Por Carlos Batista
LA HABANA - - Silenciosos, dispersos y asimilados en una gran cazuela nacional
de españoles, africanos y chinos, los japoneses cumplen 100 años
en Cuba con una
presencia discreta, que ha dejado sin embargo algunas huellas en la agricultura
y la
pesca.
Dos colaboradores del Centro de Estudios de Asia y Oceanía (CEAO)
determinaron por un registro migratorio del Diario de la Marina que el
9 de
septiembre de 1898 llegó a Cuba el primer japonés con planes
de establecerse en la
isla, para fomentar una comunidad que llegó a acoger alrededor de
1.000 de
inmigrantes nipones.
Según la investigación de José Ramón Cabrera
y Carlos Miguel Roque, el japonés
Y. Osuna llegó en esa fecha a La Habana a bordo del vapor Orizawa,
proveniente
de Veracruz, México.
Otros japoneses siguieron a Osuna como parte de un fenómemo migratorio
que se
produce en Japón tras la restauración Meiji, con particular
fuerza hacia América, y
dentro de esta a México, Brasil, Perú y Argentina.
La emigración japonesa a Cuba, que llegó a sumar unos centenares
de personas,
estaba compuesta básicamente por hombres, que formaron familia con
cubanas, y
se adaptaron a las dieta local, toda vez que muchos ingredientes de la
cocina
japonesa son imposibles de conseguir en la isla.
Esa asimilación estuvo también agudizada por la dispersión
de los inmigrantes que,
salvo excepciones, llegaron a 13 de las 14 provincias actuales de Cuba.
No obstante se registraron algunos intentos de agrupamiento. Después
de 1914,
Kogawa Fujishiro formó una Asociación de Productores en tierras
del central
azucarero Constancia, en la actual provincia de Cienfuegos.
En 1920 varios inmigrantes integran otra agrupación para cultivar
la tierra también
en Cienfuegos, mientras que otro grupo se dirige a Islas de Pinos, una
ínsula poco
fértil al sur de La Habana.
Actualmente se llama Isla de la Juventud, y en ella los japoneses formaron
las
primeras cooperativas de producción agrícola de que se tenga
noticia en Cuba, e
introdujeron el uso del abono químico.
La creciente comunidad japonesa tuvo sin embargo sus años negros
en la época de
la Segunda Guerra Mundial, cuando la emigración nipona fue paralizada
y los
radicados en Cuba fueron detenidos en campos de concentración en
Isla de Pinos y
en La Habana.
Según las investigaciones, el fin de la guerra y de la concentración
no terminó con
las tensiones con Japón, que recién llegaron a su fin en
1959, cuando la revolución
de Fidel Castro llegó al poder y normalizó las relaciones
con Tokio y se restauró la
emigración, aunque en menor medida.
Es en esa época que se establece la cooperación pesquera
entre los dos países y
llegan nuevos inmigrantes nipones, aunque a ritmo lento.
La actual colonia japonesa en Cuba es de poco más de 1.000 personas,
según un
censo de la Asociación de la Colonia Japonesa que dirige el empresario
Francisco
Miyasaka, un cubano descendiente de japoneses o un japonés de segunda
generación, según como se mire.
De esas personas, sólo 25 son de primera generación, es decir
inmigrantes, 15 de los
cuales llegaron antes de 1959 y tienen entre 85 y 95 años de edad.
Otros cinco se
establecieron en la isla después del triunfo de la revolución.
Aunque el asentamiento japonés más conocido es el de Isla
de Pinos debido a la
popularidad del agricultor Mosaku Harada y su familia (12 hijos, 20 nietos
y
bisnietos, en total 46 miembros), La Habana es "plaza fuerte de los japoneses
en
Cuba", con 221 personas, el 22.6% de la comunidad nipona.
Además del agricultor Harada, el otro japonés que alcanzó
popularidad en Cuba fue
el horticultor Kenji Takeuchi, quien por encargó desarolló
el orquideario de Soroa, en
la provincia de Pinar del Río (oeste), donde cultivó más
de 700 especies de estas
flores.
Impresionados por la afabalidad japonesa, admiradores de la tecnología
de sonido
Sony y Sanyo, amantes del cine de Akira Kurosawa, las historias de samurais
y
ninjas, los cubanos están desarrollando una jornada de 10 días
para festejar el
centenario, que incluye actividades teóricas, culturales y hasta
festivales de música
salsa, muy popular en Japón.