El Nuevo Herald
7 de marzo de 2001

Productora cubanoamericana defiende el trabajo de la cadena CNN en la isla

Según Patricia Vila, la cadena es criticada en Miami y en La Habana

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Meses después de concluir sus labores en Cuba como productora de noticias de
la cadena CNN, la cubanoamericana Patricia Vila continúa bajo el asedio de la
misma pregunta que le formulan los interesados en su experiencia profesional
dentro de la isla: ¿Qué va a pasar allí en un futuro sin Fidel Castro?

"Es la pregunta del millón de dólares'', comentó Vila, de 32 años, actualmente
becaria de un programa investigativo en la Universidad de Michigan. ``Nadie
puede hacer un pronóstico certero de lo que va a suceder: una transición
pacífica, un viraje radical o una guerra civil, todo puede pasar...''

Vila se incorporó el pasado septiembre al programa académico en Ann Arbor,
Michigan, tras una estancia de más de tres años en la isla, donde compartió
faenas periodísticas junto a la corresponsal Lucía Newman. Un período que
estuvo lleno de tensiones y retos profesionales de todo tipo, pero que no vacila
en calificar como ``la mejor inversión humana'' de su vida.

"Fui con la idea de hacer mi trabajo lo mejor posible, a todo riesgo, explorando
la noticia aunque molestara al gobierno cubano y me expulsaran del país'',
explicó.

Pero la periodista, graduada en la Universidad de Barry en 1993, está convencida
de que en lo referente al tema de Cuba es imposible complacer a todo el mundo.
Sabe que tanto CNN como su colega Newman (``una de las periodistas más
exigentes y laboriosas que he conocido'') tienen miles de detractores en la
comunidad cubana exiliada.

"En Miami nos acusaban de hacer noticias 'flojas' respecto al régimen de Cuba;
en cambio, allá nos decían que éramos 'duros' (...) Yo asumí que estábamos
haciendo una labor objetiva'', argumentó.

Vila llegó por primera vez a Cuba en el verano de 1994, durante la crisis de los
balseros. Luego retornó con equipos de periodistas en varias ocasiones hasta
que la CNN fue autorizada a establecer su oficina en La Habana, en 1997.

"La generación joven habla cada vez menos de política y lo que desea es poder
trabajar en una Cuba libre, disfrutar, poder viajar libremente como cualquiera de
nosotros'', explicó Vila, que piensa escribir un libro sobre su experiencia en
Cuba.

Desde 1997, la joven productora estuvo en el vórtice de los acontecimientos que
pusieron a La Habana en el foco de la atención mundial: las bombas en los
hoteles turísticos habaneros, la visita del Papa Juan Pablo II en 1998, el juicio
contra los disidentes del llamado Grupo de los Cuatro, la IX Cumbre
Iberoamericana y el viaje del Rey de España en 1999, el caso del niño Elián
González...

"Cuba es una sociedad controlada, y era casi seguro que nuestras oficinas
estuvieran llenas de micrófonos e interceptados los teléfonos, pero si vives
pensando en eso te vuelves loca y no puedes trabajar'', relató. ``Puedo decir que
no me sentí acosada''.

Al mismo tiempo que frecuentó los eventos oficiales y llegó en varias ocasiones
hasta el propio Fidel Castro, Vila aprovechó también para entremezclarse con
sus familiares y compatriotas, escuchar sus preocupaciones, hablar con
connotados disidentes y con anónimas jineteras.

Vila afirmó que en esos años evitó las relaciones sentimentales y priorizó el
trabajo. En 1998, durante el juego en La Habana entre los Orioles de Baltimore y
la selección nacional cubana, conoció al periodista mexicoamericano Jim Avila,
residente en Chicago, con quien contraerá matrimonio este año.