioso, tal como él quería, la Revolución llegó
al poder libre de
compromisos e intereses, e instauró el programa de justicia social,
de libertad y de democracia, de respeto a las leyes justas y de
reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos, que él
siempre propugnó.