PABLO ALFONSO
El Nuevo Herald
De Estados Unidos a Europa, de Miami a Washington, el arresto
del ex
dictador chileno Augusto Pinochet ha desatado una ola de peticiones
para que el gobernante cubano Fidel Castro sea sometido a un
proceso
judicial similar.
Ocho congresistas estadounidenses, varios medios de prensa, analistas
políticos y organizaciones intermedias, coincidieron en
solicitar el arresto
de Castro, comparando su dictadura con la del régimen
de Pinochet.
Pinochet, de 82 años, fue arrestado el viernes en Londres
a pedido del
juez español Baltazar Garzón, quien investiga el
asesinato de 94
ciudadanos de varias nacionalidades durante el régimen
del ex dictador.
El diario The Wall Street Journal, en su editorial del martes
titulado
``Arresten a Castro'', instó a España a arrestar
al gobernante cubano,
que ese mismo día se encontraba en Madrid tras participar
en la VII
Cumbre Iberoamericana celebrada en Oporto, Portugal.
``Sus asesinatos y violaciones de los derechos humanos empequeñecen
hasta las denuncias más exageradas contra el general Pinochet'',
dijo el
influyente diario neoyorquino. ``De hecho, los planes subversivos
de
Castro en América Latina fueron la verdadera raíz
del salvajismo que
asoló la región en la década de 1970''.
``Sus intentos por propagar la revolución dieron vida a
las salvajes
dictaduras militares que otrora mancharon el panorama latinoamericano'',
subrayó el editorial.
El diario señaló que si el mundo fuese a iniciar
una ``revancha en masa''
contra dictadores que dejan caer sus defensas, ``habrá
muchísimos
menos dictadores dispuestos a entregar el gobierno a los demócratas
de
sus naciones''.
``Más todavía si quienes se aferran con salvajismo
al poder, como Fidel,
se pavonean jactanciosos'', dijo.
Por otra parte, ocho congresistas estadounidenses, en una carta
enviada
el martes al presidente Bill Clinton, reclamaron que se dispongan
las
medidas para arrestar y pedir la extradición del ``tirano
cubano'' por
``entre otros crímenes, el asesinato de ciudadanos americanos
sobre el
Estrecho de la Florida el 24 de febrero de 1996''.
``Pedimos que instruya a la Fiscal General a que revise los esfuerzos
de
los tribunales españoles para extraditar a Pinochet, y
que tome pasos
definitivos para poner al tirano cubano a disposición
de la justicia por el
asesinato de Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña
y
Pablo Morales''.
La petición está firmada por los congresistas Lincoln
Díaz Balart (R) e
Ileana Ros-Lehtinen (R) por la Florida; Robert Menéndez
(D) por
Nueva Jersey; Jerry Salomón (R), Peter King (R) y Mike
Forbes (R)
por Nueva York, y Bill Thomas (R) y Dana Rohrabachee (R) por
California.
Los congresistas explican en su misiva que, así como Manuel
Noriega,
ex dictador de Panamá, fue llevado ante la justicia y
cumple su condena,
``un encausamiento contra Fidel Castro es necesario, dada su
responsabilidad por los asesinatos de decenas de miles de personas
en
Cuba, América Central y otros sitios'', y por el entrenamiento,
financiamiento y apoyo al terrorismo y su participación
en el narcotráfico.
Aducen que ``esos crímenes'' proveen la base para la actuación
del
Departamento de Justicia.
Por su parte, Castro, respondiendo a los comentarios de la prensa,
descartó toda posibilidad de que un día tenga que
enfrentar el mismo
destino que Pinochet.
``Pertenezco a una estirpe que difícilmente puede ser arrestada
en
ninguna parte, no sólo por lo moral, sino por la historia
de toda mi vida'',
dijo Castro, quien habló durante hora y media el lunes
desde el escenario
del Teatro Romano de Mérida, Extremadura, ante casi un
centenar de
periodistas.
Castro comentó que ``no se debe convertir a Pinochet en
un mártir'',
porque ``su tiempo ha pasado'' y, aunque la detención
del general chileno
es ``moralmente justa'', resulta ``legalmente cuestionable y
supone una
amenaza para la situación en Chile''.
Castro dijo que no tiene miedo de que algún día
le pueda suceder a él
algo similar, porque su caso no es comparable con el de Pinochet,
pues
se ha movido con libertad por el mundo a pesar de los centenares
de
atentados que se han organizado contra él.
``Yo voy adonde me dan visa'', dijo.
Castro recordó que los chilenos son tradicionalmente muy
celosos de las
leyes y de su soberanía, ``más que cualquier país
de Iberoamérica'', y
que la detención de Pinochet puede provocar que ``se junte
la derecha,
que es fuerte'', mientras que creará una situación
difícil en las fuerzas
progresistas.
Para el líder cubano, ``sería moral que la misma
suerte que Pinochet la
corrieran todos los que participaron en la gestación y
realización del
golpe contra [Salvador] Allende''.
En Madrid, el columnista del diario ABC, Jaime Campmany, afirmó
que
entre Pinochet y Castro, como entre Stalin y Hitler, no hay diferencia
moral alguna.
``Ambos son responsables de genocidios y de asesinar las libertades'',
subrayó.
La única diferencia que podría apreciarse, señaló
Campmany, sería una
diferencia cuantitativa, en muertos, en cautivos, en torturas,
en años.
``Y si ahí se aplica una diferencia ideológica,
dictador de izquierdas,
dictador de derechas, se cae en la misma abyección, en
la justificación
ideológica del crimen de Estado'', subrayó Campmany.
En Miami, Roberto Rodríguez Aragón, presidente de
la Junta Patriótica
Cubana, dijo que miembros de la organización se reunirán
hoy para
discutir los próximos pasos con el fin de diseñar
una estrategia legal
destinada a plantear el arresto de Castro por sus delitos de
lesa
humanidad.
Agenda Cuba también coordina una campaña en ese
sentido, y está
procurando canalizar sus esfuerzos junto a los de otras organizaciones
del exilio, por lo que pronto dará a conocer un plan conjunto.
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