Muere testigo clave en el caso Posada
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
El hombre que conocía los pormenores sobre el atentado a un avión cubano en 1976, se llevó sus secretos a la tumba.
Orlando García Vázquez, veterano de la II Guerra Mundial y figura clave de la inteligencia venezolana durante décadas, falleció el domingo en el Hospital de Veteranos de Miami, a los 78 años.
El fallecimiento de García ocurrió a causa de la fibrosis pulmonar que lo debilitó por los últimos años. Su estado de salud se agravó el 8 de julio, cuando sufrió un infarto y tuvo que ser hospitalizado.
''Fue una personalidad que dejó una huella en la historia de Cuba y de Venezuela'', expresó anoche su viuda Lucy Querales-García en Kendall. ``Se dijeron muchas infamias sobre él por razones políticas, pero la verdad es que fue un hombre extraordinario que murió pobre''.
El nombre de García se ha mencionado insistentemente en los medios de comunicación desde la entrada y arresto en Estados Unidos del militante anticastrista Luis Posada Carriles. En documentos se le presenta como un testigo imprescindible en la investigación del derribo de la nave de Cubana de Aviación con 73 pasajeros a bordo, atribuido a Posada y un grupo de colaboradores cercanos.
Al ocurrir la explosión de la aeronave, García encabezaba la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) en Venezuela y fue designado por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez para dirigir la investigación del caso.
El pasado mayo El Nuevo Herald le entregó un cuestionario sobre su relación con Posada y otros temas, pero nunca lo respondió.
''El lo sabía todo [sobre el caso del avión] y estuvo al tanto hasta el último momento de lo que estaba saliendo en la prensa y los noticieros, murmuraba acerca de lo que era verdad y lo que era mentira, pero no tenía energías ya para enfrentar un debate público'', recordó Querales-García, su esposa desde 1986.
Nacido en La Habana en 1927, García fue enviado a los 12 años a EEUU, donde cursó la enseñanza media y, poco después, se alistó en el ejército para combatir en la II Guerra Mundial. Retornó a Cuba en 1946. Allí fundó una organización de veteranos y se vinculó a los grupos de acción de la llamada ''guerra gansteril'', atribuyéndosele la muerte del legislador Alejo Cossío del Pino, ministro de gobernación durante la presidencia de Carlos Prío Socarrás (1948-1952).
Tras el golpe militar de Fulgencio Batista, se exilió en Costa Rica. Luego regresó a la isla y en 1959, tras la llegada de Fidel Castro al poder, marchó a Venezuela a solicitud del presidente Rómulo Betancourt (1959-64) para dirigir DIGEPOL (antecesora de la DISIP) y, más tarde, convertirse en máxima figura de los servicios de inteligencia y consejero de asuntos de seguridad durante los períodos presidenciales de Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-93).
''La relación con Carlos Andrés fue de compadres'', recordó la viuda. Pérez entabló fuerte amistad con García cuando ambos coincidieron en La Habana y Costa Rica.
García fue destituido de su cargo como jefe de la seguridad de Pérez en 1991 por acusaciones de estafar al gobierno venezolano en un contrato de suministro de material bélico mediante una compañía suya radicada en Miami.
Desde entonces se radicó en esta ciudad.
Además de la esposa, lo sobreviven sus hijos Rolando Manuel, Olga y Osvaldo Andrés, todos de anteriores matrimonios, y 11 nietos.
Su cadáver estará expuesto hoy, de 6 a 8 p.m., en la Funeraria Ferdinand, en el 2546 SW 8 St, Miami. Mañana habrá una misa de cuerpo presente en la Iglesia St. Raymond, 3475 Sw 17 St.