Derrotado el huracán mercenario
Siguiendo las huellas de Dennis, Carlos Lage y otros dirigentes del Gobierno, recorrieron ayer zonas afectadas en las provincias de Cienfuegos, Matanzas y La Habana
FÉLIX LÓPEZ
MATANZAS.—Dennis, el insólito fenómeno meteorológico de julio, pasará a la historia como el "huracán mercenario". Así lo calificó el Comandante en Jefe Fidel Castro, mientras dialogaba, desde la Mesa Redonda Informativa de ayer, con Daniel Moreira, secretario del Partido del municipio de Ciénaga de Zapata, que en las cercanías de la histórica Playa Girón, explicó cómo la previsión y la organización del pueblo "derrotaron" la furia del huracán, que "desembarcó" por la costa sur de la Isla.
Los matanceros, entrenados para enfrentar la ira de la naturaleza, previeron hasta el último detalle. Estaban avisados de antemano por los pronósticos de un eficiente Instituto de Meteorología y de una Defensa Civil que, antes de la salida al mar de Dennis, emitieron 22 avisos al pueblo; mientras el líder de la Revolución y la totalidad de los dirigentes del país dedicaron todo su tiempo y energías a un solo objetivo: minimizar la desgracia, protegiendo en primer lugar la vida de los seres humanos.
En Cuba, donde los ciclones también son parte de la historia, hasta la persona más común sabe qué debe hacer ante la alarma, conoce de la fuerza de un huracán Categoría 2, 3 y 4..., sabe identificar por dónde pasa el ojo del huracán y no se confía de la aparente calma. "Pero ninguno de nosotros —decía Manuel, un humilde hombre matancero— aprendió por casualidad. Gracias a que tenemos un Fidel, un Rubiera y hasta clases televisadas sobre el tema, adquirimos conciencia del peligro".
"AVANZAREMOS A TODA VELOCIDAD"
Con ese optimismo se despidió Víctor Gaute, secretario del Partido en Matanzas, del Comandante en Jefe. Fidel, que acababa de dialogar con él desde la Mesa Redonda, lo despidió a la manera del Che Guevara: "Hasta la Victoria Siempre". Durante varios minutos, Gaute lo actualizó del paso de Dennis sobre la Ciénaga de Zapata, Jagüey Grande, Calimete, Pedro Betancourt y Unión de Reyes, antes de perderse en la llanura de la hermana provincia habanera.
A esa hora, al filo de las ocho de la noche, los 14 municipios de Matanzas estaban bajo los efectos de los fuertes vientos y una lluvia intensa. Los municipios del norte —Matanzas, Varadero y Cárdenas—, aunque más alejados del centro del huracán, soportaban vientos de más de 80 kilómetros por hora, y en la propia sede del Gobierno Provincial caían los cristales de un antiquísimo vitral. Pero en medio de ese escenario, había una noticia alentadora: ni una sola pérdida humana se había reportado en la provincia.
Gaute explicó que mucho antes de la llegada del huracán fueron evacuadas 121 822 personas (114 422 pobladores y 7 400 turistas nacionales y extranjeros). De ellos, 13 600 estaban en refugios seguros y 101 362 se autoevacuaron en casas de familiares y vecinos, fruto de una solidaridad cada vez más creciente, lo que facilita que las personas regresen rápido a sus hogares una vez terminada la fase de peligro, y se protegen mejor los bienes personales. Esa última cifra, como ha ocurrido en los demás territorios del país, no tiene precedentes.
Tan pronto colgó el teléfono, Gaute se reunió con su estado mayor y dio las últimas instrucciones: al amanecer del sábado todos saldrían a valorar los daños y a conversar con los damnificados. Los eléctricos solo tendrán 24 horas para revisar todos los circuitos y diagnosticar las averías. El pan hay que producirlo de cualquier manera. Leche hay para varios días. Los plátanos estarán todos en el piso y habrá que irse a rescatarlos. Las prioridades, dijo, estarán en la producción de energía, en los que se quedaron sin techo y en el restablecimiento de los servicios de Varadero. Manos a la obra.
EN LA RUTA DE DENNIS
Huracán, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es "una voz taína, (m) viento muy impetuoso y temible que, a modo de torbellino, gira en grandes círculos, cuyo diámetro crece a medida que avanza apartándose de las zonas de calmas tropicales, donde suele tener origen...". Dicho así, da temor. Imagínense cuando esos vientos de una fuerza extraordinaria se experimentan en medio de la tormenta.
Cuando escuchamos que Dennis saldría por un punto de la costa norte entre Santa Cruz y la parte este de la capital, decidimos recorrer la ruta del huracán a través de la carretera central. Pero no pudimos llegar siquiera al poblado de Madruga: postes y árboles en la vía lo impidieron. Por la Vía Blanca llegamos a Santa Cruz al filo de las 10:20 de la noche. Allí, con todos sus hombres, estaba Iván Ordaz, secretario del Partido de la provincia de La Habana, recibiendo partes por teléfono, dando instrucciones, al tanto de los evacuadosÁ
Así recibieron a Carlos Lage, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, que acompañado de Jorge Luis Aspiolea, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, y Fidel Figueroa, ministro de la Construcción, había recorrido pueblos afectados de Cienfuegos y Matanzas, bajo fuertes vientos e intensas lluvias. Afuera eran cada vez más fuertes las ráfagas, pero adentro se respiraba tranquilidad y calma: miles de habaneros estaban en lugares seguros, y los reportes indicaban que se iba saliendo del malvado Dennis.
En declaraciones a los periodistas, Lage aseguró que este sábado habrá que valorar los daños, pero adelantó que en su recorrido vieron muchos daños en los techos de las viviendas. En Cienfuegos, dijo, fuimos testigos de cómo trabajaron intensamente hasta la última hora. Un pueblo entero organizado. Y en todos los lugares los dirigentes, en yipis y anfibios, llegando hasta los lugares más afectados: "Este es un buen entrenamiento, para una temporada ciclónica que, evidentemente, será muy activa".
En Santa Cruz del Norte, cuando ya Dennis estaba por salir al mar, Lage
y el Comandante en Jefe intercambiaron impresiones por teléfono.
Todavía el viento hacía de las suyas, y ya conversaban de
los techos y de los niveles de agua en las presas de la región oriental.
Lage hizo una pausa y trasladó a los presentes las palabras de Fidel:
"El huracán mercenario se desmoralizó cuando chocó
con la tierra cubana"... y unos minutos después, junto al saludo
de despedida, el Comandante en Jefe daba personalmente el veredicto final:
"Este está derrotado ya".