La Habana --(AFP)-- Al menos cuatro personas viven en La Habana
a
expensas de cada ``jinetera'' (prostituta), que actualmente son
el blanco
de una ofensiva para evitar su proliferación, según
trascendió en un
reciente encuentro de la Comisión Nacional de Prevención
y Atención
Social.
``Hoy nos pasa que el proceso legal se demora demasiado, y no
está en
correspondencia con la cantidad de proxenetas que tenemos en
la calle'',
dijo el primer secretario del gobernante Partido Comunista (PCC)
en
Ciudad de La Habana, Esteban Lazo, citado por el semanario Juventud
Rebelde.
Agregó que ``el 60 por ciento de las prostitutas tienen
uno o varios
[proxenetas], y mientras no actuemos con energía contra
todos los que
se aprovechan de la prostitución, `el marido', el botero
[taxista privado],
el dueño de la casa de cita, los padres que incitan a
la práctica, no
acabaremos con el fenómeno''.
La Habana, además de ser la capital cubana, es uno de los
mayores
polos turísticos del país, lo que provoca la mayor
concentración de
prostitutas en busca de oportunidades.
El famoso balneario de Varadero, 150 kilómetros al este
de La Habana,
fue ``limpiado'' hace dos años de prostitutas, pues la
inmensa mayoría no
eran residentes en el lugar, y fueron devueltas a sus provincias
de origen.
La prostitución no está penada por las leyes cubanas,
aunque sí lo están
todas las actividades asociadas a ella, cuyas condenas fueron
endurecidas recientemente en el código penal.
``Con el proxeneta, que muchas veces trae a las muchachas de
provincia, hay que pecar por exceso, porque va acabar con nosotros,
con la revolución, si no damos un escarmiento'', dijo
Lazo en la reunión.
Añadió que ``si queremos cortar por lo sano debemos
ser enérgicos, y
cuando las medidas sean ejemplarizantes esos bandidos no vienen
más''.
Los participantes en la reunión estuvieron de acuerdo en
que, aunque el
enfrentamiento policial a ese tipo de delito debe ser mayor,
otros
sectores de la sociedad deben también participar.
``No podemos llenar al país de policías y la solución
definitiva no será
represiva, pero tenemos conciencia de que hemos estado durante
mucho
tiempo persuadiendo y ya hay síntomas de cierto irrespeto,
de burla a la
ley que no podemos permitir'', dijo Lazo.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald